2. El "¿Por qué?"

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Esa misma mañana Amy regresó a su casa, aquel pequeño departamento que compartía con una amiga, Maria, la chica española. Pagaban unos 50 mil won al mes, compraban comida entre las dos al igual que los gastos comunes; no había cama para ambas ni un baño enorme, aún así se preocupan la una a la otra cuando algo malo sucedía, era una calidez tan parecida a la de las parejas. 

—Ya estoy en casa —dijo la delgada joven al entrar y dejar caer su bolso al suelo. Luego quitó sus zapatos y se adentro a la sala, la cual daba justo a la par con una cocina américa, así que era mucho más fácil encontrarse con la nevera y tomar algo de ella. —¡Aaah! refrescante. —comentó con una leve sonrisa en sus labios mientras saboreaba aquel delicioso sabor a jugo de naranja a la vez que dejaba posar su cuerpo sobre la misma nevera. De momento recordó el acontecimiento de hace unas horas. Sí, a pesar de que odiaba a ese hombre, Amely no paraba de pensar en él, en su rostro, en sus palabras, en como la miró cuando la sostuvo fuerte. De pronto, un escalofríos escalo por su cuerpo haciendo que su cabeza topara fuerte con el mueble de cocina que estaba pegado a la pared. —¡Auch! —exclamó. 

—¡¿Ya estás aquí?!—preguntó una voz dulce y delicada desde la puerta del fondo. 

—¡Aja! hace un rato... —mencionó despacio mientras su diestra sobaba su  cabeza, a la vez caminó directo hacía la voz 

 —mencionó despacio mientras su diestra sobaba su  cabeza, a la vez caminó directo hacía la voz 

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Al llegar al cuarto encontró a Maria sobre la cama, con una camiseta blanca y su ropa interior de Hello Kitty, al parecer recién comenzaba el día para ella.  Amy la observó directo a esos orbes almendrados, unos bellos orbes redondos, que brillaban como la luz del día  

—No sé supone que debes trabajar—mencionó Amely. 

—Debo, pero tengo mucha flojera de pararme, además llegas tarde—dijo Maria realizando un leve puchero al mirar a su "amiga"—. Se supone que ibas a estar aquí cuando abriera los ojos, pero no... ¿dónde estabas, eh? —rápidamente se sentaba en la cama estirando una de sus manos para que la ajena respondiera y se sentara junto a ella. 

—Yo... Yo estaba caminando por ahí—respondió Amy con un tono suave, sonriendo a la joven cuando tomaba posición en la cama, a un lado de ella.  Sin embargo, Maria la conocía ya hace un tiempo, más menos un año, por ende sabía que mentía. 

—No me mientas... —musitó posándose detrás de Amely  con las piernas a cada lado del cuerpo ajeno, como atrapando este—. Lo viste, ¿Cierto? —suspiró y dejo reposar su rostro en la delgada espalda de la pelinegra—. No escuches nada de lo que diga, tú debes seguir siendo tú... Nunca dejes que te fastidie.

—No... No dejo que lo haga, pero duele... Duele bastante  —Amy aún mantenía en una de sus manos la botella de jugo, mientras que con la otra agarraba la diestra ajena, acariciando en veces con la yema de los dedos la delicada piel de Maria—. Quisiera que se olvidara de mi, que me diera por muerta o algo—suspiró—.  Realmente quiero... 

María cerró por un momento los orbes suspirando al igual que Amely; entonces dijo. —No desees mentiras. A pesar de que te ha hecho mucho daño él es tu padre, y quieras o no en tu mente hay momento lindos, recuerdos que te confunden ¿No? ... Mejor deberías hablar de buena forma, no sé, preguntando quizás porque cambio tanto contigo y con tu mamá—abrió sus ojos—. En cada acto que realizamos hay un "por qué"  


 Quisiera no tan solo saber el "¿por qué?"... Quisiera saber mucho más 〉 


¿Por qué su padre la odiaba? ... ¿Habrá sido porque se parecía mucho a su madre o ¿por el hecho de haber estado con ella en un amor fugaz de jóvenes? ... A lo mejor Amy estaba equivocada, y la vida que había tocado era la cuota que debía pagar de vidas pasadas; sin embargo, sabía y estaba clara que jamás entendería porque su padre la despreciaba, porqué la había abandonado cuando su madre había muerto o porqué nunca le había dicho que la amaba.


Las horas pasaron y se habían hecho las 10 am. Maria estaba lista para ir a su trabajo en la panadería que quedaba a unas pocas cuadras del lugar, mientras tanto, Amely se encontraba mirando por la ventana de la sala, ventana que daba directo a la calle.

—Ya me voy—dijo Maria.

—Bien, ten un excelente día—respondió Amely con una sonrisa, la misma que a los segundos desaparecía sin control alguno—.  Maria... —susurró ocultando su mirada en la distracción de la calle y los transeúntes.

—¿Si? —Consultó la española, ladeando su cabeza a la vez que fijaba sus ojos en la pelinegra. 

—Tú... ¿Quisieras volver a España?  

—Si, por supuesto, quiero ver a mi familia... pero —dio unos pasos hasta donde estaba Amy, acercando su rostro al del ajeno con una gran sonrisa; esperó que ella volteara para encontrarse con sus ojos de aceituna (como les decía ella). Entonces respiró profundo sobre los labios y susurró—. Primero quiero asegurarme que estarás en buenas manos —sonrió.  

Amy se mantuvo quieta con la respiración entre cortada, sonrojándose un poco por el accionar ajeno, aunque estaba demás mencionar que estaba ya acostumbrada a esos arrebatos de Maria, «Es europea »  decía siempre en su cabeza para no sentirse invadida ni acalorada. —¿Buenas manos? —¿Qué significaba eso? si Amely no tenía a nadie más que a ella, las personas que una vez conoció estaban haciendo su vida, otros habían partido y claro, su padre la odiaba. 

  —Sabes de quien hablo —rió—. Bien ¡Ya me voy! nos vemos~  


〈 ¿Sabes de quien hablo? 〉  


Pero ¿de quien hablaba exactamente? Su mente estaba en blanco, el hambre no la dejaba pensar. Aunque sus labios deseaban pronunciar ese nombre, Amy no podía, sentía que su estomago se revolvía de nervios y miedo, sentía que el cielo iba a caerse sobre ella, que la vida daría un giro y que la esperanza se detendría.  

—No... No... ¡Jamás!  —dijo alterada, levantándose del piso. De repente unas ganas enormes de vomitar habían llegado a ella, así que corrió hasta el cuarto de baño, levantó la tapa del escusado y boto todo lo que el día anterior había comido. Ya cuando termino, se quedo sentada sobre el helado piso con la mano diestra apoyada en sus labios y la cabeza llena de pensamientos que daban a una sola persona... Yoo JiHo. 



Amely (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora