27. Corazón ¡Detente!

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2 semanas después


El dinero de los cheques encontrados en aquel cofre sirvió para comenzar los nuevos proyectos que la compañía había adelantado en una anticipada reunión; alguno de ellos eran ideas del viejo Park cuando aún vivía, ideas que había dejado Shin a la mitad por haber gastado el dinero en malas inversiones. Ahora todas ellas podían dar su primer pie hacía el futuro, sobre todo el hospital Hamkke (juntos) que el anciano nunca logro realizar a causa de su enfermedad.

Amely mantenía una eficaz atención en cada paso, a pesar de no entender mucho de ingeniería o arquitectura, a ella siempre le gustaba estar lo más presente posible para que los trabajadores se sintieran confiados, además de demostrar así que las cosas bien hechas deben ser realizadas o inspeccionadas por nosotros mismos.

Camino por la construcción con un casco blanco en la cabeza y la vestimenta algo desaliñada que aún seguía usando, esos pantalones algo rotosos en la rodilla con los bototos a medio amarrar, la chaqueta sin abrochar, mostrando la camiseta blanca que lograba traslucir su ropa interior del mismo color, además de incluir en su vestimenta una bufanda muy gruesa que cubría su cuello y parte de su boca.

—Señorita Salvatore, por favor, vea esto —dijo el arquitecto con los planos sobre una mesa improvisada con tambores y madera—. Vera, necesitaremos estos implementos para esta parte de la construcción, se hará mucho más seguro el edificio.

—Hm... Ustedes son los expertos, así que confiaré en su criterio. Llamaré de inmediato al contador para que nos haga un presupuesto para comprar lo que necesitan —respondió con una sonrisa a la vez que tomaba su teléfono para marcar al contador y a Eric.

Decidía salir del lugar, a unos pasos de la calle para no ser una molestia para los obreros quienes trabajaban arduamente bajo la helada mañana de invierno. De inmediato su llamada fue respondida, cuando un auto negro, lujoso y con los vidrios polarizados se detiene a una distancia de ella. Amely no toma importancia de esto y sigue hablando.

Dentro del automóvil un sorprendido y nervioso YoungMi miraba atento las acciones de la menor que movía las manos con unas carpetas sujetas debajo de su axila lo que causo una pequeña gracia en él al sacar una risita; simplemente aún seguía siendo ella misma, pensó.

—Joven ¿Desea que continuemos? —preguntó su chofer mirando al hombre por el espejo retrovisor del auto, a lo que YoungMi responde con la palma de la diestra, en señal de que debía esperar; no obstante, las ganas de saludarla y cruzar palabra con ella fueron más fuertes que terminó saliendo del auto para posarse en frente de ella.

La joven, quien mirada al suelo, subió la mirada lentamente desde los pies de este hasta encontrar su mirada con una ladina sonrisa.

—YoungMi... —susurró.

—Hola, señorita empresaria ¿Cómo estás? —respondió él achinando sus orbes al dibujar la felicidad en su rostro—. ¿Será qué podríamos tomar un café junto? Prometo no quitarte mucho tiempo...

Amely no mencionó palabra, es más, parpadeo seguido ante la impresión, aún así, sólo una sonrisa sutil basto para responder a esa petición.

Amely no mencionó palabra, es más, parpadeo seguido ante la impresión, aún así, sólo una sonrisa sutil basto para responder a esa petición

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Amely (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora