75: Sueño

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JongIn esbozó una bonita sonrisa cuando observó a JiSoo recostada sobre la cama, la cama donde el pequeño JongSoo estaba dormitando, como cada tarde desde que podía recordar.

La escuchó suspirar y el moreno negó en un gesto mientras avanzaba hacia el baño, habían terminado de cenar y era hora de tomar una ducha, mientras que KyungSoo terminaba de acomodar una pila de ropa que se negó a que él lo hiciera, porque estaba cansado.

Había asistido a un congreso hacía poco y se había inscrito en un curso donde había pasado algunos fines de semana aprendiendo y actualizándose, porque el mundo laboral se trataba de eso, de no quedarse atrás y JongIn quería seguir dando el mejor servicio a sus pacientes, así que se concentraba en ello para obtener buen resultado y estar satisfecho.

KyungSoo amaba que su marido adorara su carrera y que pusiera dedicación a sus pacientes que se lo agradecían teniéndolo como dentista de cabecera y recomendándolo. Así que lo menos que podía hacer era recibirlo en casa con un abrazo y un beso, dándole una cena rica y después relajarlo en la ducha, o dejarlo que se relajara solo si es que los niños estaban despiertos.

JongIn siempre hacía pucheros y le ponía ojos llenos de súplica para que por favor le tallara la espalda cuando estaba en la tina, pero JongIn siempre tenía otras intenciones y no dejaba a KyungSoo salir hasta que no le tallaba otra cosa, literalmente hablando.

Así que esa tarde cuando JongIn llegó, después de susurrarle cosas bonitas que se tornaron nada melosas y pasaron a subir de tono sobre su oído, KyungSoo lo empujó juguetonamente, con las mejillas arreboladas pese a que estaba acostumbrado después de tantos años de matrimonio.

Y JongIn se sentía feliz de poder lograrlo, de que KyungSoo se sonrojara como si fuera la primera vez que le decía todo lo que quería hacer con él a solas. El bajito algunos días iba a la oficina a revisar los pendientes, pero tener un encargado tan eficiente en la compañía hacía que tuviera mucho tiempo libre, tiempo que dedicaba a sus dos hijos.

El moreno incluso a veces se sentía celoso, cuando llegaba y encontraba a KyungSoo tirado sobre la alfombra con una colchoneta bajo el cuerpo, con JongSoo bebé acostado sobre las sábanas y JiSoo recostada a su lado, contándose cosas de las que él también quería formar parte.

Ansiaba que llegaran los domingos porque podía levantarse tarde, acurrucarse contra KyungSoo y besarle lo largo y ancho de la espalda, acariciarlo placenteramente hasta que sus bocas se llenaran de besos o hasta que JongSoo despertara llorando porque tenía hambre.

Ser padres por segunda vez no fue menos fácil que la anterior, porque pese a que ya no eran primerizos en todo, JongSoo no era igual a JiSoo. El pequeño príncipe era un dormilón en el día y en la noche pedía mucha comida, haciendo que las ojeras de ambos crecieran mientras lo acostumbraron a dormirse temprano.

Tampoco se quedaba muy quieto con la voz de KyungSoo y no quería dormir arropado, quizá porque estaba haciendo un poco de calor en Seúl en verano, pero les fue difícil que el bebé se adaptara o ellos adaptarse a que el bebé no quería dormir cubierto.

Le compraron un pabellón para colocarlo sobre la cuna e impedir que los insectos del verano le picaran, y que pudiera dormir con las piernitas más descubiertas con libertad.

JiSoo bufó cuando JongIn salió del baño, ya seco y envuelto en una toalla que se aseguró de que lo cubriera todo. JongIn se aproximó al armario y se apresuró a sacar una camiseta blanca de mangas cortas que se colocó en un abrir y cerrar de ojos.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora