Trigésimo Tercer Capítulo

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Celeste

Tengo los ojos rojos de tanto llorar, no he parado de hacerlo desde la discusión con mi papá. Aunque el tema que más me tiene agobiada es saber que Bernard es mi padre biológico, también estoy preocupada por lo que pasó con el bibliotecario, y, por supuesto, por el tiroteo de la biblioteca, el cuál creo fue propiciado por el esclavo del Maligno. Claro, estoy dolida, y mi mente se siente confundida, pero no puedo dejarme llevar por mis impulsos, me voy a dedicar a investigar todo para detener al esclavo, luego voy a enfocarme en Bernard y en el tema de mi bisabuela Carrie, que entre tantas cosas ya se me estaba olvidando.

Me lleno de valor y me doy ánimos a mí misma. No tengo que permitir que nada ni nadie me detenga, soy una luchadora. Por supuesto, necesito tiempo para asimilar los nuevos descubrimientos, pero por desgracia no lo tengo. No puedo permitir que alguien más muera. Debo dejar de lado lo que me distrae y concentrarme. Necesito ser fuerte.

El collar que el bibliotecario me dio no me muestra nada más de lo que ya había visto al entrar a casa. De nuevo me he quedado sin pistas, otra vez estoy acorralada. «No te desesperes» Pienso. Trato de concentrarme mucho, tiene que haber algún cabo suelto que haya dejado de lado, algo que se me hubiese pasado por alto.

Bajo las escaleras y me convenzo a mí misma que voy a lograr mis objetivos. Me topo con mi padre antes de salir por la puerta.

— Hija tenemos que hablar— Me dice alterado.

— Sé que hay muchas cosas por resolver, pero justo en este momento tengo que solucionar un problema mucho más grave. Necesito irme. — Digo alterada.

— ¿Más grave que el tema de Bernard?

— No lo entenderías si te lo explicase.

Salgo por la puerta. Al estar en la calle me fijo en un reloj que hay tirado a unos cuantos centímetros de donde yo estoy, camino hacia él y lo miro por unos instantes. Intento recordar donde he visto este objeto antes. Ya sé. Jack. Es el reloj de Jack. Me agacho y lo tomo con mis manos. Se me muestra un recuerdo. Jack está siendo secuestrado, aunque no veo por quién. Tiro el objeto al suelo y me llevo las manos a la boca, estoy en shock.

Trato de pensar rápido, necesito una solución a mi problema. No sé dónde puede estar el chico, no tengo ni la menor idea de donde puede estar, lo que sí sé es que esto es obra del servidor del Maligno. La única forma de averiguar cómo rescatar a Jack es saber quién es el asesino. «El callejón» Pienso «Es la única pista que tengo. Necesito de una vez por todas activar mi poder y ver quién mató a Bernard».

Una lluvia intensa comienza a caer por toda la cuidad, el ambiente está perfecto para una película de acción. Tomo el autobús hacia el sur de la ciudad y luego corro hasta el callejón. La lluvia se empieza a tornar cada vez más fuerte, la ignoro y tan solo sigo corriendo como una desquiciada, tal cual lo hice el día que mi hermana murió. No me voy a dejar vencer por ningún motivo, aunque tenga que estar en el callejón toda la noche tratando de activar mi don, voy a descubrir al esclavo del Maligno. No puedo dejar que Jack muera, jamás me lo perdonaría, ya dejé ir a mi hermana y a Bernard, no dejaré ir a alguien más; en especial a una persona que ha llegado a ganarse un lugar en mi corazón.

Llego al callejón. Observo lo tétrico y húmedo que está el lugar y pongo cara de asco. Con mi cuerpo y ropa empapados, coloco mi mano en el suelo y me concentro. Ya no puedo esperar más, necesita resolver de una buena vez todo este embrollo.

Comienzo a soltar muchas lágrimas que se combinan con la lluvia, dejo que todas mis emociones fluyan y luego cierro mis ojos. Por mi mente pasa todo lo que este problema ha traído a mi vida: la muerte de mi hermana, descubrir que mi padre biológico es en realidad otra persona, y sobretodo crearme mucho estrés ansiedad y desesperación.

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