Pretérito

Décimo Tercer Capítulo

Celeste

Desde ayer he estado muy pensativa, ya que la visita de Jack hizo que muchas preguntas se formularan en mi mente. Durante toda la mañana pasé tratando de analizar lo que él me contó y me tomé el tiempo de examinar cada una de las palabras que recuerdo que mencionó. Al principio de la conversación llegué a pensar que estaba inventando algunas cosas, pero de un minuto a otro un extraño señor se apareció de la nada, confirmando todo lo que me contó. Estoy segura que Jack no tiene ni la menor idea de quién era, pero yo sí, el hombre con el cuchillo en el pecho en definitiva era Bernard, el mismo del cual encontré su cuerpo en el callejón aquel día. Al principio no lo había identificado, pero luego de buscar en mi mente lo reconocí. Estoy muy asustada, algo me dice que el alma del hombre está aquí por alguna razón, quizá quiere buscar venganza porque no pude evitar su muerte y si es así, me encuentro en un grave peligro. A pesar de todo hay una cosa que no logro entender y que me tiene más agobiada que todo lo demás: la aparición de la mujer que dijo que salvara su alma. Al contrario de Bernard yo no poseo ninguna información sobre ésta, y por lo que me dijo, la confusión es mayor.

No tengo ninguna fuente de información que me diga que es lo que pasa. El chico que vino ayer me dijo que yo soy la encargada de salvar al mundo de una gran amenaza llamada el Maligno, pero no tengo ni la menor idea de lo que eso significa y por si fuera poco, poseo un dolor de cabeza muy fuerte y no me deja pensar con claridad. Todo lo que está pasando ha creado en mí mucho estrés y no tengo forma de sacarlo. A veces me gustaría hablarle a Chelsie y contarle lo que pasa, pero la pobre está muy asustada después de lo que pasó en el callejón, ya que ella sufre de estrés post traumático y ver a ese hombre muerto la afectó mucho, tanto que ahora tiene consultas con una psicóloga dos veces a la semana. Por eso es que no quiero causarle aún más problemas contándole todo lo que me está pasando.

Todo este estrés que estoy viviendo ha provocado que me encuentre muy enfadada estos últimos días, por ejemplo, ayer me peleé con la enfermera después que Jack se fuera, discutimos de nuevo por una tontería, pero descubrí que sin duda alguna no es buena idea enojarse con la persona que cuida a tu padre, ya que no sabes si puede hacer algo que perjudique a tu progenitor. Aunque, ¿cómo es posible no enfadarse con ella si en todo momento me está diciendo qué hacer como si fuera mi madre? Por la mañana me ha dicho que arregle mi cuarto y que lave los platos; pero ella no tiene ningún derecho sobre mí. He tratado de llevarme bien con la mujer, pero si sigue tratando de tomar el rol de mi madre tendré que ponerle un alto, ya que tiene que entender que no tiene ningún parentesco conmigo, la próxima vez que intente mandarme voy a gritarle todas sus verdades en la cara y voy a hablar seriamente con mi hermano para poder estudiar la idea de contratar a otra persona que se límite a realizar sus obligaciones como enfermera, aunque por el momento no tengo buena relación con el chico ya que discutí con él cuando Jack se marchó; le mencioné que soy una persona grande y que tenía que dejarme vivir mi vida.

— ¿Hiciste lo que te pedí? — Pregunta con su voz irritante la enfermera acercándose a la puerta de mi cuarto.

— ¿Disculpe? — Respondo— Usted no es nadie para darme órdenes.

— Yo solo te comuniqué las órdenes de tu padre y me imagino que no quieres desobedecer.

— Claro. — Menciono sarcástica— Lo más raro es que en este momento mi padre está profundamente dormido. Además mi papá dejó de darme ese tipo de órdenes cuando cumplí la mayoría de edad.

— Muy bien. No quiero discutir contigo así que te voy a pedir que hagas las cosas para que tu papá no se enoje.

Se va como toda una ganadora. Me enfurece su actitud y en especial que mienta demasiado, la odio, inventa cosas para que haga lo que ella dice, es más que obvio que mi padre no le dijo las órdenes, así como ella lo afirma. Pero todo es culpa de mi progenitor, él nunca la regaña. A pesar que varias veces le he dicho lo que pienso, él nada más me ignora. Yo ya tengo veinte años yo ya soy una adulta y no una niña para que me esté mandando así.