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    Como sea, vivir con mi hermana era algo digamos "complicado", hablábamos muy poco, yo parecía no importarle en lo absoluto, yo le daba totalmente igual, ella simplemente actuaba como si yo no estuviera allí. Ella había cambiado totalmente, en su habitación ya no habían cartas, ni fotosm ni afiches sino un montón de corazoncitos rosas pintados sobre la pared blanca. Aburrido. No habían libros, sus pinturas habían desaparecido y su guitarra no estaba por ningún lado, en su lugar solo había maquillaje (mucho), perfumes caros, cremas y mierdas para el pelo, su closet estaba lleno de ropa elegante; tacones, vestidos y conjuntos que usaba para ir a trabajar, era secretaria en una gran empresa que vendía pocillos o algo así. Trabajaba todo el día, prácticamente no vivíamos juntas, pocas veces despertaba y la encontraba. Roxane nunca estaba en casa, yo me la pasaba sola, encerrada y aburrida en casa de una extraña, eso solo alimentaba aún más mi depresión y mi angustia. Estaba totalmente perdida, si que lo estaba.

Su novio era aún peor, cuando lo conocí no me lo pude creer. Yo imaginaba a mi hermana enamorada con un tipo alto, tatuado y con pelo largo, que fuera quizá bajista de una banda de Indie Rock, que disfrutara haciendo dibujos surrealistas y que su sueño fuera viajar de mochilero hasta el Himalaya o qué sé yo, pero en su lugar me encontré a David. El era un torpe ingeniero de sistemas que trabajaba reparando computadores, era bajito, casi calvo y de mucho dinero, escuchaba trap y emanaba toneladas de fétido aburrimiento y desinterés. Afortunadamente él no vivía con nosotras sino al otro lado del río, cerca a la estación Suramericana del metro. Roxane pasaba el poco tiempo libre que tenía allá en el apartamento de él, cada fin de semana iban a comer a un lugar distinto y subían una foto de ellos y de lo que habían ordenado a Facebook, con una sonrisa y una cara de torpe enamoramiento que me producía un total desprecio. Los odiaba. Me daba asco su modelo de vida. ¿De verdad eran felices viviendo esa vida? En fin.

Me volví bastante independiente, tenía que hacerlo todo sola y por mi cuenta; cocinar, lavar, comer, llorar, trapear, sacudir, revolcarme en mi miseria, entretenerme, barrer, intentar no matarme, sacar la basura, sobrevivir a mi depresión y cosas así. Incluso tuve que matricularme en mi nuevo colegio yo mísma. Después de la "tragedia" esperé unas cuantas semanas para buscar un colegio donde terminar el bachillerato, porque en el estado de mi-vida-es-una-mierda y de lloro-hasta-quedar-dormida en el cual estaba sumida me era imposible pasar por la horrible y traumática experiencia de ser la horrible y traumada niña nueva, estar sumida entre un montón de rostros extraños que te ignoran, te tienen miedo, te aíslan mientras a distancia o se interesan por ti para luego llevarse la decepción del siglo. Pensé en matricularme el próximo año, o el siguiente, o nunca, consideré seriamente mandar al carajo el estudio, al fin de cuentas todo me daba igual, nada mejoraba, mi vida no podía estar peor, solo quería que todo acabara. Esas semanas las pasé a oscuras en mi habitación, pasaba días enteros sin levantarme de la cama, comía muy poco, no me bañaba y mis ojos parecían picados por abejas; hinchados de tanto llorar.

Las desventajas de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora