Capítulo 7.

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Tras su pregunta me quedé extrañada. 

Y a él desde cuando le interesa cómo me siento.

Desde que le gustas, so tonta.

Shh, que no estoy hablando contigo.

-¿Qué? Yo no... Yo no lloraba -dije con voz aguda.

-Ya... ¿Y por qué tienes las mejillas rojas y hay una lágrima ahí?

Mierda

-¿Qué? ¿En dónde?

-Pues, aqui -dice obviando. Extiende su brazo haciendo notar cada músculo de este. Con su pulgar quita una lágrima que se deslizaba por mi mejilla. Sus ojos entran en contacto con los míos y un escalofrío recorre mi cuerpo. Había una especie de tristeza en la que nunca me había fijado.

-¡Ah! ¡Eso! Es, es porque Verónica me contó un chiste muy bueno y eso... A veces pienso que seria buena haciendo monólogos. -Suelto una risa leve

-Ya...-dice no muy convencido- Otra cosa, mi padre dice que bajes a comer.

-De acuerdo. ¿Algo más? -Le sonrío

-Si, - se rasca la nuca- Que somos primos y eso... Y que los primos se suelen llevar bien. Además, si vamos a convivir durante un tiempo juntos...

-Aja. -Le insistí a que continuará hablando mientras lo miraba confundida y curiosa.

-¿Perdón vale? Me porte mal contigo esta mañana y también hoy, cuando, bueno, ya sabes. -Soltó una corta carcajada y mis mejillas tomaron un color rojo intenso.

-Si, ya...-río levemente- Sobre eso, olvida lo que viste -Reí esta vez mas fuerte.

-Ya... Mejor tu olvida lo que te dije.

En su voz se notaba que estaba nervioso.

-¿Por qué?- Pregunté curiosa. La verdad nunca había visto este lado "sensible" de O'Brien, y para una vez que me lo mostraba, tenía que aprovechar.

-Porque... Porque eres boni... Es decir, que no estas tan...-Para de hablar.

-¿Porque soy...?- le animo a seguir ya que al parecer no encontraba las palabras adecuadas.

-Porque... Da igual. Tu solo olvida lo que dije. Es que hoy no estaba de humor y no sabia lo que decía.

Me quedo mirando a sus ojos. Esos ojos marrones que ocultan algo detrás de ellos... Se forma un silencio incómodo, el cuál es interrumpido por una llamada procedente de mi móvil.

Llamada telefónica

-¿Diga?

-¿Hola? -Era una voz masculina un tanto familiar- ¿Es usted la señorita Summer Munn?

-Si, soy yo.

-¡Ah! ¡Pues era para informarle de que su primo favorito se va a quedar en su casa durante una temporada!

-¿Raúl? -Digo entusiasmada y riendo.

-¿Quién sino?

-¿Y cuándo vienes? ¿Y hasta cuándo te quedas? ¡Ay! ¡Quiero verte ya! Bueno, después hablamos que voy a cenar. ¡Tengo que decirte tantas cosas! ¡Ahh! - grité de la emoción- Bueno, ¡chau! ¡Te quiero!

-Pero...

Fin de la llamada

-¿Qué? -pregunto ante la mirada sonriente de Dylan clavada en mi.

Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora