De regreso en Beethoven.

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...

La fiesta de año nuevo paso volando.

Y cuando menos pensé ya me encontraba en un avión de regreso a Inglaterra y de regreso a la que ahora era mi vida, dejando atrás la anterior.

Ver a mi familia me alegro, pero tener que dejarlos me dolió hasta el alma. Aunque no todo es triste, pasamos momentos increíbles que ahora quedaran solo plasmados en mi memoria. Recuerdos que definen la mejor navidad y el mejor año nuevo de mi vida, hasta el momento. 

Si, tuvimos altos y bajos. Lo de Ryan por ejemplo, es un gran bajo... pero el hecho de que Deil haya estado conmigo es un alto enorme. 

Ahora, debo regresar a las presiones que tornan en las masas de Beethoven, como el violín, las fotos para la pagina web con Ben, trabajos sin fin y el hecho de sobrevivir a un nuevo semestre que presiento estará lleno de muchas sorpresas. Tan solo al cruzar las rejas de la entrada el frío era peor, aunque se creía imposible.

Me encuentro caminando por las paredes que envuelven el largo pasillo principal de la construcción educativa, con libros rodeados por mis brazos, en un hombro mi mochila y en el otro el violín. 

Tengo clase con el maestro Williams.

El timbre suena cuando estoy por girar hacía el aula, y antes de que la puerta se cierre logro detenerla con mi pie. 

Sonrío con nerviosismo cuando el rostro serio del Maestro se asoma.

—Buenos días —musito mordiendo mi labio inferior.

—Allison —dice en tono solemne—, primer día del semestre y usted ya esta llegando tarde—Suelto un suspiro cargado. No hay nada que pueda decir al respecto. Él ya mencionado alza una ceja y luego bufa—. Adelante —abre con aburrimiento la puerta y hace un ademán con la cabeza, a lo que entro sin pensarlo.

—Heyy —escucho un murmuro, así que giro mi cabeza y achino los ojos cuál anciana hasta que doy con el rostro de Donna Cooper, quien me incita para que tome asiento en la banca junto a ella. 

Accedo sin más.

—¿Que tal esas vacaciones? —pregunto en cuanto dejo caer la mochila al suelo.

—Un hermano revoltoso y una hermana entrometida —bufa—. ¿Y las tuyas?

—Mejor que nunca —respondo orgullosa.

Williams carraspea, haciendo que nuestra atención se centre en él.

—Buen día -saluda abriendo su estuche de partituras, con la mirada cabizbaja.

Buen día —respondemos todos al unisono.

Saca muchas carpetas de papel y comienza a caminar entre los asientos, poniendo una copia en cada mesa. Las miradas incrédulas de todos (incluyéndome) lo invaden.

—Inicia un nuevo semestre, y eso significa que cada vez estamos más cerca del recital de fin de año —se acerca ligeramente a Chris Brown y le arrebata el lápiz a medio comer que se encontraba entre sus labios y lo guarda en el bolsillo de su abrigo—. Si creen que eso significa que verán a su familia y los deleitaran con su aburrida música están muy equivocados —se detiene en medio de la sala—. Esa noche definirá qué sucederá con su carrera musical. Vendrán delegados de las universidades más codiciadas de Inglaterra...  —se silencia por un segundo, saboreando cada palabra que está por decir—. Y de muchos países más.

En la sala todos permanecen estáticos —incluyéndome—. La sorpresa es evidente, e inconscientemente giro mi cabeza hacía Donna, quién traga saliva con pesadez.

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora