Sucesos inesperados.

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-CAPÍTULO  l a r g o o o  SEÑORAS Y SEÑORES...-

...

Deil seguramente tuvo muchas ex's, y aunque se que no somos nada oficial no puedo evitar sentir un sabor amargo en la boca. No soy celosa, jamás lo he sido. Pero por alguna razón imaginar a alguien más besando a Deil, tomándolo de la mano y haciendo todo lo que yo hago con él me molesta. Ya tuve que verlo en vivo con Vanessa, pero estoy más que segura que él no siente nada por ella.

O eso espero.

Bien, se que sueno como una lunática pero la confusión carcome mi cabeza como no se imaginan.

—... Punto final, palabras del comité de honor de la preparatoria Beethoven —el típico hombre que da los anuncios se retira del centro de escenario para dar lugar a una mujer castaña, muy arreglada.

Nos citaron al teatro desde muy temprano, no hemos tenido clases y ya va ser medio día. Se imaginaran lo dormido que está mi cuerpo y la pereza que tengo. Como sea, mientras mi cabeza sigue enfocada en Deil, quien quiera que sea Kelly y mil cosas más, la duda inunda a todos los presentes.

—Hola Estudiantes, mi nombre es Alisa O'Keis —dice sonando amable y acercándose ligeramente al micrófono que se encuentra anclado al atril para que la escuchemos mejor—. Deben estar preguntándose quién soy, que hago aquí, y muchas cosas mas, lo sé —unos golpes se escuchan cuando acomoda la pila de hojas contra la madera—. También sé que han escuchado rumores sobre algunos desacuerdos que han habido en la institución, y para ser sincera, es completamente cierto, pero de eso ustedes no se deben preocupar —me doy cuenta de cómo muchos enderezan su cuerpo, prestando más atención de la que prestaban hace unos segundos. Me incluyo—. Como ya escucharon hace un momento, hago parte del comité de honor y estoy aquí para hablarles de algo muy importante —relame un poco sus finos labios, preparándose para hablar—. Hasta el momento, la institución era dirigida por Deina Robinson, la cual muchos conocían como su directora. Ella mantuvo este lugar en muy buenos términos hasta la fecha, pero lastimosamente cometió una falta grave ante el comité. Una falta que como el manual lo estipula, debía solucionarse con la suspensión absoluta e inmediata de sus cargos —varios sonidos de sorpresa inundan el teatro y hacen eco, mientras que otros cuantos quedan estáticos ante la declaración—. Así es, estoy diciendo lo que creen que estoy diciendo: Deina Robinson ya no será más la directora de esta institución. Sé que los toma desprevenidos pero no se alarmen; nosotros, el comité, tenemos todo bajo completo y absoluto control. Estuvimos por mucho tiempo en silencio y es porque buscábamos al candidato perfecto para este puesto. Una persona que tuviera, como dirían por ahí, los pantalones bien puestos para dirigir una preparatoria tan codiciada y excelente como lo es Beethoven. Así que para mí, y para todos los miembros del comité, maestros, y demás, es un honor y un completo placer presentarles a Sebastian Frenick —estira su mano derecha, invitando al ya mencionado a pasar al escenario—, un antiguo estudiante y el nuevo decano de la Preparatoria Beethoven.

Unos pasos se escuchan, y la multitud de estudiantes permanece en silencio. Un silencio fúnebre si me permiten decirlo. No, no es un anciano, deprimente y aburrido decano. Lo que ha provocado esta reacción es todo lo contrario. Un traje ajustado marca unos abdominales que juraría que quieren estallar de su cuerpo, unos bíceps, tríceps y todo lo que termine en íceps hacen escapar suspiros. Sus piernas bien ejercitadas y más o menos todo de él. Eso, sin mencionar su perfecto rostro de actor de cine o modelo de Calvin Klein, con una barba perfecta y unos ojos azules que acelerarían los latidos de cualquiera.

No quiero sonar indecente, pero creo que me enamore del decano nuevo.

—Buenos... —sube un poco la manga de su traje, viendo el reloj que descansa en su muñeca— buenas tardes creo que debería decir —sonríe un poco, provocando que la boca de todas las chicas se abra hasta el suelo, incluyéndome—. Ya lo dijo nuestra respetada Alisa, pero creo que es indecente no presentarme yo mismo. Mi nombre es Sebastian Frenick —menciona su nombre con un acento británico bien marcado que derretiría a cualquiera—, mucho gusto, créanme que el placer es todo mío. Es un honor poder dirigir una institución como esta, una en la que me formé y eduque para llegar a ser la persona que ahora soy. No quiero sonar de ninguna manera engreído, pero vale la pena recalcar que un lugar como este fue él que me llevo donde estoy, aunque sé que me falta mucho por recorrer. No los haré tardar más, sé que tienen hambre. Yo también —ríe—. Pero les diré una última cosa: continúen aquí, formense, sean disciplinados pero más importante hagan todo con pasión y alcanzaran lo que son capaces de soñar y más. Estoy feliz y agradecido de recorrer este camino junto a ustedes y créanme que estaré dispuesto a ayudarlos siempre que me necesiten. Gracias —dice y da un pequeño golpe con las palmas de sus manos al atríl antes de alejarse. Todo el teatro queda en completo silencio, hasta que a mi lado, Donna Cooper eleva un estruendoso aplauso al que se le unen todos —más que nada chicas—, dándole la bienvenida al nuevo decano.

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora