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Maratón (5/5) 


Tarde, otra vez tarde. Esto no es nada bueno, Styles seguramente no estara de humor y yo no tengo ninguna intención de cruzarlo por ningún lugar.

Sé que tarde o temprano deberé ir a su oficina para decirle las ideas que se me ocurrieron para los diseños pero en estos momentos desearía quedarme lejos de él y todo su entorno. Tal vez estoy exagerando un poco, pero solo era un poquito, digo... No me gustaría encontrarme con mi jefe sabiendo que hace menos de tres horas he tenido un sueño erótico con él.

- Rosie, tranquilizate. No te vas a morir, todos fantaseamos con nuestros jefes - dice Nick de la otra línea. Bufo molesta mientras subo las escaleras hasta el tercer piso, me rehuso a subirme al elevador.

 - ¡Oh vamos, Nick! ¿Ahora me dirás que has tenido fantasias conmigo por ser tu superior? - Ambos estallamos en carcajadas mientras entro a la oficina dejando mis cosas.

Nick desde la otra línea se escucha intentando recuperar el aire, sin duda pasar tiempo con él es lo que mas necesito y estaría dispuesta a pedir la tarde sin embargo como he dicho; no pienso pisar la dichosa oficina.


Las horas pasan mas lentas de lo que quisiera sin embargo en estos momentos me encuentro pensando en mi padre. Lo amo, sé que él no está nada bien y no quiero perderlo, es la única familia que tengo. No quiero perder lo único que me hace levantarme por las mañanas... Si él se va, si mi padre me abandona... Ya no sé qué haré con mi vida.

Amo crear ropa nueva, amo hacer diseños que sé que muchos modelos pueden llevar en una pasarela no obstante nunca me puse a pensar si es lo que realmente quiero. Supongo que heredé ese extraño gusto de costura por parte de mi abuela materna ya que por lo que sé, ella amaba tejer y hacer cualquier clase de cosas con telas y no niego que esa vieja tenía talento. Hace menos de un año encontré entre las cosas que nos había dejado una lista de deseo (si se puede llamar así) en las que ella había tachado todos menos el último.

Recuerdo cada uno de los puntos tachados de esa hoja color café desteñido hecha retazos de tela.

El primero hablaba de pedirle ayuda a su padre para que le enseñara a coser, estaba tachado.

El segundo era aprender en talleres de costura para mejorar. Tachado.

El tercero. Crear su primer taller, tachado.

El cuarto, terminar sus estudios sobre el funcionamiento de empresas, tachado.

El quinto, el último de la lista. Hacer posible el nacimiento de su empresa de indumentaria... Sin completar.


Miro la nada pensando en aquella lista... Quizás debería completar lo que esa mujer no pudo, digo, de todas formas soy su legado y no sería malo intentar pensar que la familia de mi madre no era como lo es ella.

Decido levantar mi trasero del asiento cuando la recepcionista me llama desde la puerta, ella se disgusta con mi presencia y gracias a ello apenas logra dirigirme las palabras necesarias sin vomitar.

Ruedo los ojos agradeciendo que me dio el permiso de retirarme y largarme a la empresa  que correspondo pero toda mi alegria se va a la mierda cuando la recepcionista menciona que debo pasar por la oficina principal.

- ¿Realmente es necesario que yo en persona vaya a informarle? - Pregunto algo tensa. Ella deja de mirar sus uñas y resopla.

- No soy sirvienta de nadie - menciona antes de retirarse moviendo exageradamente lo que se podrían llamar caderas. 


Nervios, nervios y más nervios son lo que tengo con cada escalón y eso que recién he subido uno de los tres pisos que me faltan. Sé que tal vez estoy exagerando, además sé que mis piernas no resistirán subir otros dos pisos de dieciocho escalones con tacos. Pero no quiero subirme a ese ascensor por un largo tiempo.

Al llegar a la oficina veo que está con la llave echada, una pequeña risa escapa de mis labios y al ver que una modelo sale disparada con la ropa desarreglada solo logró aclarar mi garganta para entrar, creo que esta modelo era la misma de ayer.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta molesto echando para atrás su cabello.

¡Madre santa! Si en mis sueños este hombre se veía bien, ahora después de... Espera Rose, razona. No puedes estar imaginando así, más sabiendo que no está del mejor humor y en cierta forma eso genera en mí un muy mal estar.

- ¿Rosaline me estás escuchando?

 Levantó la mirada cuando lo veo apoyarse en su escritorio.

- ¿Qué? ¿¡Quiere que le diga la verdad!? -  Aprieto la cuerda de mi bolso -. Bueno le diré la verdad. Estoy muy alterada; no he dormido casi nada en estos dos días gracias a que he tenido sueños eróticos con usted y a muchos pero demasiados problemas familiares - digo bufando -. Ahora si me disculpa, debo retirarme.




Hemos llegado hasta el final, o no?  Jajaja.

Espero que le guste la sorpresa que sigue en el siguiente cap.

Bsos Vic

I'm not your stereotypeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora