Haciendo las pases.

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Me quedo sin aire y expectante por una respuesta. Pero lo que consigo me sorprende, se ha acercado a mi y me ha abrazado.

Correspondo el abrazo y me aferro a él con todas mis fuerzas. Luego de unos segundos lo separó de mi y lo tomo por los brazos, haciendo que quede frente a mí y obligandolo a mirarme a los ojos. Él sabe que le estoy pidiendo respuestas, así que me regala una ligera sonrisa.

—Te extrañé —suelta depronto.

—Yo tambien, Pet —sonrío levemente, pero la sonrisa desaparece en tanto me preparo mentalmente para hacerle esa pregunta que no se como la tome. Tal vez salga corriendo, o se tire al río, no se, estoy divagando. Con Peter no se sabe, pero debo formularla, debo hacerlo ahora—. ¿Que paso exactamente con Vanessa?

Toma una bocanada de aire y rasca su cabeza, viendo un punto fijo en el suelo. Se nota que no quiere hablar de eso.

—Vanessa —pone las manos en la cintura y hace una mueca que no logro descifrar—. Es una larga historia, ¿sabes?

—Tenemos tiempo. ¿Porque no caminamos juntos? 

Asiente, y empezamos nuestro recorrido detrás del grupo.

—A principio de año todo comenzó normal. Yo tomaba mis clases con normalidad y pasaba el rato con ustedes, como siempre —sonríe—. Pero, un día pase por el aula donde estudian los de canto; no puedo explicar específicamente que pasó cuando escuche a Vanessa cantar, pero se veía tan diferente a como ella es. Tan entregada —Se pierde un momento, como recordando. Pero al darse cuenta vuelve en sí y continua—. Estaba cantando una canción que creo que era de ella, pues nunca la había escuchado. Se que era la novia de Deil, pero desde ese momento, todas las tardes me gustaba pasar por ahí para oírla cantar.

—¿Te gustaba?

—No lo sé, creo que si pero no quería admitirlo. Como sea —continua—, un día ella se dio cuenta de que siempre merodeaba por ahí y me reclamó. Es una historia larga como te digo —me hace una mueca de que le da pereza contarme todo. Le regalo una mirada de "si no me cuentas te mato"— Bien... Empezamos a hablar más y así pasaron las tardes; hasta que un día en la biblioteca ella me besó —suelta un suspiro—. Quedamos en que jamás volvería a pasar, pero volvió a pasar. Y bueno, ya conoces el resto de la historia...

 Trato de cuadrar en mi cabeza la idea de Peter y Vanessa juntos, pero no lo hace. Ella es tan... ella. Y Peter es un amor de persona, en todos los sentidos.

 —Tengo una pregunta.

—Pregunta.

—¿Porque exactamente te peleaste con Deil?

Bufa.

—No se si sabes, pero él llego a donde yo estaba a golpearme. Yo solo me defendí.

De acuerdo. Eso significa que Deil tiene la respuesta para mi interrogante. Temo se molesta, pero hago otra pregunta.

—¿Y Vanessa porque me golpeó? 

Voltea enseguida a verme, con los ojos bien abiertos. Y por un momento, siento como si fuera un delito hablar de ella frente a él.

—No se, ni me importa —escupe.

Luego de mi bombardeo de preguntas, continuamos con el recorrido sin decir prácticamente nada. Ahora, tengo un peso menos encima sabiendo que hicimos las pases por fin. El no me odia, y eso me alegra de una forma difícil de explicar.

Cuando llegamos a la zona de campings la maestra nos ordena que armemos el campamento. Han dividido la zona en dos partes; la parte de los chicos, y la de las chicas. Bajo mi maleta de la espalda sintiéndome como una anciana con problemas de columna al hacerlo, parece que hubiera cargado rocas. Emma me ha rogado que compartamos el camping, por lo cual ella trajo la tienda, pero no ha aparecido desde que se adentro al bosque hace unas horas, y no tengo más remedio que esperar sentada sobre un tronco mientras todos se encargan de arreglar sus cosas.

Sobreviviendo a BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora