70: Pequeños cambios

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Cuando JongIn abrió la puerta de su casa, muy cansado porque había tenido que pasar al supermercado después, suspiró. KyungSoo le había mandado un mensaje justo cuando iba cerrando el consultorio para decirle que por favor comprara algunas cosas para la despensa, porque a él se le había olvidado por atender unas llamadas de negocios en la tarde y recoger a JiSoo de la escuela.

Y JongIn no hubiese tenido inconveniente alguno como siempre, de no ser porque cuando le preguntó qué era lo que necesitaba llevar, KyungSoo, como nunca en la vida... le respondió con un "No sé, trae lo que quieras para comer, lo que se te antoje".

Y tuvo que llamarlo para asegurarse de que en realidad era Kim KyungSoo el que le estaba mandando mensajes y que no lo habían secuestrado o le habían robado el teléfono; porque su marido era muy quisquilloso con todo ese tipo de cosas y no podía creer que estuviera contestándole muy a la ligera.

Pero en efecto, un somnoliento KyungSoo le había contestado el teléfono y le había dicho rodando los ojos que no tenía la lista hecha, que por favor trajera lo indispensable y en un par de días el iría al supermercado para surtirse.

Así que con un montón de bolsas colgando de sus manos, JongIn comenzó a vaciarlas sobre la barra de la cocina para acomodarlas. Y el problema de que JongIn fuera a comprar solo era que no había nadie que pudiera detenerlo, su voz de la razón se había quedado en casa y él había comprado ropita para bebé aunque KyungSoo apenas tuviera cuatro meses, y no le hiciera falta, realmente.

Sin contar con que había comprado botes de mermelada de varios sabores, nutella y pan tostado, así como helado, unas cuantas cajas de galletas y también pastas, porque cuando las vio sintió la enorme necesidad de comer un plato de pasta calientita, de letritas y de moñitos, cualquiera de todas las cosas.

Eran realmente muchos los antojos que JongIn venía teniendo desde que se enteró de que estaban preñados, y aunque ya había pasado por ello cuando JiSoo venía en camino, JongIn jamás creyó que sus ganas de comer iban a ir más allá, que la intensidad podía superarlo.

Iba al gimnasio todos los días porque suponía que de lo contrario iba a engordar demasiado pronto, y no quería tener que mostrarle una panza a su marido cuando las cosas se encendieran en el dormitorio. No, Kim JongIn tenía que conservar su silueta para él aunque se atascara de comida cada que podía o lo dejaran solo.

ㅡ ¿Papi? ㅡ JiSoo salió de su habitación cuando escuchó el ruido de la puerta y JongIn dejó de guardar las cosas para abrazarla.

Se agachó para besarle las mejillas y la despeinó un poco; el cabello de JiSoo estaba creciendo y se veía cada vez más hermosa, cosa que hacía sentir a JongIn completamente orgulloso, porque su bebé era el claro ejemplo de KyungSoo mezclado con sus genes morenitos.

ㅡ ¡Mi princesa! ¿Qué tal tu día? ㅡ JongIn se puso de cuclillas para que JiSoo la abrazara mejor, aunque la pequeña se empujó contra él y lo tumbó al piso por el desbalanceo de su cuerpo ㅡ Ay ay ay... ¿Te bañaste? ¿Ya cenaste?

JiSoo sonrió contra el cuello de JongIn y le dio besitos en la mejilla, le gustaba mucho que su papi algunas veces se tomara el tiempo para mimarla como si no existiera otro bebé que viniera en camino.

ㅡ Papi Soo me hizo de cenar y me dijo que me bañara, pero se quedó dormido y no me peinó ㅡ JiSoo estiró la trompita en un puchero encantador.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora