№30

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Arianne

- ¿Arianne?

Giré mi cabeza para encontrarme con el cuerpo de Jimin al final de la sala. Corrí hacía él para atraparlo en mis brazos. Él no daba crédito de lo que estaba pasando pero no pude evitar hacerlo, ya lo dije antes, me estaba dejando llevar por mis impulsos. 

- ¿Qué haces aquí? - preguntó apartándome del abrazo que ni siquiera correspondió. 

- Me enteré lo que pasó y... y 

- ¿Y qué? 

Jimin me miraba fijamente con una expresión completamente fría, sin embargo, su mirada lucía triste y cansada.  Debajo de sus ojos se podían observar ojeras seguramente por la falta de sueño y su piel estaba más pálida de lo normal. 

- Lo siento... - me disculpé agachando la cabeza. El silencio me indicó que esto estaba siendo muy incómodo para él. A los segundos escuché que soltaba el aire.   

- Te lo advertí - subí la cabeza para conectar nuestros ojos. No podía leer sus ojos, no sé que estaba pensando en ese momento- Te dije que no me buscaras. 

- Ya... Pero yo- de repente tomó mi muñeca y comenzó a andar hacía fuera del hospital. Le seguí hasta el coche donde nos metimos.

- ¿Cómo está tu madre? - rompí el hielo ya que realmente me preocupaba su estado.

- Bien. Ya esta estable. -

Jimin se dejó caer exhausto en el asiento y observé detenidamente como cerraba sus ojos.

- ¿Dónde has estado durmiendo? - pregunté al ver que la parte de atrás habían unas mantas y una almohada. Él no tenía muchas ganas de hablar y yo seguía haciéndole preguntas, lo mejor sería que me callara.

- Aquí. - respondió serio. - Puedes bajar el asiento y coger las mantas que hay detrás. Mañana tenemos que hablar.

Dicho eso, giró su cabeza para evitar cualquier contacto conmigo. Él estaba enfadado, también cansado pero está claro que le debía una sincera disculpa.

Decidí hacerle caso y dormir un poco, yo también estaba agotada. Apoyé mi cabeza contra la ventanilla y cerré los ojos para dejarme caer en un sueño profundo que no tardó en llegar.

Jimin

No podía dormir, para variar. A pesar de estar agotadísimo, tenía demasiadas cosas en mi cabeza que no me permitían pegar ojo. Estos días me lo había pasado durmiendo en el coche y no salía del cuarto donde mi madre estaba ingresada. Aunque ya estaba dando buenas señales, aún me preocupaba que pudiese ir algo mal.  

Recuerdo que me quedé despierto hasta que el cielo empezó a tornarse de naranja y cuando el sol salió, me quedé dormido. 

...

Una doctora hacía su revisión como cada mañana para comprobar el estado actual de mi madre. Me encontraba en el pasillo, a la espera que la doctora saliera y nos informara. A mi lado de encontraba Arianne sentada, en silencio y mirando a la nada. Hacía poco que nos despertamos y desayunado en la cafetería del hospital. La incomodidad y tensión seguían presentes entre nosotros. Al rato vi mi padre llegar.

- Buenos días, hijo - me saludó él, hoy se le veía más animado... - ¿Arianne? Qué sorpresa verte aquí.- Arianne le saludó de vuelta. Mi padre se veía sorprendido de que ella estuviese ahí, pero me alegro que no me haya preguntado nada al respecto. De verdad que no estaba de humor. 

- ¿Cómo te encuentras? - me preguntó él, después de que la doctora nos comunicaba que mi madre seguía inconsciente pero al menos, se encontraba estable.

Perfect Man 2 » Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora