La hoja de papel.

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Nunca había sentido tantas miradas clavadas en mi, mucho menos a causa de un chico. Lo digo porque todos mis novios han sido feos, y solo hablamos de tres. ¿Porque? Pues no me pregunten, solo digo que los feos no te hacen sufrir, o eso decía mi tía. Igual esas relaciones no duraron más de 1 o 2 meses y nunca fue tan serio para mí. El punto es que con ellos no llamaba la atención de nadie, solo de mi madre, quien me regañaba por no tener altas expectativas.
Ahora, misteriosamente uno de los chicos más populares y apuestos de la escuela me ha guiñado un ojo. ¿Cómo debería de tomar eso? Coqueteo o una simple burla.

¿De qué hablas? Un chico así jamás se fijaría en alguien como tú.

Exacto. Entonces descartó la primera hipótesis. Lo que me deja con una más creíble, que este tal Tyler Dallas solo se burla de mí, o más terrorífico, me hace un tipo de "venganza" por lo de la hoja de papel en la clase de historia. Hablando de eso... ¿Qué rayos es lo de la hoja de papel?

Un agarrón de mano por parte de Emma me hace reaccionar, me saca de la cafetería a paso de caballo, o más bien, tigre.

En los pasillos junto a los casilleros se para frente a mí y se cruza de brazos. Su mirada es seria, y algo decepcionada. Algo me dice que me va preguntar sobre lo que pasó con este chico en la cafetería, no, estoy segura de que lo va a hacer. Seguramente porque ella me advirtió sobre ese chico y ahora él me guiña el ojo. ¿Cómo se ve esto antes sus ojos? Muy mal seguramente.

—¿Qué fue lo que pasó? —pregunta. Frunzo el ceño tratando de buscar las palabras adecuadas para explicar que lo que pasó me tiene igual de confundida —¿Te están molestando? —dice, aún sería.

—N-no... —No sé qué expresión he hecho pero ella ahora me mira como si fuera un pequeño pájaro indefenso.

—Te están molestando, estoy segura de que lo hacen. ¿Qué pasó? Dime la verdad Ally.

—Bien —suspiro—. En la clase de historia el chico castaño...

—Deil —interrumpe y arruga la nariz.

—Si, e-eso creo —continuo—. Le entregó una hoja de papel a Tyler y yo los vi. No sé que tenía escrito o que pasó, pero cuando se dieron cuenta de que los observaba se molestaron creo, y me reclamaron en el pasillo. —blanquea los ojos.

—Mira, solo no te acerques a ellos, no son buenas personas. Yo sé porque te lo digo. —me toma por los hombros— si te preguntan algo más di que no sabes nada y esquivalos. Por favor —asiento, confundida—. Gracias.

El timbre suena dándonos a entender que es hora de volver a las clases. Emma se endereza y me da una última advertencia, luego se va. Me quedo unos momentos tratando de asimilar que es lo que acaba de pasar, es la muchedumbre de gente la que hace que me sacuda lejos y recuerde que tengo clase de teoría musical.

Teoría musical.
Una clase que prácticamente todos los que tocamos un instrumento tenemos que ver. Y si, si se lo preguntaban aquí se encuentran los reyes, los cuatro están sentados en la mesa de atrás charlando de quién-sabe-qué. Lastimosamente Emma no está conmigo ya que ella es escritora y teoría musical no le sirve de mucho, lo bueno es que Peter está aquí, lo cual de veras es un alivio porque tengo miedo de que Tyler y Deil se acerquen a mí de nuevo y después de lo que pasó en la cafetería solo quiero ser invisible ante ellos. Pero, no está siendo tan difícil, ya que ni una sola vez han volteado a verme, eso me tranquiliza.
Peter juega con su lápiz mientras el maestro da su explicación, yo mientras tanto anotó en mi libreta cada dato importante que encuentro que me puede servir. Siento un leve golpecito en mi cabeza. Toco tratando de ver que ha sido, miro hacia abajo y encuentro una bolita de papel bien arrugada en el piso. Cierro los ojos con fuerza tratando de desechar los pensamientos sobre quién es el destinatario, subo mi cabeza lentamente y efectivamente veo a Tyler Dallas sonriéndome y subiendo y bajando una y otra vez sus cejas. Siento mis mejillas arder, disimuladamente tomo la bola de papel y me acomodo en mi silla. Con precaución de que el maestro —y mucho menos Peter— se de cuenta, abro el papel por debajo de la mesa.

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora