13. Dolor

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Yoo JiHo se había quedado detenido con el brazo izquierdo sostenido por uno de los jóvenes del mismo reality, aunque tan sólo había sido una excusa ya que sus pies no pudieron seguir avanzando, no sabía el porqué ni el como sus sentimientos lo hacían acabar con las ganas de ir tras ella y abrazarla con fuerza, sabía que el verlo la dañaba, sabía que ahora podía estar llorando lagrima de sangre, sin embargo, aquella frialdad que lo caracteriza lo enterraba en su zona como un árbol fuerte, o quizás las huellas del pasado se hacían presente. 
Despacio retrocedió con el corazón en la boca, las personas murmuraban a su alrededor, haciendo que las palabras fueran estacas en su espalda.

 Dolía, dolía tanto que las ganas de morir se intensificaban. 


«Amy» Pensó como un llanto interno, dejando que el profundo suspiro soltara todo aire de su pecho. 


Por otro lado, Amely seguía corriendo, huyendo de su pasado con la mayor cobardía, con el miedo cargando su espalda e hiriendo su alma, no sabía si podía detenerse, deseaba zafarse una pierna para caer al suelo y así ser recogida por alguna ambulancia.
Cruzó calle tras calle hasta llegar lo más lejos de la situación recién vivida, sin pensarlo mucho se refugió en un callejón dejándose caer de rodilla al suelo cubriendo su rostro con ambas manos, las lagrimas eran latente, la ahogaban en su garganta complicando su respiración, no sabía si el aire la golpeaba o simplemente era aquella sensación de desfallecer sobre el suelo; su memoria la atacaba. 


***  

Canadá 11/2006


—¡Amely! ¡Amely! ¡Amy! ¡Se que estas aquí! —aquella voz resonó por toda la mansión, tanto que su voz varonil podía oírse en la planta alta, sobre todo en el cuarto donde se mantenía encerrada la pelinegra; junto a ella se encontraba su padre, Kwan Lee.

—Escúchame bien, Amely... Vas a bajar, miraras a ese chico a los ojos y dirás que no lo conoces, que jamás lo has visto, quiero que se largue de mi casa —chasqueo la lengua en disgusto observando con autoridad a la joven de 16 años recién cumplidos—. No quiero que este comportamiento perturbe a mi familia, sobre todo a mi pequeña Annie —una adolescente Amely limpiaba sus lagrimas que caían por si sola sobre su angelical rostro a la vez que apretaba sus puños aguantando las ganas de gritar y decirle a Bin que se largara antes de que lo lastimaran. 

 —Promete que no le harás nada... Por favor —suplico al elevar su rostro y fijar aquellos bellos ojos humedecidos en el rostro de su padre. 

 —Claro, siempre y cuando hagas lo que te pido o de contrario él pagara la consecuencia... Sabes que no bromeo, hija —suspiró para terminar acercándose a ella y apoyar su diestra en su hombro—. Olvídate de todos en Corea, Amely, de ahora en adelante tu vida está aquí, en Canadá —dijo causando un daño a la zona ya que apretaba con fuerza—. Rompe el corazón de ese mocoso.  

Ambos bajaron la escalera con seriedad; el corazón de la joven latía tan fuerte que deseaba arrancar de su cuerpo, las piernas temblaban, pensaba que iba a desmayarse, sin embargo, cobro fuerzas cuando vio a JiHo parado en frente de la puerta de entrada con dos hombres corpulentos que lo sostenían de los brazos, lo apretaban tan fuerte que el dolor se reflejaba en los orbes de este y en evidente sudor que corría por su rostro. Él gritaba al verla. 

¡Amely! soy yo, he venido a sacarte de este lugar... V-vamos juntos, Amely... No dejes que te llene la cabeza de cosas, ven conmigo... —como pudo estiró unas de sus manos tratando de que aquella señal abriera lo ojos de la chica asiática, pero la fuerza con la que Kwan apretaba su cuello bajo su largo cabello la hizo recordar que si no hacía lo que este había pedido Bin iba hacer el único lastimado.

Amely (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora