82: No cumpleaños

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Cuando KyungSoo regresa del supermercado ese día, se encuentra con una escena peculiar. Había pasado más temprano por el consultorio de JongIn para consultarle sobre algunas compras, porque su marido había estado un poco atareado en el día, así que se dio un tiempo de pasar a la hora de la comida a verlo, para relajarlo un poco llevándolo a comer a un pequeño restaurante que quedaba cerca del lugar donde trabajaba.

No era un lugar caro ni fino, pero la comida era bastante buena y el ambiente muy agradable, así que a ellos les gustaba ir de vez en cuando a comer ahí. KyungSoo lo relajó con sonrisas y roces de sus manos un poco traviesas, mientras que JongIn se echaba a suspirar porque sabía que lo único que su esposo estaba haciendo de alguna manera era provocarlo un poco, para mofarse de que no podía hacer mucho para tenerlo.

Así que cuando regresó a casa esa noche, JongIn ya se le había adelantado, porque había quedado de verse con MinSeok en el centro comercial y de ahí habían deambulado por algunas tiendas en busca de víveres para la despensa además de una que otra prenda de ropa.

JongIn había llegado de trabajar e inmediatamente se había puesto a buscar a sus hijos, ya que esa tarde JiSoo estaba quedándose a cargo del pequeño JongSoo, así que después de cersiorarse que todo estuviese en orden como debía y darles sus respectivos besos, el moreno se dirigió hacia el baño para terminar con el estrés del día en un baño fresco.

Se relajó cerrando los ojos bajo la fluida cascada de agua en la regadera y después de unos minutos se decidió a secarse apropiadamente, ponerse una camiseta vieja y unos pantalones cortos para ir al encuentro con sus hijos.

Se tumbó en el sillón de la sala mientras observaba a JongSoo con su cajita de crayolas en la pequeña mesita, y JiSoo sentada frente suyo con una bonita sonrisa, más no se atrevió a preguntar. No hacía mucho que su bebé había comenzado a ir al preescolar y tanto a JongIn como a KyungSoo se les había partido el corazón tenerlo que dejarlo ahí, porque sin darse cuenta el tiempo pasaba volando y ellos no podían evitar que su bebé dejara de ser justamente eso.

Y ahora que KyungSoo estaba ahí, con unas cuantas bolsas en las manos producto de sus compras meticulosas, sonrió ante la escena que tenía enfrente. Porque JongIn no solo estaba acostado sobre el sillón, sino que estaba posando al igual que su hija para JongSoo, que movía sus manitas sobre el papel blanco con el montón de crayolas coloridas.

JongSoo tenía el ceño ligeramente fruncido mientras hacía su trabajo, pretendiendo ser un artista como esos que salían en la televisión, esforzándose al máximo por que sus manitas trazaran algunas líneas y rellenaban ciertas partes de la hoja con los colores que él creía conveniente.

Para KyungSoo la escena era más que adorable, le encantaba que su hijo fuera así de creativo y por sobre todas las cosas, la disposición de su marido y de su hija para alentarlo a seguir haciendo lo que le gustaba, dedicándole cierto tiempo para que él pudiera sentirse bien.

Cuando JongSoo terminó sus trazos, sus grandes ojos se posaron sobre él y sonrió con su boquita de algodón, se le colorearon los cachetitos gorditos y se levantó de su lugar para ir a encontrarlo detrás del sillón donde JongIn estaba recostado.

El dentista se giró y los observó cuando KyungSoo levantó con cierta dificiultad a su niño regordete en sus brazos, deleitándose del parecido que ambos tenían, de esos pequeños detalles que lo hacía ser todo un poco más perfecto.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora