En la mente de Deil #1

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¡Especial 800 lecturas!

Sus labios son en definitiva, lo más increíble que existe en este planeta. Quedo un poco atontado por el inesperado beso que me ha lanzado, pero lo acepto.

Con mis manos busco sus caderas, en un intento de sostenerla cuando siento que se ladea un poco a la derecha, casi resbalando. Su beso me inunda de sensaciones que jamás había sentido hacia nadie. Este beso es un beso que no pretende terminar.

Con sus manos rodea mi cuello y acaricia mi cabello, mientras con desespero busco más de ella; todo lo que me sea posible.

La lluvia es nuestra aliada, pues hace del momento aún más perfecto. Nos separamos un poco, pero no lo suficiente como para que nuestras narices no se rocen. Siento su acelerada respiración sobre mi pecho, y en la cercanía observo como sobre su perfecta piel, descansan las gotas de agua y resbalan. Relame sus labios y traga saliva algo nerviosa; ese simple gesto es de admirar para mí, pues mis ojos no dejan de observar con detenimiento cada detalle de lo que ella es. La delicadeza, la timidez tan propia de ella pero atractiva al mismo tiempo.

—Creo que me gustas.

Mis párpados se abren como platos al escuchar su repentina confesión. Suponía que tal vez estaba logrando atraerle, pero no pasó por mi cabeza que ella misma me dijera que tiene sentimientos encontrados hacia mi. Su mirada está expectante por una respuesta, algo asustada podría decir.

Una sonrisa de oreja a oreja invade mi rostro, y ni me interesa tratar de disimularla pues creo que sería imposible. Acaricio con delicadeza sus labios mojados, sintiendo de todo dentro de mi.

—Tu me encantas —murmuro—. Eres hermosa, y me haces mejor persona.

Una sonrisa delicada se forma en sus gruesos y rojos labios, y a pesar de la lluvia logro ver cómo se ha sonrojado. Baja ligeramente la vista, pero tomo la punta de su barbilla para que me vea. Abre los ojos con dificultad, pues el agua osa en entrar a ellos pero me acerco haciendo que los cierre, plantando otro beso. Uno lento y lascivo, suave y delicado. De esos besos que solo ella puede dar.

—No, estoy segura —murmura entre besos—. De verdad te quiero.

La aprisiono más hacia mí al escuchar eso último, haciendo que solo sea mía, y pidiendo que así sea para siempre. Juro que no querría estar en otro lugar, en otro momento sino sólo con ella. Pero lastimosamente el idiota que tiene por amigo, decide que es mejor de otra forma.

—Ajam —carraspea, nada fingido. Ambos volteamos, ella da un pequeño saltito en su lugar y pone ambas manos sobre sus labios.

Debería ser un delito que haga eso.

Veo con repugnancia al sujeto que está frente a mí. Quisiera lanzarle un buen golpe sobre su rostro de niñito bueno para que se le caiga la máscara de una buena vez.

—Siempre tan oportuno —mascullo, completamente serio.

Al parecer mi comentario no le cae en gracia, pues achina los ojos con un rostro de pocos amigos y dirije su mirada hacia Ally.

—Va terminar la segunda hora, deberías estar en clase.

Detesto que haga eso, de pretender ser dueño de su tiempo.

—L-lo se... —musita jugueteando con un mechón de su cabello, nerviosa. Seguramente el que su amigo nos encontrará en esa situación la pone así. A mí me alegra que el inútil se de cuenta de que acá no caben sus jueguitos—. Entraré a la tercera.

No termina la oración cuando el molesto timbre suena, dando margen al inicio de la siguiente clase y haciendo que todos salgan de sus aulas.

Ha dejado de llover, no me había dado cuenta.

—Te acompaño —digo posando mi mano en su espalda, pero soy interrumpido.

—No es necesario, tenemos clase juntos.

Su sonrisa me resulta desagradable, tanto que debo girar mis ojos hacia Ally.

—No te preocupes —esboza una hermosa sonrisa—. Tú ve a tus clases, no quiero que te retrases.

Le devuelvo la sonrisa como un tonto y asiento en forma de respuesta. Antes de irse, me regala una última mirada y se aleja, con su amigo chocando su hombro. Mi sonrisa desaparece y es entonces cuando sé que el idiota va ser lo que sea para meterse entre nosotros, así como lo hizo con Vanessa.

La diferencia es que Allison si me importa, y estoy dispuesto a hacer lo que sea por ella.

...

—¡Cariño! —espeta Tyler en cuento me ve, extendiendo sus brazos como si hubieran pasado siglos.

Rodeo los ojos y sonrío, quitando de un golpe sus brazos del aire.

—Contigo tengo que hablar.

—¿Conmigo? —toma una manzana de la bandeja y la pone en su boca, con una ligera confusión.

—Si, debes decirme que paso en Teoría —aclaro señalándolo. Su ceño se arruga.

—¿Qué quieres que te diga? Las chicas me desean, es algo que no puedo controlar.

—Hablo en serio Tyler. Emma es buena persona, no la metas en tus jueguitos —advierto tomando asiento frente a él.

Suelta una carcajada.

—Y que si te digo... que fue ella quien me buscó.

—No te creería, te conozco.

—Pues así fue —habla con la boca llena—. Yo estaba tranquilo en mi asiento cuando ella llegó y comenzó a besarme —traga, y mi rostro de repugnancia lo dice todo—. ¡No lo puedo controlar! —vuelve a decir levantando las manos.

Bufo.

Tyler tiene algo entre manos, lo presiento.


C a p i t u l o  c o r t o <3

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora