Capítulo 22

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-¡Hola mi amor! -dijo mi madre agarrándome de las mejillas.- ¡Ay! Mi niña hermosa.

-Que mona eres con toda la cara aplastada. -se rió Verónica.

Aunque ahora que vuelven a estar los mayores en casa lo mío con O'Brien iba a ser más difícil todavía, extrañaba tener a mi madre cerca. Aunque eso conlleve que me esté achuchando todo el rato.

-Ya, mamá. -me quejé y le aparté con cuidado las manos de mi cara. Ella soltó una carcajada.

Mi madre recorrió con su vista todo el salón, buscando a la única persona que no había saludado.

-Raúl está arriba. -hablé, recordando que hace dos horas que no sale de su habitación.

-¿Y eso? ¿Está malo? -preguntó preocupada.

-Está molesto conmigo. -dijo Verónica.

-Pero seguro que le pasa. Todos sabemos cómo es de dramático. -me apresuré a decir para esquivar el interrogatorio de mi madre.

-Ya está. Colocamos todo de nuevo. -dijo mi tío Erick, quien había subido a organizar las cosas que tenía en su maleta, otra vez. 

Había subido con Dylan, pero esta vez bajaba solo.

-¿Y Dylan?

-Está en la habitación con Raúl. -me informó.

-Sum, ¿me ayudas a coger las cosas para esta noche?

-¿Tienes una cita? -preguntó alzando una ceja mi madre.

-Sí, con Harry. -frunció el ceño.- Ya sabes, el que le gusta desde que era pequeña. -levanté repetidamente mis cejas.

-¡Ah, es ese Harry! -recordó.

-Solo espero que lo que tiene de guapo lo tenga de buena persona. -suspiró Verónica.

-Vamos anda. -le cogí de la mano y la arrastré por las escaleras hasta mi habitación.

[...]

-Ese debe de ser Harry. -dijo mi madre al oír que tocaron la puerta.

-¿Cómo estoy? -preguntó nerviosa.

-Tía, estás guapísima. Además, ese vestido rosa te queda genial. -la abracé.

-Espero que le guste lo que ve entonces. -habló nerviosa.- Gracias por el maquillaje Jessica. -le susurró a mi madre mientras le daba un abrazo.

-Cuídate y pásatelo bien cielo. 

-Bien, ¡Y ahora corre! -le grité divertida.- ¡Avísame cuando llegues a tu casa, guapa!

-¡Verónica! -la llamó Raúl desde las escaleras. Ella se giró sorprendida.- Pásatelo bien. -sonrió.

Ella salió dándonos a todos una sonrisa.

-Oye, mamá. -miré hacia Raúl.- Voy a hablar con Raúl y con Dylan un rato. 

-Espera un momento. -puso su mano sobre mi hombro.- ¿Qué quieres para cenar?

-¿Pizza? -me encogí de hombros.

Mi madre hizo una mueca de asombro.

-Vale, vale. -dijo feliz.- ¡Pues pizza entonces! -gritó mientras caminaba a paso ligero hacia la cocina. 

Erick, que estaba sentado en el sofá, me miró con el ceño fruncido al no entender lo que acababa de pasar. Yo me encogí de hombros y subí a buscar en qué habitación estaban.

-¡Guapo! -grité al abrir la puerta y ver a Raúl con cara preocupada.- ¿Qué te pasa?

-Sigue sin confiar en Harry. -miré hacia Dylan, quién estaba sentado frente a él en mi silla del escritorio.

Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora