Veintiséis. Sentimientos.

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Canción siete. Photograph. Eh Sheeran. 



El Campeón Mundial apareció durante la cena, a pesar de que todos sabían, nunca lo hacia -siempre se quedaba en su habitación y nadie lo veía hasta la mañana de la Gala. Parecía soñoliento, pero tomó su comida, aceptó cortésmente las felicitaciones y siguió a la chica acompañándole hasta una mesa vacía en una esquina.

Se rehusó a irse sin ella, aunque claramente sus ojos se cerraban por voluntad propia. Apoyó la cabeza contra el hombro de Dalia Rodríguez -la bonita medallista de plata femenina-, y cerró los ojos. Parecía simple, pero cada par de ojos en la estancia los habían mirado al menos una vez -eran conscientes de ello-; Yuzuru Hanyu estaba declarando algo silenciosamente, cada patinador entendió.

Por la mañana, sin embargo, era difuso. Yuzuru llegó acompañado de Evgenia Medvedeva y Misha Ge, y los tortolitos solo se miraron una vez en medio del calentamiento. No obstante, a la española solo le bastó una nota de Photoghaph para que la atención del japonés se perdiese en ella. De la misma forma paso con la chica cuando Hanyu se deslizó con los primeros sonidos de Notte Stelatta.

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Boyang y Shoma se acercaron a Dalia un rato después de las prácticas individuales, y los tres actuaron como viejos amigos a pesar de que cada uno hablaba idiomas completamente diferentes.

— Sostenle la Jacket— ella sugirió, riendo junto a Jason y Javier. Girando mientras tiraban del abrigo representativo del otro, Boyang y Shoma reían, notando que la sugerencia de Dalia volvía el juego más divertido.

Misha se acercó a ellos, seguido de Yuzuru, y Dalia salió disparada tras algo. Fuera de la pista, otro patinador agitaba su mano. Michael Martínez la abrazó a través de las barreras, y le dijo algo que le sacó una sonrisa.

— Amigo, tienes competencia— Misha canturreó.

Javier rió. El español sabía que no era así, pero la expresión agria del japonés valía la broma.

— Oooh. ¿Yuzu finalmente cayó por una chica?— Jason preguntó sonriente. El aludido hizo un puchero, con las mejillas arreboladas y no dijo nada. De hecho, permaneció en silencio la mayor parte de la práctica.

— ¿Qué le pasa?— Dalia le preguntó a Javier, y Misha soltó una risita junto al español.

— Es como un niño— Javier respondió—. Si no tiene la atención, eso es lo que hace: berrinche.

— Aunque, dulzura, deberías de decirle cómo te sientes sin rodeos— Misha siguió—. Cada vez que abrazas a alguien más, haces estragos con él.

— ¿Yo...?— Los ojos de la española se ampliaron, y luego miró al japonés removiendo su abrigo negro en silencio. Colorada, su rostro reveló sus emociones: claramente no tenía idea hasta que Misha lo mencionó.

— Son tan lentos— suspiró Javier, y el Uzbeko asintió de acuerdo.

— Entonces, hagamos algo al respecto— Alex Shibutani replicó—. Honestamente, comienzan a molestarme.

Misha rió con malicia.

— Yo me encargo. No pienso retirarme y dejar ese cabo suelto.

~

La primera vez que realmente hablaron esa mañana, ella parecía triste. Yuzuru no entendía que era ese brillo extraño en la expresión de la chica.

— Oh, ¡Dal-chan! — recordó algo de pronto, y no pudo evitar la emoción que le invadió—. Triple Axel, ¿Jump Battle?

Ella agitó la cabeza.

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