35. Saber

22 1 0
                                    



La noche anterior


Su mente voló al vacío cuando escucho cada una de las palabras que Eric recito, sintiendo como la rabia se hacía parte de ella como la sangre lo es para el cuerpo. Sin darse cuenta ya estaba apretando sus puños y pensando en los temibles disparos que tuvo que dar hace unos años cuando se encontraron con Amely ¿Acaso ese no fue un duro mensaje enviado? Al parecer la casilla estaba llena y no pudieron recibirlo.

Se sentó en la silla de la barra del mini bar apoyando sus codos sobre esta, trataba de traspasar en su mente los acontecimientos vividos desde que conoció al viejo Park, quiso hallar respuestas pero se perdió en los recuerdos siendo encontrada por el abogado quien ante la distracción ajena quiso traerla de regreso.

—Debemos ser fuertes —dijo él.

Natasha lo observo a esos pardos que la barrían con simpleza; por más que lo miraba más se hacía familiar, y claro, si siempre estuvo el parecido pero jamás lo vio o simplemente quiso ignorarlo para sentirse más cómoda, pero era cierto, era real, Eric Baker era hijo legitimo del viejo Park y eso la hacía sentir como una estúpida.

—No debiste ocultármelo —respondió.

—No podía decirlo por más que quisiera, mi fidelidad siempre sería hacia el juramento que le hice a mi madre.

« Madre » retumbó en su cabeza aquella palabra cuando en silencio suspiró para luego maldecir a los cielos por estar ahí y no con su madre quien como los demás la perdió a corta edad.
Coincidía con el sentimiento del abogado, sabía lo que era jurar a la persona que amaras por siempre, por sobre todas las cosas.

—Todos juramos —susurró tentando a las lágrimas para que asumieran el rol, pero por más que quisiera desahogarse no podría, ella no lloraba, jamás lo hacía, porque parte de ese juramento plasmado con el corazón era ese, no llorar jamás—. Voy a callarme esta vez— dice—. Pero en su momento, promete que les dirás a todos quien eres realmente.

Él solo asiente como respuesta pues tenía claro que tarde o temprano debería enfrentar al mundo, sobre todo a Amely.

— ¿Qué harás con la información de Amely?

La pregunta lo atravesó por completo, por más que quisiera darle tiempo a las cosas esta no espera. Suspiró cuando se hayo entre la espada y la pared, perturbado por aquellos achinados ojos que lo miraban fijos a los suyos.

—En realidad quería esperar un poco —respondió.

—Claro que no, en ese sentido no voy a callarme, ella necesita saber toda la verdad —bufó levantándose del asiento para caminar hasta la mesita de la sala y tomar los documentos en sus manos—. No eres nadie para ocultarle las cosas ni mucho menos para alargar la maldita agonía

—Joder, lo sé, pero entiéndeme, esto será un duro golpe.

— ¿Y? Estamos acostumbrados a recibir golpes tras golpes y míranos, aquí estamos, luchando día a día para lograr nuestros objetivos —aclaró mientras ocultaba un mechón de cabello rebelde por detrás de las orejas—. Amely necesita saber que su madre tenía una familia que la esperaba... Tiene el derecho a ser amada por ellos y no sé —se detuvo por un instante, sin embargo las palabras atoradas en su garganta se asomaron cuando se posó en frente del abogado, entonces disparo—. Presiento que esa gente no sabe que Claris está muerta.

Él arrugo la frente ante lo mencionado ya que de cierta forma lo había pensado « ¿Y si ellos no sabían que Claris estaba muerta? » Sería un gran golpe, un dolor imparable que no solo la asiática debería soportar.

Amely (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora