Era un beso cariñoso, no era brusco y tampoco apasionado. Dylan agarraba mis mejillas como si tuviera miedo de que me rompiera en mil pedazos, cosa que me enternecía por completo.
Bajó una de sus manos a mi cintura, dándome caricias por cada parte que rozaba de mi cuerpo. Puse una de mis manos en su nuca e involuntariamente llevé la otra a su pecho. Sonreí en medio del beso porque se sentía realmente genial, tan bonito e íntimo.
Pero cuando nos separamos, la realidad volvió a ser la misma de antes y poco a poco fui asimilando lo que acababa de pasar: me acabo de besar con mi primo, así de simple. Y aunque me costara aceptarlo, había sido increíble cómo todas las sensaciones se mezclaban y me hacían sentir como si estuviera en el cielo.
No sé si tal vez era el cansancio que nublaba mi mente, pero ahora no me sentía mal. Todo lo contrario, me hubiera gustado que el momento hubiera durado más.
Bajé un poco la cabeza, sin saber qué decir ni cómo actuar, ya que no sé lo que piensa O'Brien al respecto. Me tomó por sorpresa cuando puso su pulgar sobre mi barbilla e hizo que lo mirara a los ojos.
-Dylan, yo...
-Shh. -me calmó.- Ven. -estiró el brazo y lo pasó sobre mis hombros. Entonces me acerqué a él y nuestros costados chocaron. Me acomodé en su pecho y bajó un poco su brazo para que quedara sobre mi cintura, produciendo una especie de abrazo. Aspiré el olor a perfume que desprendían sus sudaderas y cerré los ojos.
-La anoréxica que se besa con su primo. -susurré con ironía, aún con los ojos cerrados.
-Vamos para casa. -dijo tranquilo al ver que mi voz sonó algo adormilada. Él se separó de mí y me tendió la mano para ayudarme a que me levantara.
Íbamos caminando en silencio por la calles solitarias. Seguramente eran más de las cuatro de la madrugada, y lo sabía porque el frío ya era intenso. Sin pensármelo dos veces, me pegué a O'Brien y él rodeó mi cuerpo con su brazo, cosa que agradecí porque desprendía un calor agradable.
Llegamos a mi casa y subimos sin decir una sola palabra para no despertar a Raúl. En la habitación hacía más calor y nos quitamos los abrigos. Él se tumbó en la cama esperando a que fuera con él, pero yo me quedé de pie, dudando sobre qué hacer. Entonces encendió la lámpara que tiene sobre la mesa de noche y se sentó.
-Ven aquí. -me dijo algo ronco por el sueño.
Yo le hice caso y me senté a su lado.
-No estuvo bien... -hablé de repente.
-¿No te gustó? -me preguntó en un susurro, aunque sonaba como si estuviera preocupado.
-No, no me refiero a eso. -me rasqué la nuca. Si tú supieras.- Somos primos... Dylan, somos primos. -repetí más para mí misma. Él se mantenía en silencio.- Dios... -me moví un poco por lo pronto que me aclararon las ideas de un momento a otro.- Dylan, compartimos sangre... -susurré nerviosa.
-Sum, escucha. ¿Tú me ves como un primo? -Me quedé callada, pensando. En realidad, solo tengo a un primo más que es Raúl, y el solo pensamiento de estar besándome con él me parece repugnante. Pero con Dylan me siento como si necesitara estar con él. Como si un simple abrazo me diera energía y un sólo beso me subiera a las nubes. Entonces negué con la cabeza.- Yo tampoco. -dijo mirándome fijamente a los ojos.
-Es que no sé lo que siento... Es como si me... -gustaras.- Claro. Dices que no nos vemos como primos, y ese es el problema. -él me miró extrañado.- Nunca habíamos hablado. ¡Ni si quiera nos conocíamos! -susurré pero en un tono elevado.- Y un día mi madre me dice que tengo dos familiares que no conocía. ¿A quién se les ocurre poner a dos adolescente a convivir juntos? -empecé a decir frases sueltas.- Además, tú... -después de acostarte con alguien la dejas y te vas con otra.- Seguimos siendo primos, sea lo que sea que sentimos, no podemos cambiar que compartimos sangre.
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Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]
FanfictionSummer sufre un cambio en su vida y la convivencia en su hogar se ve afectada por dos familiares prácticamente desconocidos para ella. Al principio no le agrada la idea, pero durante el transcurso de la historia, la chica empieza a sentir cosas dife...