Capítulo 10.

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Mi madre parecía enfadada.

Yo miré a Dylan, quien me miraba extrañado y divertido por lo que acababa de pasar. Rápidamente, reaccione y me baje de él.

-Yo... yo ya me iba.- dijo saliendo Verónica de la cocina, escabulléndose de la mirada asesina de mi madre clavada en nosotros dos.

Mi madre se cruzó de brazos.

-Verás. Bajé a beber agua, -explicaba O'Brien.- y se me cayó el vaso de cristal.- dijo mirando hacia los trozos de cristales que había sobre el fregadero.- Entonces Summer apareció, gritó, y me pegó con el palo de la fregona. -habló con total serenidad.

Mi madre posó su mirada en mí exigiendo una explicación.

-Es que, oímos como había alguien en la cocina, y pensamos que O'Brien, en realidad era un ladrón. -dije cabizbaja de la vergüenza.

-Adolescentes... -dijo mi madre mientras subía las escaleras para volver a su habitación y negaba con la cabeza.

-¿Qué fue eso? -habló Dylan refiriéndose a cuando me subí sobre él como un koala.

-Me asusté. -respondí seria.

-¿Gafitas?

-¿Ahora qué? -pregunté molesta mientras me servía un vaso de leche.

Estamos en junio y hace bastante calor, por lo que se me apeteció un vaso de leche fría.

-Lo de antes, solo era una broma. No era para ponerte así.- dijo restándole importancia.

Yo lo miré mal.

-¿Qué?- dije molesta. -Primero, me ves desnuda en el baño y me sueltas un comentario de mal gusto. -dije enumerando con las manos.- Después, me gastaste aquellas bromas, según tú, en mi habitación. Además, me dejaste en ridículo frente a todos, en especial frente a tu padre, mientras cenábamos y te reíste de mí. Y por supuesto, no podían faltar tu frases arrogantes y egocéntricas cada vez que mantenemos una conversación. -suspiré y dejé el vaso en el lavavajillas. Me senté sobre la mesa de brazos cruzados. O'Brien imitó mi gesto.

Nos quedamos un rato en silencio.

-Perdón.-dijo en voz baja mirando hacia delante.

-¿Qué? -pregunté sorprendida ante su disculpa.

-No me hagas repetirlo, por favor. -habló esta vez mirándome.

-Perdón. -reí.- Es que nunca te había escuchado disculparte. -dije ya en una postura mas relajada.

-Ya, es que eres a una de las primeras personas a la que se lo digo.

-Ah, bueno. Te perdono. -dije saltando de la mesa para posicionarme frente a él.- Pero con una condición.

-Uhm... Depende.  -habló curioso.

-Me tienes que dejar ver la peli que yo quiera.

-¿Cuando? 

-Uhm... No lo se. No había pensado en eso. -dije pensativa mientras rascaba mi barbilla.- Cuando tú quieras. -terminé de hablar. 

Iba a dar un paso para regresar a mi cuarto, cuando su mano tocó mi hombro en signo de que  me parara.

-Ahora. -dijo clavando su mirada en mi.

-¿"Ahora" qué? -pregunté sin entender.

-Quiero ver la peli ahora. No tengo sueño y por tu cara intuyo que tú tampoco. Además, mañana es viernes pero hay huelga. -se encogió de hombros.

Las pesadillas se convierten en sueños [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora