- Luciérnagas - [Gold×Freddy] [FINALIZADA]

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Para Freddy, fue una agonía en toda la extensión de la palabra el salir con Abby y Fred a probarse ropa; Abby buscaba ropa diminuta y ajustada, que no dejaba mucho más a la imaginación ¡Incluso botas altas! Abby fantaseo con muchos finales en un hotel para el y Gold, cosa que no le agrado nada ¡No pasaría! Mientras Fred se mantuvo a la distancia, siempre murmuraba cosas al ver la ropa, pero nunca le ayudo a seleccionar su atuendo.

Tuvo que escapar de esos dos porque su ayuda fue mínima en la situación, podía ver a lo lejos a Abby buscándolo mientras gritaba, con una montaña de ropa entre los brazos que, según ella, era de vital importancia que se la probará.

Freddy observaba escondido en el cambiador, suspira aliviado para salir y chocar contra la espalda de alguien ligeramente más bajo que él.

— ¡Ay!

— ¡Perdona! — exclamó al mismo tiempo que Fede, que al reconocer su voz se giró a verlo. Le dedicó una sonrisa sincera.

— ¡Freddy! ¿Que tal? Descuida por eso.

— ¿Fede? ¿Que haces acá?

— Oh, ya sabes, lo que normalmente se hace en una tienda de ropa: limarme las uñas, coser un mantel, cantar karaoke, comer pollo frita con salsa de pato, alimentar al perro y llevarlo a pasear ¡Lo normal! — dijo a modo de broma mientras hacía movimientos ligeramente exagerados dando a entender su punto. Freddy se ríe.

— Vale, he comprendido el punto — admitió sonriente.

— ¿Y tu? Me imagino que no estás acá para buscar la piedra filosofal ¿No? — sonríe divertido

— Tengo una cita mañana, pero según mi hermano y vecina; nada decente que ponerme. Estoy buscando algo "llamativo" o a la moda.

— Bueno, no soy muy bueno en estas cosas ¡Félix, mi bro, está certificado en esto en comparación! Más puedo ayudarte un poco.

— ¡Sería fenomenal!

Fede y Freddy acabaron al lado apuesto de donde Abby y Fred estaban, Fede fue de mucha más ayuda que esos dos; tuvieron tiempo de probarse varias cosas y poner ideas a la prueba, así como de jugar un poco. Fede era muy gracioso y con buen gusto, también muy paciente y sincero.

Freddy salió contento del establecimiento, con una bolsa de compras negra y preparado para mañana.

— ¡Has sido de gran ayuda! No sé que hiciera hecho sin ti ¡Fuiste mi salvavidas!

— ¿De los lentos que se ven fabulosos?

— ¡Exacto!

— ¿Sabes una cosa? Deberíamos cambiar números; es primordial para amistades recién entabladas con un futuro a algo mejor — Freddy aprobó la idea, permitiéndole su celular para que anotara su teléfono y viceversa. Se despidieron y la cosa no pasó a mayores.

Oh bueno...

— ¡¿Pero donde pudo haberse metido?! — chillo Abby roja de rabia, compitiendo con su cabellera en ver quién era más chillón. Fred mientras se probaba ropa.

— ¡Muack! ¡Hermoso! ¡Precioso! — afirmó orgulloso al verse en el espejo que reflejaba su aspecto tan primoroso.

Al día siguiente, Freddy esperaba puntual en la calle frente del colegio, tal cual habían acordado por medio de cartas –teniendo que cambiar de ubicación en dos oportunidades, para evitar ser seguidos por Golden y Abby, que son chismosos al extremo.

Había llevado una camiseta holgada y manga larga con rayas gruesas horizontales de un tono beige claro de lana, debajo una franelilla blanca, unos pantalones grises gruesos de algodón y zapatillas beige con cordones blancos. Había domado su cabello con acondicionador y un peine muy resistente, había atado dos buenos mechones de cabello con una colita de su madre que tenía un pequeño broche de rosa de decoración –de verdad ¿Había perdido todas sus ligas ese día? No le había quedado de otra que tomar una de su madre. Y el broche de rosa en la liga le pareció adorable y discreto, mejor que el de gatito y el de maiz.