Capítulo 23

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O'Brien se movió de manera brusca, haciendo parecer que se tropezaba. Respondí dándole un pequeño puñetazo en su pecho. Él fue a reprochar, pero ambos levantamos nuestras cabezas al oír un murmullo. Nos dimos cuenta de que Verónica estaba sentada en el sillón llorando a lágrima viva, mientras Raúl la abrazaba.

Dylan terminó de bajar las escaleras y me dejó en el suelo. Yo me acerqué preocupada a Verónica y me senté el suelo sobre mis rodillas.

-Con que todo iba a ir bien, ¿no? -Raúl me dedicó una mirada fría.

-¿Qué pasó? -pregunté con voz suave, ignorando el comentario de primo. 

Dylan se sentó en la mesita que hay en frente del sofá y puso su mano sobre mi hombro.

Verónica fue a hablar, pero antes de eso se limpió las lágrimas que caían por su mejilla.

-Fue un desastre. Iba todo bien pero luego él bebió de más y creo que lo estropeé todo. -habló rápido.

-Tranquila... Explícate mejor. -dije en un susurro por la hora que era.- ¿Qué fue lo que sucedió?

-Si le hubieras contestado a las llamadas lo sabrías. -dijo serio Raúl. Yo fruncí el ceño al no entender de qué hablaba.

-Te llamé varias veces... pero no contestaste. 

-Verónica, lo siento, de verdad... -le agarré la mano.- Me encontraba mal y me fui a dormir antes. -susurré recordando.-  Perdón... Dios, cómo se me pudo olvidar. -mi tono era desesperado.

-No quería llegar a mi casa así -se señaló la cara, con el rímel corrido y los ojos rojos.- y le mandé un mensaje a Raúl para si podía ir a tu casa y hablar con él. -Raúl le pasó otro pañuelo y ella se sonó.- Tenía que... tenía que haberte escuchado. -soltó un pequeño sollozo y enseguida él la envolvió de nuevo con sus brazos.

-No pasa nada. -le acarició la cabeza con su pulgar.

-¿Pero qué fue lo que pasó? -preguntó O'Brien, quien había permanecido en silencio durante todo el tiempo.

Verónica apretó sus ojos y se separó de Raúl.

-Era una cita normal y corriente. Fuimos a una cafetería y hablamos un rato para saber más del otro. Íbamos a ir al cine, pero al final acabamos en una fiesta de un amigo suyo. Yo no bebí nada y... -suspiró.- él se molestó por eso. Harry... él, estaba borracho... No fue su culpa. -susurró con lágrimas en sus ojos de nuevo.

-Verónica, ¿por qué dices eso? -preguntó tenso Raúl. Tenía sus puños apretados y los nudillos estaban completamente blancos.

-¿No lo sabes? -preguntó Dylan.

Raúl negó con la cabeza. Supongo que Verónica acaba de llegar y por eso tampoco se lo ha explicado a él.

-Me dijo de ir arriba porque había menos gente. Parecía que se había tranquilizado pero... entró a una habitación y me dijo que le siguiera. -comenzó a hablar más rápido.- Yo... no sé por qué le hice caso. -susurró en un tono agudo, desesperado. Mi vista se clavó directamente en Verónica, preocupada, al ver que retenía las lágrimas en sus ojos.- Nos sentamos en la cama y... me dijo varios cumplidos, como que le gustaban mis labios y más cosas ridículas... y luego me besó. No me aparté porque había vuelto a ser el mismo Harry que el de la cafetería, dulce y amable. Aunque, después... intentó algo más. -bajó su cabeza y presionó sus labios. Raúl abrió los ojos como platos y noté como mi cuerpo se tensaba al mismo tiempo que el de Dylan. 

-¿Te...? -no pude terminar la pregunta, porque sólo de pensar que la primera vez de Verónica fue forzada se me estremece todo el cuerpo y la culpa por no haber estado ahí se me hace más grande.

Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora