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     Muchas casas habían sido demolidas antes para la construcción del tranvía, otras las había comprado el gobierno y las había remodelado, otras las habían ignorado. No entendía por qué querían la nuestra, no estaba taaan cerca de las vías, pero así era, todas las casas de esa cuadra iban a ser demolidas también. Por algún motivo no me había dado cuenta, pero varias de las casas de mi calle ya estaban desocupadas y clausuradas con un pequeño sticker entre la puerta y la fachada que decía SEGURIDAD DE OCCIDENTE en letras azules, con un número o código en letras rojas. Mi casa pronto estaría igual, pronto no volvería a ver mi habitación, ni mi balcón, ni a Mandy ni a Alison ni a Miguel.

De nuevo corría contra mi único enemigo, el tiempo. Roxane iba en serio cuando dijo que nos íbamos para Estados Unidos, inmediatamente empezó a empacar y a vender las pocas cosas que teníamos. Yo no me quería ir, simplemente no me gustaba el estilo de vida norteamericano, lleno de consumismo e individualismo, no quería dejar mi vida aquí, no quería dejarla a ella, pero la vida nunca había sido lo que yo quería, ni siquiera remotamente. Me quedaban como mucho dos semanas en Miraflores, de alguna manera tenía que aprovecharlas, porque sabía que luego todo iba a ser depresión y nostalgia. Lo único que quería era detener el tiempo.

Las desventajas de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora