Canción once. The Same as. One Ok Rock.
Normalmente, Dalia apenas conseguía dormir cuando alguna competencia esta en pleno apogeo. En el tiempo que pasaba entre su programa corto y su programa largo daba tumbos sin rumbo hasta que todo llegara a su fin. A veces, en la oscuridad de su habitación, se decía a si misma que ansiaba más concluir que averiguar si lograba subir al podio.
No obstante, esa noche no fue Dalia Rodríguez la persona luchando contra si misma. Cuando su mundo comenzaba a envolverse en la bruma del sueño, Yuzuru golpeó la puerta de la habitación de la Española. Y aún tumbado a su lado, tras asegurarse de que a la muchacha no le molestaba el chico malhumorado por la falta de sueño sosteniendo una almohada con fuerza, no podía dormirse.
― Yuzu.
Dalia giró su cabeza y encontró la mirada entornada de Yuzuru fija en ningún punto en particular. Sus dedos cosquilleaban, pero la idea del posible rechazo inundó su cabeza y no se atrevió a hacer nada frente a aquella mirada tan parecida a la que siempre vestía antes de pisar el hielo. No tenía confianza para acercarse a su novio a veces, y aquello la carcomía.
No importa tanto. Estará bien si sólo preguntas. Cualquier respuesta está bien.
Mientras su cabeza montaba un debate, en un abrir y cerrar de ojos, Yuzuru soltó un sonidito de queja parecido al de un cachorro triste y se colgó a su costado como si Dalia se hubiese transformado en la almohada que inicialmente sostenía contra si. Y allí, con la cabeza de pronto descansando en el pecho de Dalia, Yuzuru cerró los ojos y se quedó inmóvil.
― The shape of love is, the same as your heart is― susurró, cuidadosamente peinando mechones de cabello oscuro. Había una frase de una canción que bailaba en su cabeza en ese momento, una de las pocas que Dalia podía expresar en japonés. ― Tatoe hakanakutomokanashii toki sabishii toki itsumo soba ni aru kara...
"Incluso si es algo que pasará rápido, cuando estés triste o te sientas solo, estaré a tu lado", era una de sus canciones favoritas de One Ok Rock. Después de eso, no dijo nada más. Suavemente, la propia respiración tranquila del japonés la arrulló hasta que finalmente el sueño pesó más que lo bonito que se veía el rostro sereno del mejor patinador del mundo.
~
Por la mañana, aunque algo ausente, la mano de Yuzuru continuaba acariciando una de sus rodillas. El ademán podía fácilmente confundirse con una señal de ansiedad o nervios, pero tras unas horas, una extraña sensación se instaló en el estómago de Dalia. Aún cuando recorría su rutina de estiramiento y cuando realizó un par de vueltas rutinarias en la pista de hielo durante la mañana, su mirada continuaba divagando.
El horario se había encargado de que ese día Dalia y Yuzuru estuviesen lo suficientemente ocupados con sus propios bloques competitivos, tanto como para lograr nada más que un par de miradas a la distancia. Además, Dalia intentaba respetar los espacios de concentración que el japonés siempre había mantenido en su carrera. Normalmente, según Javier, Yuzuru Hanyu se mantenía alejado del mundo y pedía aislarse el día de su programa. Incluso el coach Orser le permitía aquello, siendo que esto siempre parecía dar buen resultado.
De alguna manera, preguntar a un patinador tan estricto con su carrera deportiva si hubiese quizás servido de algo su presencia parecía cruzar la línea. Dalia prefería sentarse al lado de Gilian, por mucho que este no fuese muy parlanchín, e incluso pedirle que le dejase sostener su mano.
Dalia no entendía muy bien a su novio aún, por lo que seguía ahogandose en la pesada sensación de no saber actuar a su alrededor.
― Agh, mantener relaciones con los demás es muy difícil.
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Songs for us
أدب الهواةEllos decían que algunas canciones les recordaban a nosotros, cada canción que bailamos. Pero siempre había música alrededor. Ellos se equivocaban. Se trataba de cada canción tocando cuando estabas a mi lado, cuando no te dabas cuenta y mis ojos no...