Capítulo 24

12 3 0
                                    

-Dylan... ¿Estás despierto?

-No. -pasé un brazo por encima de Sum sin abrir mis ojos. Ella soltó una risa.- ¿Qué hora es?

-Nueve.

-Es temprano. -dije con voz adormilada, quejándome. 

-Espabila, que quiero salir contigo. -me sacudió un poco.

-Sal con Raúl. -dije sin abrir todavía los ojos. Estiré de nuevo mi brazo pero no noté nada. Entonces, abrí los ojos y me di cuenta de que yo estaba casi en el filo de la cama y Sum se había apartado de mí hacia la otra esquina.- ¿Te... enfadaste? -no contestó.- No te enfades, Sum, -me acerqué y, en un movimiento rápido, me coloqué sobre ella. Su expresión era seria pero parecía querer reírse.- lo decía de broma. -seguía sin contestar. Suspiré.- ¿A dónde quieres ir?

-¿Ahora quieres salir conmigo? -yo asentí.- ¿Por qué?

-Porque te quiero. -levanté mis cejas.

Summer se sonrojó y apartó la vista hacia un lado, con una sonrisa en sus labios.

-¿Me lo dices para que te perdone? -preguntó tímida.

-Te lo digo porque nunca lo hago. -recordé lo que había pasado.- Anoche, cuando entraste en el baño y no contestabas... No sé cómo describirlo, pero sentí algo que nunca había sentido. Necesitaba saber que estabas bien y... después, la impotencia de solo poder abrazarte porque no sabía lo que tenías... 

-Está bien, no pasa nada. -acarició mi mejilla.- Me tranquilizó sentirte cerca. No tuviste la culpa de que me pusiera así.

-Creo que sí la tuve. -dije pensativo y ella frunció el ceño.- Necesitabas oírlo y no te lo dije. Querías que te dijera que te quería, pero estaba confuso y por una vez quería hacer las cosas bien y no ir demasiado rápido. 

-Está bien. No pasa nada. -susurró y dio una mirada rápida hacia mis labios.

-¿Quieres que te bese? -me acerqué un poco hacia ella, quien se había vuelto a poner nerviosa.- Me gusta cuando te sonrojas. -susurré. Sum permanecía en silencio, pero su respiración se había agitado un poco.- Cuando soy yo el que te sonrojo. -sonreí y vacilé, rozando mis labios con los suyos. 

Summer me agarró de las mejillas y me acerco más a ella para que finalmente le diera el beso. Se le escapó un gemido ahogado y gruñí al sentir una presión en mi entrepierna. Durante el beso, Sum me acariciaba la espalda y, arriesgándome a que reaccionara mal, tracé un camino con las yemas de mis dedos, por encima de la tela de su fina camiseta, desde su abdomen hasta uno de sus senos. Lo envolví con la palma de mi mano y luego lo acaricié lentamente. Ella se tensó y noté que su cara emanaba calor. Sus caricias en mi espalda pararon y soltó un grito ahogado de sorpresa. Abrí los ojos y la miré. Sus labios hinchados estaban separados, pero no dijo nada. Desplacé mi mano hacia su abdomen, pero su mano me tomó por sorpresa y cogió la mía, redirigiéndola a su pecho. Sus ojos brillaban y el tono verde se había oscurecido.

-Sigue. -susurró desesperada y volví a juntar nuestros labios.

Su cuerpo dejó de estar tenso y sentí cómo se arqueaba ligeramente. Ambos gemimos al rozarnos. Bajé mi mano lentamente y la tomé por la cintura. 

-Yo también te quiero. -susurró sonriendo.

-Alguien me puede decir, ¿¡Qué está pasando aquí!?

Ambos miramos sobresaltados en dirección a la puerta.

-Intenté pararlo... -se disculpó Verónica.

-¡Sal de su cama! -me gritó enfurecido.- Summer, dime que no es lo que parece, por favor. -acarició su frente en desesperación.

-Yo... -Sum se había quedado inmóvil, parecía que no le salieran las palabras.

Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora