34: Gateando con papá

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La tarde había transcurrido un poco lenta para su gusto, KyungSoo se vio atascado en el tráfico de regreso a casa, aún podía observar a través del cristal las colosales nubes grisáceas que envolvían la ciudad de Seúl.

Se desesperó un poco, había hablado por teléfono con JongIn hacía alrededor de media hora y el moreno le había dicho que prepararía la cena, y que quizá podrían acurrucarse en el mullido sillón una vez que su hija se hubiera dormido.

Así que sí, estaba un poco impaciente por llegar porque últimamente el estrés estaba a todo lo que daba en la oficina, y no le venía nada mal que su marido lo mimara, que lo llenara de besos por toda la cara y por qué no... en otros lugares también.

El bajito sonrió con cierta timidez frente al retrovisor cuando la fila donde estaba por fin comenzó a movilizarse, deseaba llegar a casa para bañar a la pequeña JiSoo, porque se habían repartido los días para hacer las tareas con JongIn, KyungSoo la preparaba para dormir y el moreno se encargaba de recoger la cocina y lavar los trastes sucios. O al revés. Terminando siempre cansados y con ganas de tirarse a dormir porque su día había estado hasta el tope de actividades.

Pero no se arrepiente de haber regresado a trabajar, cabe mencionar, pese a que se la vive ocupado, KyungSoo siente que haberse quedado de lleno en casa lo haría sentir que no lo estaba dando el todo por el todo y él confiaba en su capacidad como hombre para atender los dos lados, como JongIn también atendía el trabajo y la casa.

Cuando se estacionó finalmente, se bajó junto con la bolsa de compras que había pasado a hacer al supermercado en su hora libre de la tarde. Sacó las llaves de su bolsillo del pantalón y la metió en el hueco para abrir la puerta.

KyungSoo suspiró cuando el aroma a hogar se atascó en sus fosas nasales, inundándole los pulmones con el sabor de la comida que JongIn había preparado para cenar. El bajito podría apostar que no hacía mucho el moreno había apagado la estufa, y que cenarían estofado de res con verduras.

Sonrió ante el pensamiento y se encaminó hacia la cocina con el fin de sorprenderlo, pero fue él el sorprendido al observar el espacio completamente vacío. Dejó las bolsas de las compras sobre la repisa, junto con las llaves del auto y se giró para observar la mesa puesta.

Escuchó un ruido en el fondo del pasillo y se encaminó hacia las habitaciones sin siquiera dudarlo, se detuvo cuando se decidió a hablar para anunciar su llegada, pero las palabras no pudieron salir de su boca porque como casi siempre, JongIn lo sorprendía hasta el punto de dejarlo mudo.

JongIn había bañado a JiSoo después de darle su ración de frutas para cenar hacía más de una hora, se encargó de tibiarle el agua para que no fuera a enfermar y la secó apropiadamente, peinándole los cabellos azabaches con sus dedos y después con el pequeño cepillo que le habían comprado exclusivamente para ella.

La cambió con su pijama de jirafas y le hizo unos cuantos pucheros mientras la bebé sonreía complacida de ver a su padre hacerle cosquillas en la planta de los piecitos con el aire que soplaba sobre su piel.

JiSoo exclamó algunas palabras no muy entendibles pero repitió "Papá" cada que podía, haciendo sentir a JongIn sumamente orgulloso, con el pecho henchido de felicidad mientras le brillaban los ojos solo de observarla sonreír.

Había extendido después una colcha sobre la alfombra y se había tirado sobre ella, dejando que la bebé se sentara sobre su estómago mientras con sus ojitos bien abiertos le agarraba de los dedos con fuerza, apretando sus manitas para jugar con ellos un poquito.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora