Las pesadillas eran frecuentes, se colaban en sus dulces sueños para apenar su descanso y destruir las ganas que tenía de seguir cerrando los ojos. Aunque ya estaba acostumbrada a que sucediera al menos una vez cada tres días la empresaria mantenía siempre la luz de su mesita de noche para sentirse al salvo cuando despertara gritando asustada.Hoy había sido unas de esas noches, donde el sueño lindo junto a su madre era interrumpido por un enorme dragón negro que lanzaba fuego, al igual que las miles de manos que brotan del suelo para llevársela. Era aterrador.
Gracias a ello ahora llevaba ojeras que casi parecían un golpe en los ojos que ni el maquillaje podía quitar y eso que había utilizado mucho corrector para cubrirlas.
El café podía servir para mantenerse atenta en las reuniones, sobre todo cuando los viejos hablaban y hablaban de números, era terrible.
Suspiró en su asiento mientras se hundía en este mismo. De inmediato los ojos de Eric se clavaron en ella por aquella actitud irrespetuosa: Si había algo que odiaba él joven abogado era que Amely fuera una niña malcriada con aspecto de grandeza.
Volvió a sentarse normalmente después de gruñir a la nada, no soportaba tanto discurso, tanta polémica por abrir un centro comercial en medio de la ciudad de Seúl.«Era una gran idea» pensaba cuando uno de los inversionistas se levantaba de su asiento con una lista tremenda de quejas de algunos vecinos del sector; todo había llegado a sus manos a base de una encuesta realizada por sus empleados.
—No creo que sea muy importante la opinión de los inquilinos si ya la totalidad de los terrenos han sido comprados para nuestros centro comercial —aclaró Eric hojeando unos documentos que estaban en frente de él
Chasqueo la lengua cuando muchos discutían la opinión de su abogado, no entendía como podían interponerse en sus decisiones cuando a lo días se llenaban los bolsillo de dinero y dejaban mensajes de agradecimientos, además de enviar carne de buena calidad en vuelta en un paño rojo o azul.
Ya no podía escucharlos más, era totalmente absurdo.
—Caballeros —dijo para luego levantarse de su asiento y golpear la mesa con la carpeta puesta en frente de ella—. Es suficiente de sus alegatos —sentencio—. Tuve una noche horrible y escucharlos siento que me dará urticaria. Estoy segura que cuando el centro comercial esté listo todos estarán con la sonrisa plasmada en los labios por todo el dinero que los haré ganar.
Todos en la sala guardaron silencio, de cierta forma ella tenía razón.
—Ofrezcan más dinero por los terrenos que faltan y comencemos la construcción —reitero a los arquitectos, contadores y trabajadores que también eran invitados a cada reunión—. ¡Ah! Y busquen alguna celebridad para realizar publicidad.
Dicho aquello tomó la carpeta en sus manos, realizo una leve venia y se retiró del salón de reuniones dejando a todos mirándose entre sí.
—Bien, hagamos lo que nuestra presidenta dice, estamos seguro que todo estará bien, señores —tratando de calmar la situación que había colado la joven entre los inversionistas, Eric Baker sonría y los despedida a todos con un apretón de manos y la respectiva venia que respetuosamente se honra a sus mayores.
Luego de calmar la situación se escabullo a la oficina de la pelinegra siendo interrumpido por la secretaria de esta. Anastasia, quien por varios segundos le imploro que no entrara, que la joven estaba de mal humor y que había dejado claro que no deseaba ver a nadie, sin embargo, Eric no dejaría esto pasar.
Se coló después de forcejar un poco con la pelirroja secretaria quien detrás de él trataba de sujetar el traje negro muy bien planchado que este llevaba reluciendo.
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Amely (Proceso)
Teen FictionAmely, es el libro que cuenta la historia de vida de una joven asiática que sobrevive a fuertes sucesos. Todo comienza con la muerte de su madre, pero ¿Cómo terminara? Anímate a vivir desde cerca esta emocionante historia. Po...