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Gold levantó su careta, observando con un gesto serio a su contrincante, aunque sus ojos poseían un inusual brillo lleno de satisfacción. El contrincante, quien resultó ser Bombón, se levantó la careta y le extendió la mano, aceptando su derrota de buena gana. Aunque Gold solo le dio la espalda ignorando el gesto y llendo con Golden que sujeta una botella de agua. Le pasó el sable y la careta para quitarle la botella, girar la tapita que la mantiene sellada y posar sus labios en el pico de la botella

— Ella te tendió la mano, Gold — murmura Golden frunciendo el entrecejo. Gold ni siquiera le determinó, habían dos razones por las que Gold no acepto el apretón. La primera; aunque Gold era muy desinteresado y llegando a ser altanero, también era muy supersticioso, desde muy joven ha creído fielmente en todo aquello que le pueda dar mala suerte o romper su buena racha, le genera pánico el imaginarse que el estrechar la mano de un buen perdedor, sus victorias se fueran en picada, como un ganador en la vida y su dependencia por el éxito sabía que si existía esa mínima posibilidad, así sean exageraciones suyas, no podría tomar ese riesgo. La segunda; simplemente no quería tomar la mano de la chica, le parecía que "aceptar la derrota" es ser conformista, no tomar enserio sus propios esfuerzos y eso le molestaba en extremo, sentía que solo él ponía el máximo esfuerzo y que su contrincante se burla de él, era un pensamiento que le taladra y por ello su gigantesco orgullo no le permitía el aceptar la mano de Bombón o cualquier otro contrincante

— ¿Chicos? — se giran, para ver a Freddy que les llamó. Este solo tenía la cabeza ladeada mientras frota su ojo derecho con pereza

— Hola Freddy — saluda Golden gentil.

— Buenas tardes — fue el cordial saludo de Gold.

— Vaya, parece que me perdí de mucho mientras dormía — hablo para soltar un bostezo.

— En realidad, no mucho — responde Gold desinteresado, sujetando la hoja del sable con sus dedos índice y pulgar. Por alguna razón que no entendía se le hacía que en cualquier momento se desprendería la cazoleta de la hoja. Verifico la flexibilidad de la hoja y su resistencia con dos rápidos movimientos, parece que solo eran ideas suyas.

— ¡Wow! ¿También trajiste el uniforme de esgrima? — preguntó Freddy, Golden ríe mientras Gold le observa casi diciendo "¿Enserio?". Freddy se sonrojo, para encogerse apenado al darse cuenta de lo tonta que sonó su pregunta en voz alta, se sintió bastante avergonzado después de la risa que soltó Golden.

— No, no Freddy. El uniforme es del campamento — explico Golden divertido. Era cierto que Gold había peleado con el instructor del campamento cuando éste le mostró el desgastado uniforme, incluso amenazó con derribar su casa, más ese era el único uniforme que le podían ofrecer en el campamento: desgastado, con un hedor muy potente y con años de no ser usado

— ¡Ah, claro! — mentalmente, Freddy cava un hoyo para quedarse ahí y morirse de vergüenza, no había pensado que Gold usaría algo del campamento. Mejor cambia de tema para romper la incomodidad —. ¿Eres muy bueno en el esgrima? — pregunto sonriendo, aún con las mejillas rojas

— Si, si lo soy — respondió Gold con simpleza, no tenía porque fingir modestia cuando siempre le recalcaron su talento en el deporte del sable.

Desde niño, le llamo la atención y era la única actividad por la que mostraba interés genuino. Ni su padre, ni su abuelo fueron capaces  de aprobar su pasión por el esgrima, son pertenecientes de una familia cuyo arte es el escenario, la música y danza, no las peleas de espadas.

Fue una pelea dura la de su asistencia a dicho deporte, al principio, les suplicó se me permitiera practicarlo, más con la rotunda negación de sus mayores, se vio obligado a entrar en huelga: Al día siguiente que tenía una presentación de baile en un importante concurso, se sentó en el escenario con brazos y pierna cruzados mirando al público con frialdad, demasiada para un niño de diez años; aún con las miradas potentes de su padre, de su tío y de su abuelo, quienes claramente le ordenan con los ojos que se levantará y pusiera su número en marcha. Solo abrió su boca a más no poder y grito con indudable seguridad: "¡No voy a bailar, nunca jamás!".

- Luciérnagas - [Gold×Freddy] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora