Capitulo 28

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Omnisciente.

Ser amantes no era la sensación más agradable para Lauren, pero aún así lo hacía porque era la única manera de poder tener a la mujer que amaba a su lado, de la manera más difícil y cobarde de todas, pero no tenía más opción que aceptar eso o nada. Ella quería gritarlo a los cuatro vientos, ella quería que todo el mundo se enterara que estaba con la chica como a los 17 años, pero temía de que pasara lo mismo que hace unos años, que le quitaran a su hija, a Camila, que perdiera todo, era un revoltijo.

Deja los planos dentro de el cajón de su escritorio, estaba agotada emocionalmente y físicamente. Aunque había perdonado a Camila por el pasado aún existía la inseguridad, existía el miedo de que la chica la dejara, aunque esta le decía amarla pero ya se lo habia dicho una vez, ya sabemos todo lo qué pasó.

Soltó un suspiro, si todo fuera más fácil.

-Señorita Jáuregui.- decía su secretaria de unos 40 años.

-Dígame.- levanta su mirada volviendo a su asiento. -Llamó la señora Harrison, pidiendo hablar con usted ya que no contestaba su celular.- Lauren mira su móvil muerto.

-No tenía batería.- se excusa. -¿Que necesitaba?.-

-Dijo que iba a ir a su casa para hablar cosas con respecto a su hija.- Lauren asiente, sabía la razón del porque la chica iba a ir a su casa. -Eso nomas.-

-Bien, muchas gracias.- le da una media sonrisa. -Puede retirarse a su hogar.-

-Gracias Señorita Lauren.- la mujer mayor se retiraba de la oficina, dejando a Lauren con las mínimas ganas de ir a su casa.

Tomo su chaqueta poniéndosela, odiaba tener que vestirse formal cuando trabajaba, prefería ser ella y andar con cosas cómodas aunque sean esos pantalones hippies, o vestidos que parecían manteles de su mama. Apago las luces  de la oficina, tomo su celular, salió de la oficina soltando otro suspiro.

Debía bajar su estrés.

Camino hasta el Jeep, se subió manejando a una velocidad moderada, aumentando cuando había menos flujos de vehículos. La música sonaba despacio en la radio, ella deseaba tan solo poder cambiar muchas cosas en su vida, quizás estaba siendo pesimista o estaba siendo muy pesada para sus cosas, ella solo quería tener su familia sin secretos, quería acabar de una vez con todo, quería a Rachel viviendo con ella, quería tener a Camila como su esposa, quería todo de la forma correcta, pero no podía y eso le frustraba demasiado.

Estacionó en el garaje de su casa, bajo del automóvil, camino unos pasos más hasta ingresar a su hogar con su rostro casado. Dejó su chaqueta en el closet que estaba en la entrada, también esos zapatos de tacones que le mataban.

Supuso que Camila estaba en su habitación por lo que subió las escaleras desabrochando su blusa, al igual que sus pantalones, quería solamente cambiarse de ropa quitarse esa vestimenta que le agobiaba. Entro a la habitación tirando la ropa sucia que se había sacado a un canasto.

-No sabía que estabas tan ansiosa cíelo.- Camila reía estirada en la cama de su habitación.

-Nada que ver, solo quería sacarme esa mierda.- camino hasta el gran closet de la habitación buscando unos pantalones de buzo junto con una floja camiseta, se las puso rápidamente saliendo de el volviendo donde estaba Camila.

-¿Mi beso?.- se ponía de pie acercándose a la chica con esa sonrisa que tanto la caracterizaba. -Ya ni me saludas.-

-Hola Camila.- Besa su frente para estirarse en la cama y poner a cargar su celular.

-¿Que tienes Lauren?.- se cruza de brazos mirándola.

-Estoy cansada.- no mentía. -Fue un día agotador y solo quiero dormir.- explica. No decía ninguna mentira, pero si había algo más sobre su cansancio.

Skin (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora