Songs for us

Diecinueve. Luces.

Canción cinco: Chasing Cars. Snow Patrol.

Canción seis: A Daydream Away. All Time Low.

- No me gustan estos tacones.

Gilian bufó.

- Pues no soy el hada madrina, eso es lo que hay.

Y así, se encontró de pie en la entrada del enorme salón, con un vestido azul oscuro con la espalda descubierta y tacones a juego, más preocupada por irse al suelo que cuando usaba sus patines.

- Hey, ¿creciste? - Javier había bromeado, pero le aseguró, se veía muy bonita-. Solo espera a que Yuzu te vea.

- ¡Javi!

~

Siempre encontraba a Dalia cerca del área de comidas, la chica era delgada por la cantidad absurda de ejercicio que hacia y su metabolismo rápido. Pero, incluso para Javier, ella lucía despampanante esa noche. Como las chicas enamoradas siempre lo hacían.

Pero el tonto que correspondía el sentimiento, seguía mirándola como un perrito ansiando la comida almacenada en la parte superior de la alacena.

- Se ve muy bonita hoy, ¿verdad? - le preguntó, codeándole amistosamente.

- Siempre- Yuzuru murmuró en japonés, pero, para desgracia del chico, Javier conocía esa palabra.

Era casi un milagro observar lo que siempre había supuesto: su amiga viviendo en España y su compañero de entrenamiento calzarían como piezas de rompecabezas si se conociesen; y en efecto lo hacían. Sólo, eran tan socialmente torpes en momentos críticos, que dolía.

- Invítalo a bailar tú, Dalia. Por favor.

- ¿Qué? No puedo hacer eso, explotaría de la vergüenza.

Javier gruñó.

- Agh, ¡por el amor a Dios! ¡Ustedes dos me están matando, se los juro! -espetó fastidiado.

Todo lo tengo que hacer yo, jolines.

~

- Hola... ¿b-baile? ¿bien?

El patinador Junior coreano era una dulzura, con sus mejillas teñidas de rojo y su marcada pronunciación del inglés.

- Claro que si.

Y bailaron, se rieron de si mismos e incluso se permitieron girarse el uno al otro exageradamente. Quizás hasta el punto en el que Dalia extrañó sus patines y el hielo, más segura allí que en una pista de baile usando aquellos tacones delgadísimos.

Aún con catorce años, el chico era alto. En la pista, era un ángel, su patinaje bellísimo y de alto nivel a pesar de su corta edad. Lo más extraño de todo, era cuanto parecía gustarle que Dalia demostrase lo que podía hacer en el hielo. "Te admira" le decía Javi, pero ella seguía escéptica -aunque el niño era adorable.

Jun-Hwan Cha la giró delicadamente, y tiró ella para regresar a la posición inicial, con una mano en su cintura. Cuando apoyo su coronilla contra el chico para ocultar una risa, vislumbró a Yuzuru también en la pista.

Ajeno al mundo, él reía y charlaba entusiasmado con Evgenia Medvedeva. Ah, claro, los campeones. La pista casi pareció iluminarse solo para ellos. Con una sensación horrible en su pecho, se separó de Jun-Hwan cuando la canción terminó, y huyó hacia el área de bebidas.

Con Evgenia. Con Evgenia. Las imágenes del par no salían de su cabeza, seguía encontrándoselos juntos -y aunque sabía que eran amigos- su corazón seguía enfureciéndose.