26: Primer secreto

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JongIn había llegado del trabajo justo para la hora de la comida. Era sábado y se daría el lujo de no regresar en la tarde para tener tiempo de calidad con su familia, así que cuando llegó a casa lo primero que hizo como cada que llegaba era buscar a su precioso marido para darle un buen beso de bienvenida. Sentirse acogido por sus labios era algo que lo hacía relajarse, así que formaba parte fundamental de su ritual.

Después se dirigía a su pequeña bebé, quien estaba despierta y con los ojitos brillosos para él. JiSoo era una niña muy sonriente pese a que seguía teniendo meses de edad, JongIn se sentía flechado cada que la veía y no podía evitar armar un alboroto. Suspiraba y después se sentaba junto al porta bebé donde la niña estaba bien amarrada y se ponía a hacer pucheros con sus labios para llamar su atención.

JiSoo movía sus manitas con ansias de tocarlo, por lo que JongIn se inclinaba hacia ella y espolvoreaba besitos por su carita regordeta mientras le repetía una y otra vez cuánto la quería y cuánto la había extrañado.

ㅡ ¿Puedes ayudarme con su comida? ㅡ  KyungSoo exclamó desde la cocina.

El moreno asintió mientras se estiraba, irguiéndose por completo mientras se quejaba un poco del dolor de espalda.

ㅡ Creo que los años ya me están cobrando la factura...

ㅡ No hables como si tuvieras cuarenta, mi amor... que ni siquiera has llegado a los treinta. ㅡ  KyungSoo rodó los ojos mientras se movía por la cocina con cierta agilidad, siguiendo sus propios protocolos de cocina.

JongIn lo atrapó, poniendo las manos en la cintura de su marido, haciéndolo sorprender mientras que él se dedicaba a inclinarse un poco, lo justo para que su mentón se acomodara sobre su hombro.

ㅡ Quizá necesito un buen masaje, Jagi... ㅡ  JongIn puchereó cual niño, besando con sus gruesos labios una parte del cuello de su marido que estaba expuesta.

Lo sintió estremecerse con el solo tacto y suspiró, feliz de provocar cualquier sensación con un solo roce en KyungSoo.

ㅡ Si te portas bien, quizá... ㅡ  KyungSoo sonrió afable, estirando la mano a un plato pequeño que había preparado. ㅡ Ahora alimenta a tu hija... seductor.

Se lo entregó a JongIn haciendo un guiño en uno de sus grandes ojos, negando lentamente mientras JongIn le devolvía el gesto y girándose para enfrascarse en picar las verduras que su estofado necesitaba ese día.

El moreno suspiró mientras observaba el platito con dibujitos rosas que le había regalado a KyungSoo su madre, se encaminó al cajón de los cubiertos y eligió una cucharita a juego con el plato, porque hasta para darle de comer a la nena tenía que combinar todo.

JongIn hizo un puchero y arrugó la nariz al ver el chayote cocido en el plato y después suspiró, porque KyungSoo ya le había dado una reprimenda sobre que era muy importante que la niña comenzara a comer cosas ricas y que le dejaran algo bueno.

A JongIn no le gustaba mucho la idea de torturar a la pequeña JiSoo, pero órdenes eran órdenes y él solo era un soldado más en aquel campo de batalla llamado cocina. Se sentó una vez más junto al bebé, que le sonrió juguetonamente como cada que se acercaba, así que entró en papel de padre responsable, aflojando las facciones de su rostro de manera seria.

ㅡ ¿Quién va a comer? ¿Quién? ㅡ  Musitó con la voz más infantil que pudo mientras se hundía de hombros y se meneaba sobre el trasero en la silla. ㅡ ¡Mi princesa JiSoo!

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora