Vigésimo Noveno Capítulo

21 5 0
                                    

Celeste

Aún recuerdo la primera vez que me vi envuelta en una situación similar, mi mente todavía tiene presente la sensaciones de impotencia y miedo que tuve en aquel momento en el cual vi el recuerdo sobre la muerte de Bernard, pero la diferencia es que en aquel entonces no sabía si eso era real o no y aunque si lo hubiese sido, como resultó serlo, no tenía ni la menor idea de quién era la persona asesinada; pero ahora todo es diferente, ahora tengo la certeza que si alguien muere podría ser parte de mi familia. El mensaje que el espíritu de mi mamá le dio a Jack fue bastante claro, alguien morirá y esa persona será un familiar mío.

No puedo permitirme dejar fallecer a un conocido mío, así que voy a hacer todo lo que pueda para evitar tal catástrofe. No me siento tranquila aun sabiendo que mi padre se encuentra en la casa y que mi hermano está muy ocupado terminando trabajos de la secundaria como para salir con sus amigos, cualquier cosa puede pasar, los seres humanos somos tan frágiles y en cualquier momento el esclavo del Maligno puede entrar por la puerta y asesinarnos uno por uno. Además, esto representa una amenaza para mí también, si el esclavo del Maligno va a quitarle la vida a alguien tan cercano no tardará mucho en llegar a mí.

He calculado cualquier acción que me impida proteger a mi familia: no estoy saliendo mucho de casa y ya no dejo que mi hermano ni mi padre se queden solos. Por otra parte, también he dejado un poco de lado el tema de mi bisabuela Carrie y la relación de Bernard y mi papá, no he podido concentrarme en eso con semejante noticia que Jack me vino a dar ayer. Cualquier cosa queda en segundo plano comparado con la seguridad de mi familia. Todo el día he estado pensando en confesar todo a mis padres, incluso hablé con Chelsie de la idea, pero aún no estoy preparada, aunque si esta amenaza llega a niveles más peligrosos y es necesario que les cuente todo, lo voy a hacer.

Si mi madre estuviese aquí sé que me apoyaría y que juntas superaríamos esto. Estoy segura que ella nos está ayudando desde el lugar donde se encuentra, nos debe de estar vigilando y cuando vio que estábamos en peligro se le apareció a Jack para darle la advertencia. Cuánto la adoro.

Volteo a ver a todos lados de la habitación para verificar que no haya ningún movimiento extraño, he estado paranoica desde ayer, cualquiera lo estaría en mi posición. En mis manos se encuentra la supervivencia de mis seres queridos, si alguno fallece jamás me lo podría perdonar, se crearía en mí un vacío sentimental como el que me dejó mi progenitora el día en que murió.

— Te ves muy preocupada— Escucho la voz de un hombre. Mi padre. — ¿Te pasa algo?

— No papá, estoy bien. No te preocupes. — Miento.

— Si es por el tema de Bernard, te vuelvo a repetir que no sé nada— Ahora es él quién me miente.

Le dirijo una sonrisa.

— ¿Por qué no vemos un poco de televisión? Eso nos ayudará a relajarnos— Hace una pausa — Yo también me encuentro muy asustado, el vuelo de tu hermana despega hoy y espero que todo salga bien. Es tan pequeña, yo a su edad ni pensaba en subirme a un avión y mucho menos irme de intercambio a otro país.

— Yo también, espero que no pase nada malo. — Menciono con preocupación.

Mi padre y yo bajamos hacia la sala utilizando la rampa que ayuda a mi papá a desplazarse por la casa en su silla de ruedas. Nos colocamos frente a la tele.

— ¿Qué vas a poner? — Le pregunto.

— Estoy viendo una caricatura muy entretenida, se llama los Supersónicos. Veré si la están pasando en este momento.

El hombre que me dio la vida, a pesar de tener la edad de un adulto, aún sigue siendo muy fan de ver caricaturas, algo de lo cual siempre me he reído. Mi padre enciende la tele y luego comienza a pasar los canales. Observo que algo me llama la atención.

PretéritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora