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      Desperté deseando que todo hubiera sido un sueño, me di cuenta de que no lo había sido y deseé no haber despertado. No quería salir de mi habitación, no quería pararme de la cama, no quería ver a nadie, no quería estar ahí, no quería vivir. Pasé todo el día retorciendome en la cama, llorando, preguntándome por qué a mí, aceptando mi desgracia, quejándome, abandonada, sin un lugar donde esconder el miedo. Jamás caí más bajo. Amanda era una farsa total, era solo una idea que yo había creado, ella no me quería, ella no era mía, ella no era de nadie, solo era una perra desalmada. Además de tener el corazón roto, había jodido todo con Roxane, ahora me odiaba, la había decepcionado, la había cagado, igual que siempre, igual que con todo. Yo solo era un estorbo, nadie me quería, a nadie le importaba ya.

Me levanté de la cama solo porque tenía unas ganas enormes de fumar, necesitaba algo para mi cabeza, algo que me calmara. No tenía cigarrillos, no tenía nada que consumir. Salí de mi habitación y, como siempre, Roxane no estaba, al menos no tenía que verle la cara. De verdad necesitaba fumar, iba a salir a comprar una caja de Marlboro o de lo que sea pero algo me detuvo. Movía la cerradura pero la puerta no se abría, parecía haberse atascado, halé fuerte pero nada. Entonces me fijé en la cerradura y vi que estaba cerrada con llave. -¿Qué carajos?- pensé. Solo necesitaba mi llave para abrir, pero oh mi llave, no la tenía en mis bolsillos y no estaba en mi habitación. Entonces recordé que la había dejado caer la noche anterior, recordé que no la recogí y recordé la discusión. Me empecé a desesperar, la busqué por toda la sala, moví los muebles, levanté todos los cojines, quité la mesa, revisé debajo de la alfombra pero nada, mi llave no estaba por ningún lado. Ahí me di cuenta. Roxane me había dejado encerrada.

De verdad quería fumar, tenía mucha ansiedad, pero dije que no, me repetí a mí misma que no tenía un vicio hasta que me lo creí, al menos por ese día.

En la noche volvió Roxane y yo me encerré de nuevo en mi pieza. Simplemente no era capaz de verla.

Las desventajas de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora