Loco cumpleaños. -Parte 2.

55 5 0
                                    


Su comentario provoca una sensación diferente en mí, una sensación que extrañamente me tranquiliza al pensar que tal vez sus sentimientos hacia mí son reales, que tal vez a Deil de verdad le importo. Yo le dije que se fuera, pero aun así él decidió quedarse. Con su simple mirada a centímetros de mi, siento que se mueve mi mundo, que se agita, pero al mismo tiempo siento un enorme consuelo.

Deil, apoyado en mis piernas, acerca su mano y con delicadeza roza mi mejilla, limpiándola. Su mano se mantiene estática, al igual que yo ante su repentino toque. Hace un momento quería irme de aquí y desaparecer a como diera lugar; ahora no quisiera estar en otro lado.

—¿Qué te pasa, bonita? —susurra mirándome con detenimiento, sin mover nada además de sus ojos grises. Estamos tan cerca que logró ver cómo sus pestañas largas y finas descansan sobre sus pómulos superiores. Logró ver sus marcadas facciones, su nariz y sus labios como jamás los vi. Es una expresión nueva, es una expresión de preocupación. Preocupación por mi.

—Estoy bien —bajo la cabeza, rompiendo el contacto y secando mis ojos, con ayuda de la manga de mi blusa. Me enderezo un poco, tratando de respirar un aire diferente al suyo. Él entiende mi movimiento y se sienta a mi lado sobre la cama, levantándose del suelo.

—No te ves bien —señala sin quitar su mirada de mi. Pero yo mantengo la mía al frente, pues en este momento no pretendo mirarlo a los ojos de nuevo.

Con ambas manos a cada lado de mi cuerpo, acaricio la sobre sabana. Sintiendo el suave acolchado de tela blanca y tratando de calmar las ganas de querer seguir llorando.

—Discutí con Emma —admito—. Y me recordó muchas cosas de mi... De mi antigua yo —cierro con fuerza mis ojos, dejando que las lágrimas resbalen y humedezcan mi piel—. Yo no era como soy —digo con la voz ya quebrada—. Era una chica tan segura, tan confiada...

—Hey... —se acerca lentamente, rodeándome con su brazo lo suficiente como para que su calor corporal me caliente—. Tú eres una gran persona —murmura.

Masajeo mis ojos con ambas manos, para luego mirarlo fijamente, lista para confrontarme frente a él.

—A mí me lastimaron Deil —sollozo—. Yo confié demasiado e hicieron lo que se les dio la gana conmigo. Yo cambié por eso, ¿entiendes? Dejé de ser yo misma, y cuando por fin volví a serlo, metí la pata con Emma y ni siquiera sé cómo lo hice —Respiro, agitada.

Retira su brazo y ahora me toma por los hombros, mirándome sin echarse para atrás.

—Ally, eres la mejor persona que conozco —dice, decidido—, y si Emma no se da cuenta de eso entonces no te merece.

Lo examino fijamente, dándole vueltas en mi cabeza a lo que dijo una y otra vez, repitiendo cada palabra. Y es entonces cuando no puedo resistirlo, cuando un impulso me hace actuar sin pensar, y lo abrazo.

Mi acción repentina lo deja un poco impactado, pero no tarda en corresponder. Inhalo su perfume, ese olor a hombre que siempre me ha parecido atractivo, ese olor que ahora invade mis fosas nasales por completo. Escucho y siento su respiración en mi cuello, tiene su cabeza sumergida en mi, con su nariz rozando mi piel. Mi pecho sube y baja, y nuestras respiraciones parecen una armonía, es lo único que se escucha. Ambas están igual de agitadas.

Cuando le dije que me demostrará que sus sentimientos eran reales pensaba en una prueba de amor, algo cursi como en las películas. Ahora aquí, tan cerca de él, siento que esta es la demostración perfecta. Sé que no está mintiendo, sé que verdaderamente Deil me quiere, ¿porque estaría aquí si no?

...

—¿Viste la nueva columna del "escritor anónimo"? —me pregunta Peter dandole misterio a esa última parte.

Asiento.

—La leí, está muy buena —digo poniendo la clave de mi casillero y abriéndolo. Tengo clase de Teoría Musical y espero no haber olvidado mis apuntes en la habitación. Con todo esto de Emma (la cual por cierto esta ignorándome), ando más despistada que nunca.

El chico se recuesta sobre el casillero 223, dándole una gran mordida a su manzana verde.

—A ti te pasa algo...

Saco mis cuadernos y libros de próximas clases y comienzo a guardarlos en mi mochila.

—Noup —me limito a responder cerrando la puerta de metal y caminando por el pasillo. Unos pasitos rápidos no tardan en acercarse a mí.

—¿Aún no te habla? —pregunta melancólico. Niego con la cabeza, tratando de que no note como me siento.

Han pasado tres días desde la fiesta, y desde que llegue no ha querido decirme más que "Buen día" y "Buenas Noches". Dura horas en su celular, más de lo normal. He notado que se acuesta hasta muy tarde, y tiene unas bolsas enormes en sus ojos, lo que demuestra que está cansada. Pero no sé porque.

¿Qué está haciendo Emma? ¿En qué estará metida?

Ahora que no me habla ya no tengo manera de saberlo, solo espero que nos arreglemos y si le parece, arreglemos las cosas.

Mi celular vibra, así que lo saco para revisar.

Hey.

Es un mensaje, de Deil.

Sonrío involuntariamente. Él no lo sabe, pero con ese simple mensaje acaba de alegrar mi día.

Heyy
Respondo, aunque me siento como una tonta.

—¿Es enserio? —pregunta con fastidio Peter, asomado sobre mi hombro—. ¿Ahora sales con Deil?

—No... No —niego continuando mi camino y escondiendo entre el bolsillo de mi uniforme mi celular—. Solo, nos llevamos muy bien.

—Se nota —murmura mi amigo sin verme—. Solo ten cuidado con él, no es de fiar —advierte. Estoy por responderle, pero soy interrumpida por la campana. Le regalo una mirada de disculpa, pero me guiña el ojo y sé que estamos bien.

Comienzo a caminar hacia él aula, apresurada. Es entonces cuando siento unos ojos clavados en mi que volteo a ver a mi lado derecho. Deil está ahí, con esa enorme sonrisa que lo caracteriza. Lleno de aire mis pulmones, pero no me detengo, continuó caminando.

No te sonrojes. No te sonrojes.

—¿Todo bien? —pregunta caminando junto a mí.

—Todo bien —respondo sonriéndole.

Vamos juntos hasta nuestra clase, solo en silencio, sin decir palabra alguna. Recuerdo noches atrás y sonrío. Me gusta esta nueva etapa en la que estamos entrando, me gusta esto.

—Carajo... —espeta el castaño apenas entra al aula. Lo miro con confusión. Está con un rostro algo prevenido, observándome. Alzó una ceja, y es entonces cuando me señala algo entre los asientos. Deslizo mi vista entre la gente, buscando que sucede.

Mi mirada se detiene en la última fila de puestos, donde una pareja se besa como si el mundo se fuera a acabar. Ella está sentada sobre sus piernas, sin vergüenza de nada. Examino con detenimiento la escena, hasta que en un movimiento el perfil de ambos se deja ver y me quedo perpleja.

Emma se está besando con Tyler.

...

Capítulo corto pero jugosoo :O

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora