Había prácticas en la tarde, pero alrededor de los patinadores no había nada relacionado a su deporte, sino un parque con árboles cubiertos de nieve, un largo camino de madera, y los sonidos de la ciudad a su alrededor.
Junto a Yuzuru, una chica caminaba mirando el cielo manchado, lleno de luz a motas y grises tristones, como una gran pintura extendiéndose sobre ellos.
— Dal.
Ella ladeó su cabeza para mirarle, y se encontró a Yuzuru ofreciéndole su mano. Usaba una mascarilla para cuidar su asma de hacer un acto de aparición, así que Dalia definitivamente no podía adivinar que tan rojas estaban sus mejillas.
Ella apartó la mirada, pero entrelazó sus dedos con los del muchacho. Sonriente, Yuzuru balanceó sus manos hacia atrás y adelante, distrayéndose con el paisaje y lo separados que se encontraban allí del mundo. Fue la primera vez que ambos notaron -o recordaron- que tan difícil era continuar una vez que sabías que tus sentimientos eran correspondidos – al menos tácitamente. Menos de una semana y estarían lejos de nuevo. Menos de una semana y cada uno se marcharía a esquinas opuestas del planeta. Aunque también sabían que el otro entendía.
Ella ama tanto el patinaje como yo lo hago.
Sus ojos lo decían, su expresión cuando miraba al público con los brazos extendidos en el centro de la pista, con el corazón y su respiración acelerados. Sus gestos cuando la pantalla anunció un nuevo "mejor puntaje de la temporada" y la audiencia aplaudió un programa corto impecable.
Yuzuru se había descubierto más posesivo también. Apenas la había besado una vez, y ahora estaba abrazándola todo el tiempo, frunciendo el ceño cuando ella reía junto a Shoma y Boyang o saludaba a Michael Martínez; bufando ruidosamente cuando regañó a Nathan Chen como si el estadounidense fuera un niño -porque "le había dicho que no fuese un cretino y aun así dijo tonterías como un adolescente presumido a la prensa"- pero de todas formas le felicitó por su medalla de oro en el 4 Continentes.
Le molestaba. Y entonces comenzaba a actuar como un niño reclamando atención.
— Hey, Dalia. ¿Puedo preguntar por tu patinaje?
— ¿Huh? — La muchacha frenó su desplazamiento y miró a Nathan -quien se la llevó sin pensárselo dos veces.
~
— ¿Puedes ayudarme a mejorar mi lado artístico? Tienes esa suavidad al moverte, si pudieses darme una pista para mejorar... por favor— Nathan junto sus manos e inclinó su cabeza, haciéndola soltar una risita.
Nadie le habia pedido algo así antes -a excepción de los niños y Hiroyuki, quizás. Jamás un medallista de oro, alguien tan bueno como Nathan.
— Dame las manos—. Nathan la miró sorprendido—. No puedo enseñarte mucho con palabras, pero puedo tratar de mostrarte. (n/a: nada más imagínense a Yuzuru viendo a la distancia hahaha)
El chico asintió. Dalia se movió, y Nathan la siguió, no muy seguro de qué hacer.
— ¿Alguna vez has tratado de sincronizar con alguien como lo hacen los chicos de parejas y baile? — Tras un leve asentimiento, ella continuó: — Pues inténtalo. Y no mires, puedes saltar cuádruples, estarás bien solo deslizándote.
Nathan subió la mirada.
— El truco está en conocer tu cuerpo. ¿Qué se siente cómodo para ti?
— Umm...
— Coach siempre me dice "aprende a fingir que todo es cómodo y fácil".
El chico soltó un bufido que se convirtió en carcajada.
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Songs for us
أدب الهواةEllos decían que algunas canciones les recordaban a nosotros, cada canción que bailamos. Pero siempre había música alrededor. Ellos se equivocaban. Se trataba de cada canción tocando cuando estabas a mi lado, cuando no te dabas cuenta y mis ojos no...