Capítulo 18.

107 10 0
                                    

Las​ semanas habían​ pasado muy rápida para muchos, pero muy lenta para ciertas personas con una situación tan difícil como dolorosa. Unas​ semanas​ que muchos dirían o pasarían como otras aburridas​​ del año. Pero, no.

Nagisa, el pequeño y más animado de todos los seres humanos había sido secuestrado por su pareja, que sufría algunos desórdenes psicológicos después de su separación y tan terrible accidente sufrido años atrás. Todos sus allegados estaban al tanto del problema, pero para su mala suerte nadie lograba llegar a saber dónde podía haber llevado el peliazul al más bajo. Todos mantenían el terror en su interior no sabían que podría llegar a pasar con el rubio si no llegaban a encontrarle, todos pedían, suplicaban porque Rei abriera los ojos y se diera cuenta de sus errores. Y por sobre todo que no haya ya cometido cuanta atrocidad con quién aún a pesar de todo lo amaba.

Sousuke era uno de los más preocupados junto a Haruka, Kisumi y Aiichiro, estos dos últimos se habían enterado de todo y corrieron en la ayuda de su fiel e inocente amigo. Además, pudieron compartir un grato momento con Makoto el cual era mantenido al margen de todo. Su salud estaba primero ante todo. Pero, todos sabían que aún así el castaño no era idiota y estaba al tanto de muchas otras cosas. Sou mantuvo pequeñas charla explicando algunas cosas y alentando a su esposo de que todo estaría bien. Aún así, en su interior muchas malas situaciones se cruzaban por su mente.

A pesar de ser un mes horrible para todos, para unos pocos no era tan así, Makoto había tenido varias citas con su psiquiatra y para la buena fortuna, él había comenzado a recordar unas cosas. Sus años faltantes de preparatoria, sus días en la universidad y algo muy emocionante: había recordado cuando Yamazaki Sousuke, se presentó ante él y como con gran nerviosismo, hasta temblando le pidió una cita. A lo que el castaño había aceptado y venía hacía mucho tiempo esperando. Eso alegró a muchos y hasta Makoto se sentía más confiado con la persona que últimamente le estaba dando tanto que pensar y claro si era su esposo. Obviamente tenía que ser así. Después de aquel día, donde lo besó y acarició, extrañas sensaciones lo han estado carcomiendo con vergüenza, emoción, algo más allá de intriga, sobre lo que podía llegar a sentir entre aquellos grandes brazos. Además, aún buscaba la manera de cómo decir sobre su embarazo tenía que empezar a hablar o sino todos se darían cuenta antes de que pudiera hablar. Y lo primero era hablar con su esposo. Aunque aquello estaba algo difícil, más por la situación en la que estaban involucrados. Pero, ante todo pequeño intervalo de la vida del castaño, algo más allá de todo lo que estaba pasando, había una cosa que le preocupaba mucho. Una cosa que implicaba a su hermano Daichi y como ha estado distante de todo últimamente, además su extraña actitud con Haru era sospechosa. Apenas y se miraban. Luego estaba Sou, él era su mayor desvelo. Durante varias ocasiones lo escucho hablar a escondidas con alguien, también cada vez que el móvil sonaba salía fuera del alcance auditivo del castaño. Eso le molestaba mucho, quién era esa persona que tanto no quería que lo escuchara. El nombre del chico de aquella vez rondaba su mente, sentía familiar aquel nombre pero no recordaba ni una pizca. Tal vez le conocía, pero aún faltaba para recordarlo realmente.

-Hermanito... -grita, enfatizando de gran manera la "o" Himiko. Seguida de un durmiente Daichi.

-¿Qué hacen aquí? -pregunta sorprendido. Viendo como su hermano se recuesta en el sofá sin decir nada más, cayendo de inmediato dormido. -Y este... Qué...

-Mal de amores, déjalo... -ataja Himi, sorprendiendo a su hermano. Mientras le tendía una caja llena de fotografías que sobresalían​ de su interior. -Mira encontré lo que querías, como recordaste algo de la prepa y la universidad decidí devolverte todo esto. Aunque el resto lo tengo bien guardado. Te ayudará para orientarte mejor. -dice orgullosa, como si fuera la salvadora de todo el mundo. Mako solo toma la caja y vuelve la mirada a su hermano. Algo no le caía bien.

-Gracias, Himi, pero... -la castaña le mira algo nerviosa. -¿Qué está pasando con Daichi? -ante esto la interrogada solo suspira y mira a su durmiente hermanito. No quería faltar a su palabra con ninguno de sus dos hermanos, pero tampoco podía dejar las cosas como estaban. Ella sabía algo que Daichi no quería que nadie sepa, si no fuera por su poca delicadeza a la hora de buscar cosas no se hubiera topado con tal secreto. -Vamos habla...

-Lo siento. -responde rápidamente, colocando sus dos palmas e implorando ante su hermano mayor. -Tendrás que disculparme, pero Daichi me hizo prometer que no diría nada. -hizo un puchero y observó al castaño. -Si quieres saber, espera a que el te lo cuente. No creo que se lo guarde por mucho tiempo es algo un tanto serio. -Makoto, asintió a regañadientes. -Bueno, iré a arreglar la habitación de invitados. Lo dejaré aquí un momento mientras arregló todo, luego vengo por él. -y así corrió por su vida, no soportaría la mirada preocupada del castaño una segunda vez.

-¿Qué te está pasando Daichi? -susurro el castaño, acariciando los cabellos desaliñados de su pequeño hermano. -Sabes que puedes confiar en mí... -finaliza, dejando un beso sobre su frente mientras lo cubría con una manta, estaria abrigado hasta que su loca hermana terminara todo. A pesar de su intranquilidad camino hasta su habitación tenía que tomar sus vitaminas y aprovecharía rápido aquello.

Y gracias a eso, Daichi por fin se sintió libre de presión. No tenía sueño realmente, solo no podía ver a su hermano a la cara. Por ello permaneció todo el rato solo recostado fingiendo dormir. Cuando escucho que Makoto había ido a su habitación, tomó un lugar más cómodo y se sentó en el sofá. Observando gracias al karma que arraiga su vida una gran fotografía bajo la pequeña mesita de té. Tal vez aquello se había caído de la gran caja a unos centímetros. Tomando la foto, vio una fecha en la parte blanca era de cuando su hermano estaba en preparatoria. Vio mejor la foto y noto como en ella se encontraba su hermano junto con Haruka, este último siendo cargado por el castaño mientras se reían sin sentido.

-Si que el mundo me odia. -murmura el menor, dejando caer de sus pequeños y brillantes ojos lágrimas tan dolorosas como sin sentido. -No es justo... -vuelve a repetirse, pero esta vez unos fuertes brazos lo envuelven. Viendo a quien le brindaba una inocente y comprensiva sonrisa. -Him...ko.... -hipea el moreno.

-Vayamos a la recámara, allí llorarás todo lo que quieras. -dice Himiko, llevando sin soltar a su hermanito.

Aunque aquello lo hacía ver como idiota, Daichi daba gracias a su preciada hermana. Siempre que necesitará un hombro o cuerpo entero para llorar ella estaría allí, cuidándolo, velando y dando todo por el. Por eso era la mayor solo por minutos. Era su ángel y como tal cumplía con su trabajo mejor que nadie.

-Gracias, Himi... -murmura, logrando llegar a la castaña. -Por no decirle a nuestro hermano. Sobre...

-¡¡¡Shuuu!!! No lo repitas, estás en graves problemas así que ve pensando en como arreglar todo esto. -suspira algo cansada. -Has bien las cosas, no la cagues hermanito. -termino de decir antes de acomodarse en la gran cama matrimonial. Daichi la imito y se acomodó entre los brazos de su salvadora. -Sigues siendo un niño. -piensa algo molesta Himi, pero también sentía pena mucha era malo para ella.

-Hablaré pronto con él... -habla el pequeño moreno. -Lo juro. -susurra antes de caer en un sueño profundo. Estaba algo cansado de llorar y preocuparse tanto estos últimos días, necesitaba un descanso...

____________________________________________________________________________

WOOOOOUUUU!!! E actualizado.

Preguntasssssss:

1) Alguien preocupada/o por Nagi?
2) Dudas?
3)Me extrañaron? XD okey no...
4) Que ocultara el Daichi? Mmmm?

Bueno, eso... No se...

VOTEN Y COMENTEN. *-*/

Los leo cuando me lean. Besitos...

¿Me Amas? (SouxMako) ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora