- Extra 7 -

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Existían una serie de eventos y situaciones, que para el desagrado de Walder -Gold-, no puede controlar, evadir, poner en espera o simplemente pasar por alto; su trabajo pertenece a esa lista de situaciones que debe tener siempre presente.

En esos particulares casos, Freddy cuida a Cristina; pero este no es el caso. Freddy, por algún motivo, tenía que viajar con urgencia a la casa de su tía política por un asunto menor que era un escándalo con relación a él y su madre, no podía darle plazo.

Golden no podía cuidar a Cristina, ya tenía mucho con Madeleine y Selena, su trabajo, el trámite de su divorcio, el abuelo -casi esqueleto- con el tema de su herencia, entre otros dolores de cabeza con los que tenía que lidiar.

Y a Fred no le dejarían ni cuidar las plantas plásticas de colección, era impensable.

Freddy, contra todo pronóstico, planeaba cancelar su viaje y cuidar a su pequeña a la que tanto adora y no confiaría a manos ajenas, pero como una alternativa, aparece el matrimonio conformado por Chica y Onnie, que les ofrecen amablemente un espacio para la dulce pequeña. Aún cuando Freddy hizo una pataleta para no dejar a la niña –no porque no confiara en Chica, sino porque la ama mucho y es su tesoro más valioso, aparte de su marido claro– Gold termino por convencerlo a que dejara a la menor en manos con experiencia.

Cristina estaba feliz de quedarse con Chica, a la cual le llamaba "sugar lady" por dos motivos: lo melosa y dulce que se torna con ella y su profesión de pastelera; en un pasado, soñaba con el mundo de la moda y las pasarelas y por un tiempo le fue bien en esa espectáculo que tanto amaba, pero a los diecinueve tuvo una crisis por la cual todos los artistas pasas: bloqueo creativo. No se alarmó ni entro en pánico, pero si empezó a impacientarce cuando no fue capaz de siquiera ser capaz de vestirse a sí misma. Para desestresarse, su madre le recomendo que la acompañara a un curso culinario y encontró amor en la pequeña área de repostería. De un momento a otro, olvidó su bloqueó creativo y realizó una línea de moda inspirada en dulces y la cocina, fue maravilloso, al amar ambas ramas les dedicó igual pasión y tiempo. Pero su sueño de ser diseñadora se fue opacado por su amor a la cocina, que pasó de hobby a su meta. No dejo por completo el universo de la costuras, sino que invirtió los papeles; la cocina era su nuevo abrigo y la costura su pasatiempo, se dedicaba a bordar vestidos en sus ratos libres y trabajaba como repostera autosuficiente en un pequeño negocio que monto a una cuadra de su casa.

Pero no solo se trataba de Chica o Sugar lady, sino de su miel azucarada.

O simplemente Sweet

— ¿A dónde me llevas? — pregunto adormilada, restregando su ojito con su puño pero hablando en un tono audible para la contraria. Recibió un chitido de parte de Sweet, que colocó su dedo índice sobre sus labios en una clara señal de silencio. Cristina, sin comprender, cubrió sus labios con sus manos. Sweet la levantó muy temprano, a eso de las seis de la mañana con la intención de mostrarle algo que solo ocurría los fines de semana en su casa, algo alusinante.

A diferencia de ella, Sweet ya lleva rato levantada: su cabello rubio esta atado en una coleta ajustada y está bien peinada, su cara está lavada y se nota por la ausencia de lagañas que decoren su ojos y opaque el brillo violeta azulado de sus iris, también distinguió un aroma a menta salir de su boca y colarse por sus puntiagudos dientes brillantes, lleva una blusa azul marino alargada y unos pantalones cortos rosados claros, tambié se debe destacar que es dos años mayor que Cristina pero esto no impide que se lleven bien. Cristina solo asintió, obedeciendo la señal, Sweet le mostró sus dientes puntiagudos al dedicarle una sonrisa amable.

— Ven — le señaló la entrada de la cocina, pero solo asomó su cabeza, Cristina le imitó, asomando su cabeza al interior de la cocina de la casa. Coló su mamita izquierda sobre su boca al ver a Chica, su Sugar lady, bailando y cantando la canción que sonaba en la radio mientras usaba de micrófono una cuchara de madera. La mujer está descalza, deslizándose por el suelo de la cocina, su camisa es holgada y larga siguiendo su compas al moverse, solo lleva unos shorts rosa de puntitos que apenas se distinguen bajo la camisa larga, su cabello está suelto y enmarañado. Estaba tan concentrada en bailar que no prestaba atención a las cabecitas de las niñas.

- Luciérnagas - [Gold×Freddy] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora