26. La primera llave

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«Ha pasado casi un mes desde que me convertí en la líder de las compañías Park. He ido a cientos de reuniones para llegar a un acuerdo sobre la deuda que dejo Shin mientras lidero; sin embargo, todo a sido complicado, ya que habían muchos más asuntos de lo que imaginábamos»


Seoul / 23 de Diciembre.

—Estos son los documentos que debes revisar antes de la ultima firma, además, el ultimo comprador llamó esta mañana, dice que no dará más de lo que ya había ofrecido por la mansión en la isla Jeju —mencionaba Eric al dejar una carpeta dura de color azul con la insignia de la compañía sobre el escritorio de Amely.

La joven impaciente abrió el objeto en busca de los documentos a la vez que la noticia no la inquietaba ni la molestaba, sabía perfectamente que las cosas serían de aquella manera —Entonces deberemos vender a ese precio —dijo dando un par de ojeadas a las hojas.

—¿Estas segura? A pesar de lo caro que es, no termina de completar el dinero de la deuda —responde el abogado notando que la joven sólo da unas vueltas más a las palabras para al fin firmar—. Oye, te dije que lo revisaras bien.

—Entonces sacaremos dinero de la cuenta del banco... No importa si quedo sin ningún peso, al fin y al cabo estaba sin nada antes de llegar aquí —terminó por decir la chica entregando la misma carpeta en manos del hombre—. Sé lo que dijiste, pero confío en ti.

El hombre sin decir nada recibió la carpeta en sus manos para luego suspirar, el echo de saber que Amely ocuparía dinero de su bolsillo para la deuda lo incomodaba y lo preocupaba en demasía —¿Estas segura de eso? Es decir, puede que luego de pagar la deuda no tendremos el mismo éxito de hace unos años, y bueno... Las cosas pueden complicarse —afirmó con el entrecejo arrugado mientras sus miradas se cruzaban.

—¿Qué más puedo hacer? No quiero que las cosas se pongan peor y terminemos notificando la bancarrota de la compañía —suspiró la chica—. Antes que eso prefiero arriesgarme, caer y volver a levantarme.

—No sé de donde sacaste tanta garra, pero me gusta que tu fuerza mate el miedo que pueda tener ante esta locura —Eric sonrió, le gustaba en la persona que Amely comenzaba a convertirse, decidida, cómplice del valor y hasta capaz de cruzar el río tormentoso sin salva vida—. Bien... si eso decides, entonces hablaré con el hombre, le diré que la mansión es suya y que firmaremos el traspaso después de navidad ¿Te parece bien? —dijo—. ¡Ah! Y hoy a las 3 está la reunión con los antiguos y futuros inversionistas, recuerda que hoy se dictamina si se quedan con nosotros o vuelan a otro lugar —enfatizó la ultima frase al mover sus mano hacía arriba, provocando una risita en la joven asiática.

—Lo tengo presente —respondió ella con la sonrisa en los labios—. Y confía en mi... ¿Si?

El abogado movió su cabeza en aceptación a las palabras de la joven; temía del futuro, pero sabía que si algo mal pasaba ellos estarían juntos —Seguiré con mi trabajo... Te veo luego, eh.








Canadá / 22 de Diciembre / 22:30

Al otro lado del mundo, en la capital del país de la blanca nieve y las diferentes razas, se encontraba una joven 5 años menor que Amely; contaba apaciblemente los lugares que visitaría este verano, pensaba, a lo mejor, que ir a Europa era lo mejor, ya que podría disfrutar del clima helado de Inglaterra, o del país de la moda, aunque ya había estado muchas veces en ese lugar, Francia.

De repente escucha una conocida voz en los pasillos, al parecer papá estaba en casa para visitar a su princesa. De inmediato corrió hacia la puerta, la abrió saliendo despavorida de su cuarto en busca de la voz que se hacía cada vez más fuerte mientras avanzaba. Sin embargo, las palabras que comenzaba a oír la detuvieron en seco antes de llegar a la puerta del cuarto de sus padres; el hombre que amaba tanto estaba discutiendo con su madre, alarmado y preocupado de algo que sucedía en el continente asiático.

Amely (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora