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— Vamos Gold, estoy seguro que te la pasaras bien — Golden buscaba animar a su primo, queriendo convencerle de que las vacaciones en aquél campamento serían buenas. Gold mira con desagrado todo, le daba repulsión el aire fresco, le fastidiaban los mosquitos, el olor de las flores le marea y detestaba los animales ¿en que demonios pensaba su primo al decirle que se la pasarían bien en un lugar tan cutre y lleno de tanta chusma? Claro, Golden feliz de la vida de poder convivir con la chusma. El debía soportar que su primo quisiera pasarlo bonito y sus estúpidos deseos de ser un ordinario chico de dieciséis años con problemas ordinarios y actividades ordinarias.

¿Por qué motivos, Willian Golden Junior tercero, no se percata de lo estúpido de su sueño?

— Lo dudo mucho primo — responde con repulsión viendo las personas a su alrededor, todos con aquellos aires campesinos y faltos de clase. Menos por la atractiva morena de cabellos rojos granates la cual parecía odiar el lugar, tanto o más qué él. Esa chica si que sabe de lo que hablaba.

Willian y Walder, conocidos simplemente como Golden y Gold de la adinerada familia de los Golden's, fueron mandados a aquel campamento a "convivir" y "pasarla bien". De alguna manera mágica y casi irreal, Golden convenció a su abuelo de que los dejara ir. Ni el mismo Gold se creía que el viejo y amargado hombre que solo sabía sobreexplotar a sus nietos haya firmado aquella mugrosa hoja que aprobaba su presencia en aquel campamento mientras acariciaba el puente de su nariz con evidente molestia. Se lo esperaría de su tío, que después de mucha insistencia podría ser muy "flexible". De su padre, que era bastante liberal con las salidas y su vida personal. Pero jamás lo espero de su abuelo. Incluso juro que su padre y su tío se quedaron con los ojos blancos y sin respiración por tan solo unos segundos que se veían eternos

— No seas amargado Gold, ¡Vinimos a pasarla bien! — hablo el rubio extendiendo ambos brazos con los ojos iluminados, lleno de ilusión.

— Corrección, viniste a pasarla bien. Yo estoy aquí en contra de mi voluntad — señaló Gold con enojó —. Es más, esto debería considerarse secuestró. Estar una semana en una pocilga en contra de mi voluntad, llena de ratas, termitas, mosquitos, arañas y hormigas. Con cerdos apestosos que serán mis compañeros de "habitación", cuando son solo cuatro paredes y tres literas. Con la fortuna de tener que caminar cinco minutos para llegar a un baño mugroso y oloroso que deberé compartir. Estando desconectado de mis redes sociales y claro, la mejor parte ¡Sin mayordomos ni sirvientas!. Solo un imbécil piensa que esto es bueno. ¡No soy ningún vagabundo para estar en esta situación tan asquerosa! —

Golden solo miraba a su primo sin interés alguno, como si fuesen polos apuesto, Gold repudiaba todo lo que el deseaba. Gold prefería estar echado en su suave y confortable colchón rellenó de plumas de algún ave rara y exótica, con su cabeza recostada en las suaves almohadas que ya estaban cerca de parecer algodón y cubierto con las tibias pero finas sabanas de seda que parecían encantadas por los que la confeccionaron, para hacer que aquella fina tela tan delicada que se rasga hasta por la suave brisa de verano, protegieran del frío al que la usará. Claro que Gold prefería su lujosa habitación antes que ese cuchitril, su habitación era el doble de grande que aquellas pequeñas cabañas con olor a moho. Pero Golden sentía que de verdad necesitaban salir, tomar un nuevo aire que no fuese el artificial de su calefacción, sentir una luz natural y no la de los reflectores y experimentar algo más que solo pararse en un escenarios y cantar frente a miles de personas una melodía ensayada arduamente durante varías semanas. Necesitaban un descansó.

Golden puso su mano en el hombro de Gold mientras le sonreía

— Dale una oportunidad a este lugar ¿por mí? — aunque Gold y Golden fuesen perfectos polos opuestos, tenían aquella relación única entre primos que cualquiera envidiaría. Siendo muy cercanos y confiando todo en el otro. Golden veía a Gold como un amargado hermano mayor que solo sabía el mapa de la cocina a la sala y del comedor al baño, cuya única preocupación era tener tres rayitas de WiFi. Gold veía a Golden como el hermanito optimistas y seguro que quería recorrer todo el mundo en una noche y descubrir que habría más haya de un arcoiris. Eran complementarios en ese sentido.

— Esta bien, pero cuando lleguemos a casa deberás darme tu ración de panqueques — sonríe burlesco cuándo la sonrisa segura de Golden paso a una mueca de sorpresa, con una mirada clara de que había vivido una pesadilla con una corta frase. Gold soltó una carcajada aún cuando Golden no le veía ni una pizca de gracia al asunto.

— ¡Eres malvado! — señalo Golden a su primo con enojo, que seguía riendo sintiendo un fuerte dolor de estómago y como el aire empezaba a escasear causándole una molestia en el pecho

— ¡Ya, ya. Perdona! Es que, tu cara no tenía precio — Golden hizo un puchero mirando a Gold con enojo, se cruzó de brazos y giró su rostro fingiendo enojó —. Venga Golden ¿no te habrás enfadado conmigo? — Gold le miraba con una sonrisa de lado, más Golden solo le dio la espalda —. Vamos, solo a sido una broma. Se cuanto amas los panqueques de Verónica — seguía buscando la atención de su primo que nuevamente le ignoró. Gold pensó un poco que podría hacer para que Golden le mirase y saber que no esta verdaderamente enojado, una idea se le pasó fugazmente por su cabeza —, ¿No planeas presentarme a tus amigos? —

Golden sonríe abriendo ambos ojos con emoción para tomar la muñeca de Gold y empezar a guiarlo a algún lado —. ¡Se que te caerán muy bien! ¡Cuando los conozcas serán como uña y mugre! — Golden seguía hablando con detalle de sus amigos, pero Gold en cierto punto empezó a ignorarlo, solo escuchaba un balbuceo sin importancia que posiblemente no le afectaría para nada en su encuentro con los amigos de Golden — ¿Estas escuchando, Gold? —

— Claro primo, por supuesto que si — mintió sin usar tonos sarcásticos para que no se note su falta de entusiasmo.

— ¡Perfecto! ¡Por que ahí están mis amigos! — señalo a un grupo de chicos que conversaban entre ellos, les hizo señas y les llamaba, aunque nada le importaba a Gold.

Entre las miradas, solo un par de ojos azules le ven un segundo para volverse a perderse en su mundo.

.~ Ma lumière est le vôtre ~.

- Luciérnagas - [Gold×Freddy] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora