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Por extraño que sonase, Gold no había podido bajar la mirada del papel que ahora tenía, por una parte el número de Toddy, y por la otra el número de Freddy. El mismo se había tomado la molestia de garabatear un oso al borde del papelito que guiñaba el ojo. Adorable era una palabra corta en esos momentos.

Freddy tuvo la gentileza de ir por su cena, dijo que no le molestaba, por lo que podía contemplar el papelito sin sentir vergüenza alguna, le era imposible no sentir un revoltijo cosquillante por su cuerpo al recordar vagamente la sonrisa que le dedicó Freddy. Era como ganas de vomitar y un mareo burbujeante.

Freddy es un sol.

¿Como alguien tan brillante y espléndido puede siquiera considerar hablar con alguien tan desinteresado y despegado como él? ¿Alguna clase de magia de tolerancia? ¿Moral? ¿Simple razón de ser? Es realmente impresionante y admirable.

De alguna manera, se sentía profundamente agradecido de que su adorado Golden le arrastrará a aquel lugar tan inmundo, conoció a dos personas realmente valederas de pena como lo son Toddy y Freddy. También le agradaba un poco Fred y Springtrap, podría, en algún futuro, llegar a agregarlos a su selectiva lista de amistades.

Guardo el papel una vez sintió unos suaves y cortos pasos dirigirse a su dirección, miró de reojo hacia arriba encontrándose a Chica. Se vio sorprendido de un modo negativo, así como ahora su lista de amistades se extendió de uno a tres, su lista de cosas que no soporta se extendió y aparte modificó cuando conoció a Chica; ella era el encabezado de esa dichosa lista, escrito su nombre con color rojo para jamás olvidar lo molesto que podrían llegar a ser los seres humanos cuando se lo proponen.

Frunció el entrecejo mientras le lanzaba una mirada de desagrado, cosa que Chica imitó con la misma intensidad, sin embargo luego mostró una mirada neutra y estiró su mano hacia él con algo en ella. Gold miró su mano hecha puño.

— ¿Que?¿Me vas a intentar golpear otra vez? — preguntó irritado.

— No seas ridículo — pronuncia con las mejillas sonrojadas —. Dame tu mano — Gold extendió su mano sin mostrar dudas, si algo intentaba la pulga, simplemente la mandaría al hospital con un gancho izquierdo, no tenía inconvenientes con pagar la factura. Ella dejó en su mano una especie de llavero con cuencas cuadradas que tenían letras que formaban su nombre. Alzó una ceja preguntándole con la mirada que diablos es esa cosa tan fea, no le respondí por solo mirarla, así que hablo:

–¿Quién diablos combina rosa con verde o amarillo con gris?– señala Gold. Chica suspira.

—Es una ofrenda de paz — dijo Chica meciendose sobre sus talones.

— ¿Tan barata es la paz? — pregunto con ironía.

— ¡Simplemente no sabía que más darte! — se excuso —. Además, lo hice con la intención de que, cuando salgamos de esto, no volver a pelear — comenta a lo bajo —. No me agradas — aclaró con firmeza —. Pero aprecio mucho a Golden. No me gusta ponerlo triste por algo tan tonto como una discusión con su primo el bendecido, prefiero tolerarte a que Golden se sienta mal.

Lo que dijo Chica hizo meditar a Gold, sí era cierto que Golden no le había pedido más que se hiciera amigo de Chica pero aún debió quedarle el mal sabor de como ellos se despreciaron tanto.

— También prefiero fingir que te tolero, si eso hace feliz a Golden — admitió Gold.

— ¡No creas que por esto seremos los mejores amigos del mundo! — dijo rápidamente —. Solo no quiero caer en una infantil pelea contigo, ya estoy grandecita para la gracia.

— Concuerdo, es muy inmaduro de nuestra parte ser plagas — asintió Gold, estaba muy intrigado por la madurez con la que Chica enfrentó la situación —. ¿Esto fue idea tuya?

- Luciérnagas - [Gold×Freddy] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora