Capítulo 3: Lo único seguro en la vida es la muerte 1

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      Es increíble la facilidad con la que todo se puede joder, la manera tan simple y sencilla en que la vida te puede arruinar, en como una frase, una carta, una palabra o hasta una mirada pueden dejar tus ánimos por los suelos y písotearte una y otra vez hasta que dejes de sentir y te preguntes qué sentido tiene todo esto y te cuestiones si realmente vale la pena continuar. El peor día de mi vida fue el día siguiente a mi beso con Mandy, llegué del colegio y encontré a Roxane en la casa, sentada en la sala esperándome, ella tenía la mirada perdida y destrozada, yo no veía ese rostro lleno de melancolía y confusión desde el día del accidente. Tenía un sobre en su mano. Confundida, le pregunté qué estaba pasando.

-Es una carta del gobierno -dijo enojandose-, nos van a quitar la casa, dice que nos expropian del inmueble por obras del tranvía, que van a tumbar todo y tenemos que desalojar... ¡HIJOS DE PUTA! ¡MALNACIDOS DESCONSIDERADOS! ¡¿Y AHORA QUE VAMOS A HACER?!

Entonces se volvió loca, arrugó el sobre, lo hizo una bola y la lanzó contra la pared, luego hizo lo mismo con un vaso que había en la mesa, los cristales volaron por toda la sala. Yo me quedé parada mirándola, no sabía qué hacer, no sabía qué decir, simplemente no podía creer que aquello fuera real, que estuviera pasando, todo se iba a la mierda, mi casa, mi habitación, ¡Mi balcón!

Roxane se volvió a sentar.

-Esta casa se la compré a un tipo, el precio era realmente bajo -dijo casi llorando- ¡El hijo de puta sabía que esto iba a pasar y no me lo dijo! ¡Lo odio lo odio lo odio!

Y rompió a llorar.

Yo estaba realmente asustada, esperaba que alquiláramos una casa cerca o un apartamento o al menos una habitación en una pensión, lo que sea, pero no quería alejarme de Miraflores, no podía alejarme de Mandy, no ahora que casi la tenía, no ahora que había accedido a estar conmigo, no cuando por primera vez en mi vida tenía una oportunidad de ser feliz.

-¡¿Sabes que?! ¡Nos vamos a ir a la mierda! ¡Nos largamos! ¡No soporto más este país y este puto gobierno!

-¿Como así? ¿Qué piensas hacer? -dije con voz delgada.

-Tenemos dos semanas, nos van a remunerar un dinero por la casa, no es mucho, pero con eso nos vamos a largar de este moridero, no soporto más este país, nos vamos para Estados Unidos, David tiene familiares allá, nos pueden ayudar a conseguir empleo y a conseguir la ciudadanía.

Yo simplemente me quedé en blanco, paralizada, no lo entendía, en serio ¿Por qué a mí? ¿Por qué todo me tenía que salir mal? ¿Por qué cada maldita cosa que quería se iba a la mierda? ¿Por qué la vida no quería que yo fuera feliz? Todo siempre estaba en mi contra, todo era una puta basura, mi vida era un fracaso. Ya no sabía qué decir, ni siquiera sabía qué pensar, me sentía demasiado triste, mucho más que antes, todo se había jodido, de nuevo, y justo cuando había encontrado a esa persona que tanto busqué y busqué y justo cuando comenzaba a vivir, a sentir, a experimentar, a ser joven, todo caía en picada. Mientras la luz salía, las paredes de mi agujero se derrumbában conmigo adentro, no tenía a donde escapar, estaba sola, devastada, acabada. Ya no lloraba, ya no sabía ni cómo llorar, el dolor era tanto que de alguna forma lo había bloqueado, solo permanecía ahí, parada, maldiciendo mi existencia.

Las desventajas de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora