Capítulo 17.

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—¿Tú? -murmura el pequeño rubio ante aquel que una vez le robó tantos te amo, de sus pequeños labios. Pero, ahora solo lágrimas adornaban sus vidas.

Cuando el peliazul estaba por poner un pie dentro el apartamento, Nagisa empujo con fuerza la puerta. Impidiendo, intentado por todos los cielos que él no ingresará. Por poco y no lo logra. Una vez con la puerta bien cerrada y su respiración algo calmada, marco a la única persona que le podría ayudar en estos momentos.

—Sousuke, ayúdame por favor... Rei está aquí, no puedo llamar denuevo a la policía. Por favor ven aquí...

Suplica y suplica el rubio, casi hasta llorando por la ayuda que su amigo podía llegar a darle. Pero, para su mala suerte solo puede dar con la contestadora del otro. Eran pasadas las 19:30 de la tarde. Cómo no podía dar con el a esa hora. Con los nervios a flor de punto vuelve a mirar su móvil y estaba vez decide marcarle a Haruka, el cual de inmediato atiende. Escuchando los gritos y sollozos de su amigo, corre en su auxilio. Mientras esperaba: caminaba de un lado al otro, escuchando el golpeteo de los puños del otro contra su puerta. Imploraba porque se rindiera y se fuera, también pedía que nadie llamara a la policía, ya estaba muy jodido con las últimas denuncias no quería más para el.

—Maldición, abre la puerta Nagisa. -grita, Rei.

—Vete, por favor.

—No pienso irme a ningún lado, ahora abre tenemos que hablar. -se lo escucha furioso, hasta más que rencoroso con esto.

—Rei, vete por favor los vecinos pueden molestarse. -intenta advertirle con cautela. —Pueden llamar a la policía, por favor vete. -luego de aquello no se escucha nada. Ni gritos, ni golpes, ni nada, solo un completo silencio se apodera del lugar. El inmenso silencio por un lado lo tranquilizaba, aunque por el otro... Quien le confirmaría que él no estuviera justo detrás de la puerta solo esperando. Un fuerte dolor se apoderó de su pecho, aquello toda esa situación le dolía, le lástima, el nunca quiso nada de aquello. Claro que no. Nunca nadie en su sano juicio quisiera atravesar por todo aquello.

—Dios, ayúdame. -suspira, antes de acercarse hasta el ventanal que da a la calle. Esperando poder verlo irse de allí. —Espero que te ayas ido. -dice para si, volviendo hasta su habitación.

Nagisa mira su móvil una y otra vez, esperando talvez una señal de él o de Haruka ya que había pasado 10 minutos desde que dijo que vendría. No sabía si llamarle y decirle que estaba bien, Rei se había ido o solo quedaba esperar. Un fuerte ruido proveniente de la pequeña cocina lo saca de sus pensamientos.

—¿Qué...? -murmuro el rubio, caminando hasta la otra habitación. —¿Misha? ¿Eres tú? -pregunta, esperando escuchar aquel maullido que el vecino de junto siempre hacia. —Gatita, gatita.. ven... -le llama y cuando está por cruzar la puerta de la cocina, la pequeña gata negra se asoma maullando y refregando se por el. —Dios, pequeña me asustaste. -recoge al animal y lo abraza con delicadeza. —Vamos te daré algo de comer...

Antes que logré pasar hacia la cocina choca con un gran bulto. La pequeña gata salta de sus brazos a la vez que unos fuertes brazos lo sujetan.

—Por fin, te tengo. -una sonrisa torcida, grandes ojeras y fuerte hedor a alcohol, se apoderan de los sentidos del rubio.

—No... Có... mo... -tiembla al hablar. —Rei... -intenta decir más, pero unos aspectos labios cortan su aliento. —No, mmm... -se retuerce hasta lograr zafarse de aquel sujeto.

—Eso es cruel pequeño... -dice, Rei, arrastrando un poco sus palabras.

—¿Cómo entraste? -atina a preguntar, yendo de apoco un paso más hacia atrás.

¿Me Amas? (SouxMako) ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora