Noveno Capítulo

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Celeste

La cabeza me duele bastante, todo a mí alrededor está borroso y un pitido muy molesto invade mi canal auditivo. Mi vista se aclara poco a poco mientras transcurre el tiempo, diviso donde estoy: en un hospital. Hay médicos, médicas, enfermeros y enfermeras por todas partes. Estoy conectada a unos aparatos y hay una persona que toma mi presión. Trato de moverme un poco para acomodarme mejor en la cama.

─ ¿Cómo te sientes?─Pregunta una enfermera que se encuentra cerca.

─ ¿Qué fue lo que pasó?─ Digo.

─ Te desmayaste y te golpeaste muy fuerte en la cabeza al momento de caer al suelo. Te hicimos unos exámenes para comprobar que no le hayas causado ningún daño a tu cerebro, pero todo está bien. Nada más te dolerá la cabeza por un tiempo, ya que el golpe fue muy fuerte y te provocaste una herida que suturamos cuando viniste. No tienes nada grave, el desmayo se dio gracias al impacto emocional que tuviste al ver el cadáver.

Recuerdo todo lo que pasó. Como un balde de agua fría se me vienen todos los sucesos a mi memoria, se figuran en mis recuerdos el momento cuando Chelsie y yo encontramos el cadáver, la cara de desesperación de mi amiga y la gran incomodidad que poseía.

─ Sé que te duele mucho la cabeza, ─ Comienza a hablar de nuevo la enfermera.─ pero la policía te está esperando afuera.

─ ¿Qué?─ Digo inquieta.

─ No te preocupes, quieren interrogarte según escuché, pero no debes preocuparte, no has hecho nada malo, solo es simple rutina: los policías tienen que saber cualquier cosa que los ayude en una investigación.

─ ¿Sabe algo de mi amiga Chelsie?

─ Está en la habitación de al lado, la situación le afectó mucho y tuvimos que darle un tranquilizante. Ella no se desmayó pero si estaba demasiado alterada y los niveles de su presión subieron demasiado. ─ Hizo una pausa para ordenar unas cosas ─ Tengo que irme, debo avisar que ya despertaste, los policías llevan mucho tiempo esperando. Trata de tranquilizarte y así no vas a alterar más el dolor de cabeza.

La enfermera sale de la habitación donde me encuentro. Imágenes borrosas siguen viniendo a mi cabeza, la vida de Bernard y el hombre asesinado se aparecen en mi memoria por medio de pequeños recuerdos.

De la nada, las luces comienzan a parpadear, una brisa muy fría envuelve toda la habitación y se siente un pequeño temblor, las cosas que se encuentran en las paredes y en algunas mesas empiezan a moverse, todo el lugar cambia su aspecto por uno muy tétrico. La figura de una mujer se posiciona enfrente de mí. Es huesuda, tiene los ojos rojos, va vestida con unas ropas viejas y rasgadas, su pelo es más negro que el azabache y en su boca tiene dientes podridos. Mucho miedo entra en mi cuerpo, mi respiración se acelera y mi corazón palpita muy rápido; intento moverme pero el dolor de cabeza me lo impide. La mujer se me acerca y se sube encima de la cama, su piel está llena de arrugas y su aliento huele terrible, todos los objetos a mi alrededor empiezan a elevarse y los focos de las luces se revientan de repente.

El espectro que tengo encima de mí, parece querer comerme, se me acerca aún más y entonces...

─ Buenas tardes─ Dice el policía que acaba de entrar a la habitación.

Todo está de nuevo como si nada: la mujer que estaba encima de mí desapareció, las luces están normales y los objetos no se están moviendo. Estoy desconcertada y a su vez nerviosa, todo mi cuerpo está temblando y tengo los pelos de punta.

─ Trate de calmarse señorita. Sabemos que usted no mató a ese hombre, puesto que el cadáver llevaba en ese callejón dos días y sus huellas no coinciden con las del arma asesina. Pero es necesario que nos diga todo lo que sabe, aunque no lo crea esto puede ayudar mucho con la investigación. Solo tendrá que contestar algunas preguntas y todo saldrá bien.

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