Veintinueve. Prince (Príncipe).

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Canción ocho: Fix You. Coldplay. 


  — Dal-chan, apoyas al Team Japón, ¿verdad? 

Los ojos de la muchacha española brillaron con el aire de una broma.

— Umm, no lo sé. Es que... bueno, Evgenia está en el Team Rusia y Gaby en Team Canadá.

Yuzuru hizo un puchero, aunque sabía que ella sólo jugaba.

— Pero yo estoy en Team Japón. Y no quiero compartir a mi Dal-chan-. Atrapándola por detrás, donde ella no podía verla el rostro acalorado, la abrazó posesivamente.

— Bueno... supongo que puedo pensarlo—. Su voz era serena, pero no podía hacer nada contra la expresión que las palabras recién dichas pusieron en su rostro.

— ¡No!— chilló él, sosteniendola con tanta fuerza que ella frenó su avance y soltó una carcajada—. ¡Team Japón es el mejor! ¡No 'pensarlo'!

Dos patinadores, uno de ellos a punto de competir, completamente distraídos del resto del mundo, perdidos el uno en el otro, reían y charlaban en una mezcla de inglés y japonés. El Team Trophy parecía una competencia con menos presión de la que flotaba en el aire durante el Mundial, así que Dalia no podría haber esperado lo que estaba por ocurrir.

Estará bien, se dijo, y se perdió entre el público para observar el segmento femenino de patinaje mientras Yuzuru realizaba su calentamiento tras el telón junto a Tracy Wilson. No esperó nunca ser reconocida mientras avanzaba por las graderías, y menos la ola de rumores que empezarían más tarde por su aparición en Japón -el mundo sabía que estaría allí junto a Javier Fernández como invitada especial, pero no que estaría allí antes de lo esperado. Era más notorio, incluso, porque Fernández seguía en Canadá.

Nerviosa, saludó con su japonés limitado a quienes dijeron su nombre, antes de tomar asiento en un espacio vacío bastante lejos de la pista -era una perspectiva diferente, un ángulo distinto para admirar un programa de patinaje. Contuvo el aliento cada vez que Nathan aterrizaba uno de sus saltos con aquellos patines viejos, tarareó la canción de Spiderman mientras Boyang Jin presentaba su rutina, y no pudo evitar sonreír divertida ante la forma en la que Shoma arrugó el rostro cuando aterrizó un Doble Toe en lugar de un Triple.

Entonces, inesperadamente, el rostro del Príncipe se derrumbó. Dalia sabía lo que ocurría tras esa sonrisa algo cortada -Yuzuru estaba conteniendo lágrimas de decepción. Más tarde descubriría que tan importante era esa presentación para el japonés y el motivo tras la palabra que había dejado los labios de Yuzuru al final del programa: gomen-ne (lo siento).

— Sho-chan ayudó al Team Japón... yo estorbé.

Dalia ladeó la cabeza, observando el ceño fruncido del japonés -claramente estaba molesto con su propio desempeño. Encontrando una sombra de sí misma en Yuzuru, Dalia no pudo evitar sonreír.

El japonés cruzó los brazos, un puchero permanentemente establecido en sus labios.

— Me recuerdas a mí misma a veces—. Curioso, el chico dejó su enfurruñamiento y miró a la española, pidiéndole detalles a sus palabras, lo cual ella concedió—. Cuando... era niña y entrenaba en Rusia durante las visitas de mi madre a su país de origen, un entrenador me dijo: 'esa actitud te llevará al cielo y al infierno'. Pero entonces, Irene llegó y le dijo a la niña de 12 años que seguía empeñada en rotar con una variación especialmente compleja para añadir dificultad a un giro: 'ese perfeccionismo tuyo te volverá exigente, disciplinada y trabajarás más duro -al final, eso es vital para un atleta'. Al final, compites para satisfacer tu espíritu.

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