35: Disfraces y dulces

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El mes de Octubre se fue tal y como llegó, KyungSoo estaba teniendo un poco de tiempo libre, más de lo que había esperado en los últimos meses. Por fin se había puesto al corriente con todos los pendientes que lo habían recibido en la oficina, así que podía darse el lujo de salir temprano algunas veces.

JongIn había sido demasiado claro, le había pedido que pasara por él después de las cuatro de la tarde para ir al centro comercial a comprar lo que necesitaban. Así que se apresuró a dejar la oficina, indicándole a su secretaria que de haber cualquier percance le notificara a su teléfono celular.

Condujo tranquilamente por las concurridas calles de Seúl, ese lugar que nunca se tranquilizaba realmente, pero del que la pareja había disfrutado siempre desde que podían recordar. KyungSoo se estacionó frente al consultorio dental de su marido y se bajó de la camioneta, alisándose las arrugas de la ropa casi por inercia, en una costumbre de estar siempre presentable.

Yeri lo recibió con la mejor de sus sonrisas, la muchacha le ofreció una taza de café porque JongIn estaba ocupado con su última cita del día, así que el bajito aceptó y se sentó a esperar lo más tranquilo posible, aunque siendo incomodado algunas veces por la mirada brillante de la secretaria de su marido, que no dejaba de mirarlo como cada que asistía a ese lugar.

KyungSoo levantó una de sus cejas y la muchacha le mostró sus perfectos dientes blanquecinos.

ㅡ ¿Sucede algo Yeri?

La muchacha se sonrojó al escuchar la pregunta y negó apresuradamente.

ㅡ Es solo que en verdad es usted un hombre guapísimo. Entiendo por qué su hija es tan bonita. ㅡ Yeri suspiró con aire soñador y las mejillas de KyungSoo se pincelaron de un tono rosa pastel.

ㅡ Ohh...

Sin saber qué decir exactamente, KyungSoo se aclaró la garganta y dejó la taza sobre el borde del escritorio, bajando la mirada hacia sus zapatos para observarlos con detenimiento, como si fuesen la cosa más peculiar y maravillosa del mundo.

ㅡ Ni creas que no te escuché coquetearle a mi marido. ㅡ JongIn salió repentinamente del consultorio, abriendo la puerta y lanzándole una mirada cargada a Yeri, con el ceño fruncido y un puchero en sus labios. ㅡ Te doy trabajo e intentas quitarme a mi hombre.

KyungSoo se echó a reír inmediatamente después, cuando Yeri negaba aterrada ante la mirada de su jefe y bajaba la cabeza demasiado apenada.

ㅡ Jagi-yah... basta. ㅡ KyungSoo demandó con un tono juguetón, mientras que JongIn se echaba a reír ante su empleada que seguía avergonzada.

ㅡ Yeri, es una broma... ㅡ JongIn le dio unas cuantas palmaditas en el hombro para reconfortarla y la muchacha con las mejillas coloradas hizo un puchero gracioso con sus labios delgados.

ㅡ Jefe-nim, en verdad es usted un malvado... yo solo estaba elogiando a su esposo.

ㅡ Lo sé, es su culpa por traer esos trajes tan apretados... ㅡ JongIn se llevó la mano al mentón y entrecerró los ojos, como si pensara su siguiente palabra ㅡ ¿Debería quitárselos?

El moreno le guiñó un ojo a su marido, que sorprendido por la pregunta boqueó un par de veces antes de siquiera poder responder.

ㅡ ¡Jagi-yah! ㅡ Se quejó KyungSoo ㅡ No digas esas cosas enfrente de la niña.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora