Loco cumpleaños. -Parte 1.

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Holaaaa, nuevo capítulooo. Solo los invito a votar y a seguirme para que no se pierdan de mis historias.

Trato de organizar los pensamientos que invaden mi mente. Me quedo observando la pantalla sin saber qué hacer, releyendo el mensaje. Tal vez podría escribirle, decirle que soy yo, que me enteré de lo que sea que sea esto y enojarme con ella; pero eso estaría mal. Muy mal.

Emma tiene su propia vida, y está en el derecho de vivirla como se le plazca.

Aunque, eso no quita la intriga que me come entera, las ganas de leer las conversaciones  que tal vez tienen. Claro, eso haría que todo fuera más sencillo. Solo tendría que desbloquear y comenzar a leer. Pero de esto se trata la amistad: de confianza. Y yo confío en Emma.

La puerta es azotada y quedo espantada al instante, mirando en su dirección.

—Si, así las chicas nunca reaccionan cuando me ven —dice sarcástico el mujeriego acercándose a la mesa.

Me quedo en silencio, sin modular ni una palabra.

Su ceño se frunce, tanto que parece que tiene una sola ceja. Me mira precavido.

—¿Todo bien? —pregunta.

Estúpido, si llegas a lastimar a mi mejor amiga juro que te asesinaré.

—Todo bien.

...

Observo como la rubia hace resonar sus tacones por la habitación, de un lado al otro. Recoje su cabello detrás de su oreja, mientras intenta ponerse un arete y hablar por celular al mismo tiempo. Yo en cambio, estoy lista desde hace diez minutos, pero resulta interesante observar a Emma mientras se arregla.

Observarla mientras trato de averiguar que carcome su cabeza.

—... de acuerdo. Te propongo mitad y mitad, ¿si? —dice acomodando el vestido en la parte del busto—. Bien, no me falles —cuelga.

—Parecía interesante esa llamada —comento de pronto, tratando de sonar casual. Gira su vista en mi dirección, algo confundida.

—No lo era —afirma—. Hablaba con Penelope, mi compañera de Poesía. Quería dejarme todo el maldito trabajo —toma su bolso de la cama y se acerca a donde estoy—. ¿Lista?

—Si... —musito y me colocó sobre mis pies. Sus ojos me miran de arriba a abajo.

—¿Es un chiste, no?

Ahora quien esta confundida soy yo.

—¿Que? —me encojo de hombros.

—No pensarás ir a la fiesta más esperada del semestre vestida así —señala mi vestuario.

Rodeo los ojos.

—Vamos tarde Emma —recuerdo ignorando su comentario. Pero deja con brusquedad su bolso sobre la pequeña mesa en medio de los dos sillones rojos a los que llamamos sala.

—Allison Morgan —se cruza de brazos—. Uno, es la fiesta de cumpleaños de Vanessa Roberts; la mejor fiesta del mundo ¿entiendes? —aclara—. Y dos, tienes a su ex-novio y chico más popular de la escuela encantado. ¡No puedes irte así! Debemos enamorarlo, no que se espante y muera de un infarto.

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora