№2

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Park Jimin  

Me dejé caer en mi sofá y solté un largo suspiro. Había estado todo el día ordenando y sacando todas mis pertenencias de las cajas. Ya era de noche y podía observar la ciudad desde mi sofá, nunca me cansaría de Seúl, aunque a veces extrañaba Busán. Justo en mi mano llevaba una foto que había encontrado por casualidad en una de las cajas de la mudanza. Era la foto que me había regalado Arianne hace muchos años en unas navidades. 

Pues sí que ha pasado tiempo...

Sonreí mientras la observaba detenidamente y leí el mensaje que ella había escrito. Me pareció muy nostálgico todo y sabía que ahora las cosas eran tan diferentes...

Dejé la foto en la caja y me levanté del sofá. Moví mi cabeza de lado a lado pues la imagen de Arianne en mi cabeza era imposible de borrar porque aún seguía sorprendido de haberla encontrado e incluso que coincidiera en que seamos vecinos.

Me acerqué a la cocina que estaba conectada con el comedor y me preparé algo rápido para comer, aunque me di cuenta que tenía que salir a comprar, ya que la nevera estaba vacía.

Mientras esperaba que el agua hirviese para hacer fideos instantáneos de nuevo me encontraba pensando en ella. Sabía que no estaba contenta de volverme a ver y lo entiendo; la dejé y durante estos años no nos hemos vuelto a ver, ni siquiera hablamos por teléfono. 

Yo lo intenté pero mis cartas o nunca llegaron o no quiso responderme. 

Pero, había algo que no me esperaba. ¿¡Cuándo había ocurrido!? Arianne siendo madre, no me lo podía creer. Eso sí que fue inesperado.

Me encontraba comiendo los fideos y solté un gruñido, no porque estaba ardiendo si no porque tenía tantas preguntas en mi cabeza que tenía la necesidad de hablar con ella.

Toqué su timbre, eran las ocho y media de la noche.

— ¡Voy! —gritó ella y escuché sus pasos acercarse —¡Hol... —abrió la puerta y al verme su sonrisa desapareció y se quedó callada. Iba con un pijama, descalza y con su pelo suelto y un poco desordenado, se veía bien de todas formas— ¿Qué quieres ahora?

Me sorprendió cómo me hablo. Debe de despreciarme bastante para hablarme de esta manera. —Hola ¿Podemos hablar?—pregunté y le mostré una sonrisa para calmar la tensión que nos envolvía.

Me miró frunciendo su ceño y apretando sus labios, luego contestó seria y rotundamente—No.

Iba a cerrar la puerta pero volví a impedírselo, escuché su bufido.

—Espera...

— Que no, Jimin. No voy a esperar, ni tampoco quiero hablar contigo más—dijo ella molesta mirándome fijamente a los ojos. Su brillo en los ojos había desaparecido y en verdad se veía agotada. —Estoy muy cansada para hablar contigo ahora, ya es tarde. 

— Solo será un momento... — lo necesitaba.

— Adiós.

Cerró la puerta y suspiré.

Al día siguiente decidí ir al supermercado que estaba justo enfrente del edificio donde compré alimentos para llenar mi nevera y unas galletas para presentarme a los vecinos. Menos mal que nadie me reconocía. Miré la hora en mi móvil, hoy era sábado y esperaba que ella estuviese en casa. 

Toqué su timbre.

—¡Voy! —me pareció divertido volver a escuchar su voz otra vez mientras se acercaba, pero de nuevo su sonrisa desapareció — Te dije que...

— Solamente voy a presentarme a los vecinos —hablé interrumpiéndola y ella miró las galletas que tenía delante. Luego me miró con la ceja fruncida.

—¿Vas a ir puerta por puerta en un edificio donde hay más de 30 vecinos?

Me preguntó y me aguanté la risa mordiéndome el labio inferior.

—No, solo quería ir a verte con esta excusa —me sinceré y ella se apoyó en la puerta mientras soltaba un bufido y rodaba sus ojos.— En serio solo será un rato y después me iré.

Murmuró algo por la bajo que no logré entender pero la miré intentando convencerla, aunque quizás ya no funcionaba mi gran capacidad de convicción con ella.

—No puedo —abrí la boca para quejarme pero ella siguió hablando mirándome molesta —Ahora no puedo, estoy esperando a alguien.—¿A quién...? Se quedó un momento pensativa pero de inmediato me miró de nuevo con su nueva cara sin expresión —Mañana, a las 10:30 de la mañana en la cafetería que hay justo al lado del supermercado.

Sonreí al ver que había aceptado hablar conmigo — ¿La cafetería esa de pastelitos y... —cerró la puerta dejándome con la boca abierta. No sabía que Arianne podría ser tan fría y borde. Antes lo era pero no tanto.

Realmente me odia.

Cogí una galleta con pepitas de chocolate y me la llevé a la boca para darle un mordisco. Qué triste... ni siquiera las había aceptado y eran sus favoritas...

  -♥-  

Perfect Man 2 » Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora