Capitulo 18

5.9K 399 60
                                    

Omnisciente.

No hubo día en que Lauren no fue a ver a su hija, pasaba toda la tarde después del trabajo en la clínica, la acompañaba en su terapia, a entretenerse, ayudarla cuando estaba agotada, hacia todo y más por su hija.

Cada día inventaba algo nuevo para poder sorprenderle y ver una sonrisa de su rostro, una de las locuras más grande había sido disfrazarse como Lexa The 100 quien tanto amaba su pequeña hija, hizo una recreación de algunas frases para ella, Rachel no daba de felicidad al ver a Lauren personificada de esa forma.

Lo bueno fue el alta de Rachel, los doctores decían que la recuperación fue en gran parte por el apoyo de el entorno de la pequeña, además por lo valiente, fuerte que era Rachel, era una pequeña guerrera que iba a vivir por mucho tiempo más, que iba a crecer y luchar por todos sus sueños, eso valía la pena totalmente.

Un mes llevaba Rachel en su casa, un mes donde Lauren se hacía demasiado presente, estando las tardes, noches, mañana, incluso algún que otro día Sábado, acompañándola, volviéndose alguien totalmente cercano a su hija, aunque está aún no supiera la verdadera razón simplemente le gustaba y lo disfrutaba. Para John y Camila, Lauren se había vuelto alguien normal en sus vidas, aunque Harrison a veces sintiera ese miedo de perder a su hija sabía totalmente el derecho que tenía Lauren, además de ya saber la mayor parte de la historia por la protagonista. Solo faltaba decirle a Rachel.

Llego la fecha más importante para Lauren, un día que antes recordaba con tristeza, ahora lo vivía con felicidad al poder estar cerca de su hija.

La casa que había diseñado estaba totalmente adornada, decorada, con un montón de niños corriendo mientras sus padres le cuidaban, la familia Cabello, los amigos cercanos, los Harrison, los Jáuregui, estaban en el patio de la casa celebrando un día especial, un día donde nada podía salir mal, el cumpleaños de Rachel, quien cumplía 9 años.

En el patio de la casa habían un montón de juegos, globos, una elástica para saltar, la temática era de Moana, por lo que Rachel andaba felizmente vestida de la chica, los niños iban con diferentes disfraces, la comida era un montón, ella se había encargado de esa comodidad.

Miraba el lugar con una sonrisa tan grande, no le importaba la presencia de su familia, menos de los Cabellos, ella estaba ahí por Rachel. Se acercó a su pequeña hija dándole un fuerte abrazo, quien le correspondió de inmediato.

-Feliz cumpleaños enana.- besa su frente.

-Gracias Tia Lauren.- sonríe.

-Deje mi regalo con los de los demás.- ríe. -Para que lo sepas.- aprieta su mejilla suave.

-Gracias.- sonríe.

-Ve a jugar con tus amigos.- besa su frente, la niña camina para jugar con su amigos, feliz.

Lauren camino unos pasos saludando a algunos conocidos, entre ellos el papá de John con su esposa, hablo un rato con ellos para poder tomar asiento con un vaso de jugo en su mano.

Vio a su hermano con su sobrino que ya caminaba, era una de las cosas que le partía el alma profundamente, no poder estar cerca de su familia. No poder contar con el apoyo de sus padres, el consejo de su madre, el abrazo reconfortante de su papá, las risas con su hermana, las peleas infantiles con su hermano, pero nada de eso era posible por amar a alguien, amar a alguien que tampoco le amaba, por luchar por alguien que nunca dio nada por ella, por ser una tonta con corazón de idiota.

Pasó una mano por su cabello sintiéndose mal, pero fingiendo una sonrisa para los demás, al menos estaba cerca de su hija, al menos eso tenía. Disfrutar de Rachel era lo que le daba fuerzas y no hallaba la hora de poder decirle toda la verdad, darle todo lo que siempre deseó, demostrarle que era una buena mamá, que la amaba más que nada en este mundo, pero debía esperar, tener un poco más de paciencia.

-Hola Lauren.- alzó la mirada fijando su vista en la mujer que tanto había amado cuando era una adolescente.

-Hola.- dice en seco, como siempre manteniendo la distancia con la chica, el rencor aún no desaparecía e iba hacer muy difícil que este desapareciera después de todo lo que había hecho la morena.

-Gracias por venir.-

-Vine porque Rachel lo pidió, mi hija.- tomaba más de su jugo.

-Bien Lauren.- suelta un suspiro, muchas veces le cansaba la actitud de su ex novia, pero también entendía su actitud, ella estaba pagando lo que había hecho, no podía reclamarle mucho a Lauren.

Camila decidió dejar a Lauren ahí antes de empezar a discutir con ella como lo hacían la mayoría de las veces, negar que la extrañaba, que anhelaba sentir sus besos, sus caricias, su ternura, su atrevimiento, sus labios en cada parte de su cuerpo sería una cruel mentira porque no daba por tener a Lauren a su lado de nuevo y que la hiciera sentir como tantas veces lo hizo.

Soltó un respiro, John la abrazaba por la espalda diciéndole cosas que realmente no tomaba mucha atención, sino su mente estaba directamente con Lauren, cómo sería todo si ellas estuvieran juntas.

-Amor creo que es hora del pastel.- dice su esposo besando su mejilla.

-Si.- sonríe un poco, para ella era raro ver a su marido tan cariñoso, era raro en el este último tiempo tener ese tipo de afecto con la mujer que tenían una familia.

-Estás hermosa Amor.- besa sus labios cortamente.

-Gracias.-

Cantaron el cumpleaños y con eso abrieron los regalos, Rachel quedó sorprendida al ver el regalo de tia Lauren, una hermosa guitarra autografiada por Shawn Méndez, uno de sus artistas favoritos en el mundo, la chica solo corrio y abrazo a Lauren con todas sus fuerzas.

Clara miraba la escena con cierto dolor en su pecho, ella sabía toda la verdad, se había enterado en la clínica, sabía que Lauren era la mamá de Rachel, pero no sabía lo que había pasado para que su nieta no supiera que ella era su mamá, Clara sentía el deseo de hablar con su hija.

Las cosas podrían mejorar para la chica con los ojos más lindo del mundo.

*
*

Camila despertaba con su cuerpo desnudo, sin la compañía a su lado como era de costumbre. Soltó un suspiro recordando todas las noches de pasión que había vivido con el Amor de su vida, no era lo mismo, deseaba poder despertar entre los brazos de la chica, que le diera pequeños besos, que tomarán desayuno juntas, que se volvieran a amar, pero eso ya pasó, eso no volvería nunca.

Se dispuso a levantarse, hizo desayuno para ella, ya que su hija se había quedado con sus abuelos paternos la noche anterior. Comió en silencio, imaginado y pensando una vez más en Lauren. Simplemente no podía sacársela de la mente, esa chica estaba totalmente metida en sus pensamientos.

-¿Por que te deje?.- suspiraba fuerte.

*
*

Lauren sentada en su oficina armando una maqueta para su nuevo proyecto, físicamente se sentía mejor, ya podía hacer ejercicio, volver a su vida normal. El proyecto era construir un edificio donde vivirían las más grandes celebridades de los Estados Unidos en Hollywood específicamente, concentrada en lo que hacía no se dio cuenta cuando una mujer entró a su oficina, Lauren se mantenía concentrada en su trabajo, sabía lo importante que era eso para ella y la empresa.

-Lauren.- levantó la mirada sorprendida, con su corazón en la mano.

Lauren sintió todo su mundo moverse, su pecho doler, su vida daba un disparo, no sabía porque estaba ella ahí, no sabía nada y tampoco podía pensar mucho en las opciones, era totalmente raro para ella.

-¿Que haces aquí?.- logra decir.

-Vine hablar contigo.-

Algo cambiaría en su vida, tal vez bueno o tal vez Malo.

Skin (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora